Me sentí muy ilusionado, cuando apoyado por unos compañeros,
conocedores de mis “archivos” sobre mis “vivencias” como
maestro en activo, me incitaron a que las publicara. Era una
de las razones por las que inicié la aventura de ponerme
manos a la obra; otra, venía de una idea surgida por la
responsable de Educación, que pretendía que todos aquellos
maestros que nos jubilábamos redactáramos unos documentos
donde se recogieran anécdotas ocurridas durante nuestra
trayectoria docente. Así lo hice yo, como, al menos otro
compañero. Quizás, en aquellos momentos no hubiera más
aportaciones, porque el proyecto, según mis informaciones,
no se realizó. Por esta principal razón me decidí, a nivel
personal, a recopilar mis anécdotas en forma de libro.
Mi falta de recursos económicos, hizo que me lo pensara
mucho, pero animado por escritores, con más experiencias que
yo en estos avatares, me decidí a solicitar una subvención.
Para tal efecto, previa entrega de los documentos exigidos,
intervine en la convocatoria de ayudas a la edición de
libros-2004. La misma tenía una consignación presupuestaria
de 18.000 euros. La Comisión de Valoración, tendría en
cuenta los siguientes aspectos: a) autor nacido en Ceuta o
residente en ella; b) tema de estudio centrado en Ceuta o su
entorno; c) interés cultural; d) trayectoria y proyecto
editorial. Por otra parte, las ayudas concedidas serían del
30% del coste de la edición.
Conocedor de la fecha de reunión de la Comisión de
Valoración, al día siguiente me personé en el Negociado
correspondiente para saber si había tenido suerte, o, por el
contrario, no había sido afortunado. Para mí, en aquellos
momentos era fundamental, casi vital, para mis intereses,
que me hubiesen concedido la subvención. Era mi interés que
el libro se presentara en la Feria del Libro de ese mismo
año. Y la tirada estaba a punto de terminarse, ya que en la
Imprenta Olimpia trabajaban denodadamente para que así
fuese. Pero, algo venía a romper mis ilusiones, cuando supe
que la subvención me la había denegado.
Todavía había un rayo de esperanza para que no fuese así. La
funcionaria que de forma extraoficial me trasmitía que no
había tenido suerte, sí que me comunicó que alguien (?)
quería hablar conmigo. Dejé pasar unos días, hasta conocer,
de forma oficial, que, en efecto, mis ilusiones se había
roto. Un escrito de la Consejería de Educación y Cultura de
la Ciudad autónoma de Ceuta, me dio la “estocada”
definitiva. En el mismo punto 2) de la parte dispositiva se
explica: “Se deniegan a las personas, entidades e
instituciones de Ceuta que figuran en el anexo II adjunto
sus solicitudes de subvención, siendo la causa única de
denegación el exceso de ejemplares presentados a la
convocatoria.” Lo que comunico en su condición de
interesado, significándole que ANDRÉS GÓMEZ FERNÁNDEZ, se
encuentra entre los relacionados en el anexo II, con el
libro “Vivencias de un maestro”. Y se termina “contra la
mencionada resolución se podrá interponer recurso de
reposición que cabrá fundar en cualquiera de los motivos de
nulidad o anulabilidad previstos en los artículos 62 y 63 de
la citada Ley…”.
La suerte estaba echada. Los libros había que pagarlos, por
lo tanto, una “ayudita” no me hubiese venido mal. Pero todas
las puertas no se cerraron, porque una mano tendida, la de
un gran amigo, me ayudó. ¡Y los libros se abonaron! Después,
su aceptación o no, nada tuvo que ver con el problema de la
subvención.
Transcurridos unos días, después de mi decepción, recibí una
llamada telefónica de otro autor, que vio también, como su
ciudad pasó de puntillas ante la subvención de su libro. El
comunicante disponía de mejor información que yo, pensando
que se había cometido una injusticia en el reparto de los
18.000 euros presupuestados. Posiblemente fuese así, porque
el total de lo consignado para la ayuda a la edición de
libros-2004, se había ido íntegramente a una Editorial de la
Ciudad Condal, -“el premio gordo” de los libros-. Se conoce,
lógicamente, que no cumpliera con el anexo II, y sí con el
anexo I, que diría lo contrario. Mi compañero en este “vía
crucis” me invitó a que podríamos interponer recurso. Le
dije que necesitaba ampliar lo comunicado, porque dicho así
“sonaba” que una Editorial de Barcelona que se llevaba todo
el importe de la subvención, me parecía una broma.
Recabada una aclaración sobre lo que parecía un hecho de
claro partidismo, a todas luces, injustificado – si es que
el partidismo pudiera justificarse - se me dijo que esa
Editorial trabajaba para la Ciudad Autónoma de Ceuta, sobre
determinados temas de interés, de índole histórico. Bueno,
siendo así, paré las intenciones del tan frustrado compañero
de viaje en las tareas literarias. ¡No hubiese servido para
nada!
Me viene a la mente unas reflexiones: A) Si el presupuesto
previsto para la subvención de libros-2004 se lo lleva
íntegramente la mencionada Editorial, ¿para qué nos
convocaban, si ya de antemano estaba concedido? Por otra
parte B), la única causa de denegación fue el exceso de
ejemplares presentados, ¿Se referían a autores, o al total
de los ejemplares que presentamos todos? En mi caso concreto
fue, como se vio en el transcurso de la venta, excesivo.
Presentar en nuestra ciudad 500 libros, sobre un tema que
aunque relacionado con la enseñaza, estaba dirigido a muy
limitado número de lectores. Pues gracias a la colaboración
presentada por algunos centros educativos, que incorporaron
en sus bibliotecas varios ejemplares, el problema fue menor.
¡Y eso que el libro tuvo una gran difusión en los medios de
comunicación!
Para finalizar esta aventura-desventura, todavía estoy
esperando que “alguien” me llame, como así se me hizo
constar en mi primer contacto con la triste realidad. Pude
apreciar, en al acta, que en el lugar reservado a los
“condenados” a no recibir la subvención, junto a mi nombre
había una señal. ¿Para qué, “alguien”, quería hablar
conmigo, cuando la suerte estaba ya echada?
Quizás, para decirme que no me apurara, que otra vez sería,
dándome en la espalda una palmadita de consuelo. Me quedé
con la duda, porque ya no me llamarán. Por todo ello,
estimado lector, si alguna vez se le ocurre publicar aquí,
no se lo piense y busque otro lugar, porque posiblemente
tenga más suerte que yo.
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