Este verano estamos asistiendo al envió indiscriminado de
comunicados de prensa a los medios informativos de la
ciudad. En dichos comunicados, hemos podido leer acusaciones
de prevaricación, criticas destructivas e incluso,
vejaciones, todos ellos dirigidos a cercenar la imagen del
Presidente de todos los ceutíes, Juan Jesús Vivas Lara, la
imagen de la concordia, de la educación y del compromiso con
sus conciudadanos.
El nerviosismo ha alcanzado a una formación cuyos dirigentes
conocen sus propias limitaciones y además, conocen
perfectamente la existencia, en el seno de su formación, de
un grupo importante de militantes discrepantes con la
gestión desarrollada desde los órganos directivos y por
tanto, a la espera de los resultados electorales de los
próximos comicios para asaltar, por los causes estatutarios,
la secretaría general. Por ello, justificado para sus
actuales dirigentes la utilización de todos los medios
existentes, incluso los moralmente dudosos, para intentar
proteger su actual estatus.
Aunque, quizás este nerviosimo pueda estar causado por lo
calores veraniegos que han podido afectar el funcionamiento
de sus órganos cognitivos, no permitiendo el normal
funcionamiento de las conexiones neuronales y con ello,
malinterpretar la documentación recibida desde el Gobierno
de la Ciudad provocando la redacción errónea de los
comunicados mencionados e incluso, concebir que el voto
inmigrante recaería sobre su formación cuando la realidad es
totalmente diferente, tal y como conocemos perfectamente los
ceutíes. En nuestra ciudad, el voto inmigrante recaería, sin
ninguna duda, sobre la coalición creada recientemente.
No obstante, esperemos que la vuelta de las vacaciones,
alejados de los calores estivales, consiga alejar la
utilización de estas tácticas furtivas de la vida política,
erradicando el actual clima de tensión provocado desde la
damagogia y la ignorancia.
En definitiva, por el bien de Ceuta y de todos sus
ciudadanos, deseemos un retorno a la normalidad política, un
trabajo de oposición laborioso pero honorable alejado de la
rumorología y basado en la interpretación correcta de la
documentación aportada, desterrando la difamación y el trato
vejatorio hacia sus oponentes y por supuesto, distinguiendo
la disputa política de la judicial.
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