Todos se preparan para hacer
frente a la ”batalla” que tienen que sostener, para obtener
los votos suficientes que les lleven a tener un silloncito
en la Asamblea y, algunos otros, para aferrarse al sillón
que poseen no sea que se lo vayan a quitar y vuelvan a ser
lo que fueron antes, unos don nadies, que tuvieron la enorme
suerte, de que la tómbola de la democracia les trajera la
gorra y el pito con mando.
Pero no crean que la “batalla” se va a dar, solamente, entre
los partidos que entran en lisa para tratar de ganar las
elecciones. Si piensan eso se equivocan de medio a medio.
La batalla, por ocupar un silloncito de poder, en la
Asamblea, se viene desarrollando en el seno de los partidos
desde hace bastante tiempo.
Luchas intestina de unos contra los otros, para hacer
méritos suficientes, ante quienes deciden los nombres que
irán en las lista que se conformará para tener la
posibilidad que le toque un buen númerito que, al menos, les
pueda asegurar el ”papeo” durante cuatro años y, sobre todo,
poder presumir de decir eso que se les llena la boca al
decirlo: ”nosotros los políticos”.
Les puedo prometer y prometo, la frase no es mía, es de un
gran hombre, Adolfo Suárez, uno de los mejores presidentes
que ha tenido España desde la llegada de la democracia.
Aclarada la cosas, a cada uno lo suyo, les puedo prometer y
prometo que, cuando escucho semejante frase, me entra la
risa y tengo que dejar todo cuanto estoy haciendo, hasta que
se me pasa el efecto del chiste. Porque, todos estos
politiquillos de medio pelo o del tres al cuarto, como
ustedes lo prefieran, al decir la frase, cuentan el mejor
chiste que de la política se puede hacer, como es el
autodenominarse “nosotros los políticos”.
Cómo será la cosa que, algunos de ellos, en una alarde de
sus grandes conocimientos políticos, hicieron la propuesta
de que les llamaran señorías. Para mearse y no echar una
gota o como diría la sabia de mí abuela, ”en su vida la
habían visto más grande”.
Y, de verdad, sin bromas, les entiendo, ellos nunca fueron
nada de nada en la vida, algunos de ellos sin saber apenas
leer y escribir. Es de pura lógica que, esa criaturas,
pensaran lo que iban a “fardar”, ante el personal, cuando
estos les llamaran “señoría” .Y, además, que era algo para
toda la vida.
Pues seguirán habiendo muchas más ”señorías”, en cuanto
lleguen las próximas elecciones.
Pero antes, para llegar a serlo, tendrán que combatir
duramente contra sus enemigos con todas las armas a su
alcance, incluidas las del conocido peloteo, lameculos, las
puñaladas traperas o los abrazos de Vergara.
Esas luchas empleando, cuantas armas hemos escrito, hace una
jartá de tiempo que empezaron, entre todos aquellos que
esperan a ser elegidos para ir en esa lista de veinticinco
,que tienen que confeccionar los grandes hombres del
partido.
Hace mucho efecto, para conseguir uno de esos puestecitos,
el pegarse como una lapa, a algunos de aquellos que les
tocó, en la tómbola de la vida la gorra y el pito con
mando.Que no es que sean más listos que los pelotas y
lameculos, sino que tuvieron la suerte de que les tocase
semejantes instrumentos, todo ello, gracias a una publicidad
gratuita que por cierto, cada vez, el personal se cree
menos, a pesar de que algún estómago agradecido, quiera
hacerle creer, al personal, que es el no va más de la bondad
exquisita.
Nuestro consejo, a todos esos aspirantes a ir en las
mencionadas listas, este no lo vamos a cobrar, somos así de
buenos, sin publicidad pagada por los demás y apuntándosela
servidor, es que se peguen al costillaje de quien tenga más
poder, en estos momentos, sin equivocarse porque igual se
confunden de personas y, entonces, meten la patita hasta el
corvejón.
No seáis tontos, tenéis que elegir bien, sin equivocarse y
sin dejarse llevar por las apariencias porque, hay
personajillos, de eso que tuvieron la suerte, en sus vidas,
de que les tocase en la tómbola la gorra y el pito con
mando, que están atravesando horas bajas.
Eso lo han detectado, con ese olfato especial que tienenlos
pelotas y lameculos, que los han ido abandonando, pegándose
a otros costillajes que desde luego, en estos momentos, son
mucho mejores.
En política, como en otros ordenes de la vida, la
prepotencia nunca ha sido una de las cualidades que deben
adornar a un individuo por mucho que, algunos de estos
politiquillos del tres al cuarto, falto de personalidad
hayan recurrido a ella.
Es, sin duda alguna, la prepotencia el escudo protector, de
todos aquellos politiquillos de medio pelo, que lo anteponen
ante su falta de cultura y conocimientos en materia
política, de la que no tienen ni...idea.
Venga, no paren, no paren, de hacer la pelota para conseguir
ese silloncito que les asegure el ”papeo” durante cuatro
años y les permita entrar en el círculo de sus “señorías”.
Sin equivocarse, no vayan a tener que decir aquello de: “con
la iglesias hemos topado”.
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