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OPINIÓN - LUNES, 21 DE AGOSTO DE 2006

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

La moda “sí” incomoda
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

Como soy más repetida que la porra antequerana y el salmorejo, cuando hablo de modas siempre hago alusión a una vieja anécdota familiar, relata por mi madre con la figura de su abuela Virginia como protagonista que blandía unas tenacillas hirvientes intentando sacar de los lacios pelos de aquella niña de la guerra una dorada melena a lo Shirley Temple, a fuerza de crueles tirones mientras peroraba con su acento manchego “La moda no incomoda”.

Y es cierto que, seguir modas y tendencias es, muchas veces, una esclavitud. Pertenezco a una generación de los setenta que íbamos con tacones y faldas a la facultad, para diferenciarnos de las gurripatas del rojerío, que presentaban, normalmente, el look porcachón. Así, las niñas del Jesús María nos encaramábamos en taconazos dolorosos e hirientes con los que penábamos por las calles empedradas de aquella ciudad, por aquel entonces, absolutamente mágica ya que la voracidad de promotores y tiburones inmobiliarios aún no habían jodido los centros históricos de nuestras ciudades.Ibamos estragaítas de frío, hambrientas por conservar la delgadez extrema, incomodísimas y suspirando por un buen par de mocasines, pero compensaba por nuestra extrema distinción de chicas de Nuevas Generaciones de AP, nada que ver con las tías buenas, que militaban en Fuerza Nueva ni con las zarrapastrosas de la izquierda.

¿Qué si todavía peno cada vez que me arreglo? No, que va, desde hace veinte años no he, ni tan siquiera olido, un par de tacones y soy minimalista ¿Qué estoy confundiendo la austeridad estética del minimalismo con mi escasez extrema y endémica? Puede, pero voy sobria a la par que sencilla y no es que pase de la moda, porque soy muy head hunter, que es como se dice en ingles a los buscatalentos que espían las nuevas tendencias, eso si, adecuo las tendencias a mi look andrógino, que duplicaré en androginia cuando comience el tratamiento del caro Dobupal y abandone los mierdosos antidepresivos tricíclicos que son lo peor y sientan fatal los muy cabrones.

Modas, modas…Les cuento la última moda por la A 92. la peligrosa carretera andaluza y por la N 340 que recorre nuestro litoral. Resulta que vienen niñatos de Italia y vienen moritos finos, de esos que son árabes y se pillan los Masserati, los porsche y los Ferraris que les compran sus papás y se dedican a hacer carreras con apuestas millonarias de dinero. Si el carro no es de lujo lo alquilan en Marbella a precios prohibitivos y a correr. Porque es la moda y consideran que España es un país cochambroso y sin ley ni orden. Hasta que los italianinis de los cojoncines, después de sembrar el terror por toda la A 92 en su paso por Guadix, llegaron a la N 340, provocaron un accidente múltiple, mataron a otro conductor e hirieron a unos cuantos.

Todo en plan muy chuleta y preguntando precios cuando, los municipales les detuvieron. ¿A cuanto los estragos y el muerto? Los pijines se apostaban dieciocho mil euros que llevaban encima y dos fueron puestos en libertad con multas, mientras que, el conductor, está en el módulo de menores de Alhaurín, por haber matado a un ser humano y suspirando porque llegue su pudiente papá a ver si lo arregla. Con los moritos presurosos lo mismo: multones.

Pero lo peligroso no es la moda de que, unos jilipollas pretenciosos se dediquen a reventar sus cochazos de gran lujo, sino de la difusión de la noticia que, en lugar de servir de escarmiento, ha expandido la moda de las apuestas al volante, pasando tres pueblos de puntos, porque dicen que hay gente que se dedica, por internet, a arreglar la retirada de puntos previo pago y “todo” el mundo anda buscando direcciones para hacerle trampas a la DGT y que en lugar de comerse nuestros dineros, se coman los mocos salpimentados o condimentándolos en forma de salmorejo que así nutren más. Mala cosa que, la conducción temeraria no lleve aparejada la celebración de uno de esos “juicios rápidos” tan chapuceros y tan sin garantías que también están de moda y del juicio directos a cumplir unos mesecillos en el genuino Hotel la Reja de Alhaurín, donde los turistas van en excursión a echarse fotos en la puerta, porque es un destino muy VIP este verano.

Las tenacillas de mi bisabuela incomodaban, el eructo de la porra antequerana incomoda, los tacones vertiginosos estrozan los pies y dañan la columna y los juicios rápidos y la conducción temeraria en forma de carreritas con apuestas incomodan y joden al personal, porque asustan y son un auténtico peligro. ¿Qué los juicios no son peligrosos? A mi esa rapidez, ese “aquí te pillo aquí te mato” para ahorrar tiempo me parece a la vez un ahorro de garantías constitucionales y con esas garantías no hay ni que ahorrar ni que remendar de viejo. Al igual que los picoletos no deberían ahorrar, al momento de la detención de los niñatos temerarios, una primera gestión oficial, en forma de patada en el culo tal que, para sacarles el zapato hubieran de practicarles una cesárea y después, tan solo después, la lectura de derechos. En tiempos de la Oprobiosa Dictadura, por los modos y las formas del Franquillo, a nadie se le ocurría hacer correndijas por las parcheadas carreteras ni en el seílla ni en el SIMCA 1000. ¿Qué eran coches de mierda que iban renqueando? Pero es que, en aquellos tiempos, renquear a ochenta kilómetros por hora era mucha precipitación y si te pillaban los picoletos te podían meter una capujana que te cagabas directamente y todo eso sin leer derechos, porque no existían.

Ahora somos más finos y encima europeos, aunque los que vienen a correr en nuestras carreteras lo ignoren y crean que esto es Argelia pero sin barbudos. La solución sería imponer la moda de aunar los ordenadores de tráfico a nivel UE y de todos los países que tengan carnet por puntos y el punto que el francés, el belga o el italianini pierda en España lo pierda automáticamente en su país. No queda otra solución, porque en una España llena de turistas, los únicos a los que alcanza la incómoda moda de los puntos es a los españolitos, los transgresores externos pasan y como está visto, la moda que sí incomoda es correr.
 

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