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CULTURA - LUNES, 21 DE AGOSTO DE 2006


‘Sordera’ fue el más aplaudido. J.A.

música / noche flamenca
 

Maestría del cante jondo

Vicente Soto, Antonio Carrión y José
Galán, los más aplaudidos de la noche
 

CEUTA
Juanmi Armuña
juanmiarmuna@elpueblodeceuta.com

La voz de Ildefonso Álvarez rompe el silencio del auditorio. Su saber estar sobre el escenario y sus palabras rebosantes de flamenco preparan al público para el exquisito menú que más tarde degustarían con placer. El auditorio no acaba de llenarse, pero los asistentes crean un ambiente digno de las mejores fiestas flamencas.

El presentador da paso a Curro Malena, recordando sus inicios con Juan Talega o Antonio Mairena. Al toque le acompaña Antonio Malena. La voz del veterano cantaor es acompañada por el toque gitano y puro que caracteriza a Antonio, creando así una buena conjunción que muestra el flamenco más ortodoxo. El temperamento de Curro a la hora de interpretar sus cantes es reconocido por parte del público por un cálido aplauso. Y así se retira Curro del escenario, a paso lento y con un recital de piropos que venían del respetable.

La siguiente en aparecer en el escenario es Marina Heredia, una mujer que pertenece a esa nueva generación de jóvenes artistas que vuelven a mirarse en el espejo de los cantaores puristas. Al toque le acompaña José Quevedo ‘El Bola’, y a las palmas, Macano y Carlos. Su voz flamenca, dulce, con muchos matices y su forma de expresión tan actual crea un contraste que maravilla a los asistentes. Finalizando su actuación por fandangos y tangos da paso de nuevo a Ildefonso, quien presenta a las hermanas Mariscal.

Las jóvenes actúan así en la ciudad natal de su padre, quien por motivos de trabajo viajó a Lucena, donde se casó con la madre de ambas.

El cuadro flamenco de las hermanas compuesto por Mercedes Garrote al cante, Rafa al toque, Ángel a la caja y Mari Cruz a las palmas crean un ambiente de auténtico folcklore andaluz que motiva a Amalia y Charo para lucirse en el escenario.

Tras un descanso de media hora, el momento más esperado de la noche. Vicente Soto ‘Sordera’ hace acto de presencia sobre las tablas del auditorio. Al toque, Manuel Valencia, Manu Soto a las palmas y Jose Manuel a la guitarra forman un cuadro flamenco digno de acompañar al jerezano. En los cantes por soleares demuestra ser cada día más dueño de las tablas, con gran desenvolvimiento artístico, en pocas palabras, toda una institución en el flamenco más puro. De repente, una voz sale del público recordando a Manuel Soto: “hijo, cada día me recuerdas más a tu padre”.

Por seguiriyas y bulería más de lo mismo, maestría, sencillez y elegancia en la ejecución. ‘La bien pagá’ o ‘La Tarara’ fueron acompañadas por palmas por la mayoría de los asistentes. Al final de la actuación, fruto de su comodidad en el escenario, ‘Sordera’ se levanta de su silla y comienza a bailar, animando así a su cuadro flamenco y levantando de sus sillas a los asistentes.

El siguiente el actuar es José Galán, quien está acompañado al toque por Antonio Carrión. El repertorio formado por soleares, tangos y seguiriyas brindan a los ceutíes un viaje sonoro y puntual a las cunas del cante, bien estructurado en su sencillez. La potencia de la voz del veterano cantaor y la solera del toque de Carrión enamoran a los ceutíes.

“Antonio, tu guitarra parece que habla”, sale de la voz de un espectador mientras el guitarrista sigue derrochando arte sobre las tablas.

El broche de oro lo pusieron las hermanas Mariscal, quienes volvieron al escenario para deleitar a los ceutíes. Mercedes Garrote canta sin micrófonos y demuestra así la potencia de su voz.

La fiesta acaba con la mayoría de los artistas de la noche sobre del escenario. Un mano a mano entre Vicente Soto y José Galán acompaña a los movimientos de las cordobesas.

Con todo el público en pie se despiden los artistas, quienes lo han dado todo sobre las tablas del auditorio de La Marina. En camerinos fue una auténtica fiesta gitana, donde cantaores, palmeros y guitarristas demostraron que llevan el flamenco en las venas.

En definitiva, una gala que ha demostrado que no hay música que ofrezca más posibilidades de expresión personal que el flamenco. Una vez más se puso en manifiesto, con la presencia de voces cantaoras, la variedad de concepciones que admite un género musical que se canta y se toca sin partitura.

En la gala también quedó patente la buena labor de la Tertulia Flamenca, decorando así el escenario con sencillez pero creando así un ambiente muy acogedor.

El XXXV Aniversario de la Tertulia no podría haber tenido una mejor celebración. Artistas consagrados del mundo del flamenco estuvieron en Ceuta dedicando a los ceutíes una noche inolvidable, sencillamente magnífica.
 

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