PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura


Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - DOMINGO, 20 DE AGOSTO DE 2006

 
OPINIÓN / EDITORIAL

El progreso se mide en las políticas preventivas

Juan Jesús Vivas recibió ayer al equipo de 12 bomberos y dos mecánicos que acudieron voluntarios a tierras gallegas para colaborar en la ola de incendios que mantuvieron en jaque a la Xunta y el Gobierno de España en las últimas semanas. El presidente del Gobierno alabó, como no podía ser de otra forma, el trabajo solidario de estos profesionales al tiempo que lanzó un apoyo “moral” a Galicia por las pérdidas sufridas, no sólo a nivel medioambiental, sino también económico. Unas pérdidas que a nivel forestal y ganadero se cifran en 245 millones de euros. Como ya ocurriera en la tragedia del Prestige, una vez más, el conjunto de las comunidades muestra un decisivo apoyo solidario con Galicia y acude en la ayuda de esta región que parece haberse especializado en desastres naturales con la llegada del nuevo milenio.

Ambas catástrofes, aún respondiendo a causas muy diferentes, cuentan con varios denominadores comunes. El primero y más importante es la falta de previsión, que se agrava con el hecho de que en los dos casos (vertidos petrolíferos y ola de incendios) había un buen número de precedentes en la propia Comunidad Gallega. Otro de igual importancia puede ser la ausencia de una respuesta coordinada y tajante que solucione el problema al primer atisbo de su gravedad. Sin embargo el caso actual tiene una connotación más dolorosa. Mientras que el Prestige vino provocado por la irresponsabilidad un elemento externo, los incendios de este verano han sido provocados desde dentro, por la acción o la omisión de los propios gallegos. Muchos son los intereses que pueden llevar a la quema de un monte (reconversión del terreno, venta de la madera quemada, simple venganza...), pero ninguna justifica un delito que atenta contra todos; más aún cuando el fuego, una vez se extiende, se vuelve imprevisible. Que el triste ejemplo gallego sirva, de una vez por todas, para arraigar las políticas preventivas, que es donde de verdad se mide el progreso de un país.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto