La Junta de Andalucía ha estimado conveniente llevar a cabo
un programa de gratuidad de libros de textos, que se
extenderá el próximo curso a toda la etapa de Primaria y
sucesivamente a la ESO.
En primer lugar, los colegios entregarán un cheque-libro a
las familias que les permitirán adquirir en librerías o
centros comerciales de su elección los libros de texto para
el próximo curso.
El alumnado de entre 6 y 12 años, se beneficiará de esta
iniciativa para lo que la Consejería ha consignado un
presupuesto para tal efecto. Los libros serán propiedad de
la administración educativa y permanecerán, una vez
concluido el curso, en el Colegio para que pueda ser
utilizado en años sucesivos.
Los centros elegirán los libros que estimen más adecuados
para el desarrollo de su plan de Centro. Este material será
renovado cada cuatro años, salvo para el primer ciclo de
Primaria y el alumnado de Educación Especial, que se
repondrá cada curso. Además, al final de cada curso, los
centros revisarán el estado de los libros que no hayan
cumplido el periodo de vigencia para sustituir los que estén
en óptimas condiciones.
No se trata de un programa novedoso. A finales de los años
60, al menos en la provincia de Cádiz, se estableció un
programa de gratuidad, con la misma intención que el de la
Junta de Andalucía. El resultado fue negativo. Al año
siguiente no se pudo repetir, ya que los libros estaban
inservibles, pese al buen control de los maestros. Y estaba
previsto para un par de cursos. La experiencia sólo abarcaba
a los dos primeros cursos de la antigua Enseñanza Primaria.
Este proyecto de la Consejería de la Junta de Andalucía, con
toda seguridad, también esta condenado al fracaso. Al
tiempo. Dicho sea de paso, el cheque no cubre todas las
necesidades del alumno: por ejemplo, quedan apartados de la
gratuidad la Religión y el Inglés.
En cuanto se refiere a su reutilización durante un período
de cuatro años, ¡menuda labor para los maestros tutores!
¿Cómo se va a conseguir que un niño no dibuje algo en el
libro? Además, los libros actuales, al menos en los de
Matemáticas, incluyen unas actividades que el alumno debe
realizar en el propio libro. Claro, si se anulan por parte
del maestro, o bien, los libros para el programa no los
incluyen, este problema quedará resulto. Lo mismo que si se
realizan las actividades a lápiz con suavidad, y después se
borran, podrán reutilizarse.
Yo siempre he dicho, y lo mantengo, que el libro es
propiedad del niño. De hecho, pese a las recomendaciones de
padres y maestros para que pudieran pasar a los hermanos
menores, siempre en los libros encontrábamos notas
sorprendentes. Algunas impublicables. Cuando al alumno le
movía el interés por aprender o superar la materia, invocaba
a la virgen con estos bonitos versos: “Virgen Santa, Virgen
pura / que no me suspendan esta asignatura. También, para
aquellos enamorados, se veían unos corazones con sus
iniciales y una flecha atravesada. Del corazón herido
partían unas gotitas de sangre. Ahora estará prohibido que
les pongan sus nombres, por lo que ya nos podemos imaginar
lo que ocurrirá cuando, sin identificar al propietario del
libro, el lío que se formará cuando a uno se le deteriore el
suyo, pretendiendo, lógicamente buscar la oportunidad para
darle el “cambiazo”.
Pero, ¿cuánto le costará a la Junta el programa? Pues, en
una primera fase la cantidad de 63’3 millones de euros
(1.048 millones de pesetas). Una cantidad excesiva para una
autonomía que tiene todavía muchas carencias. En el propio
campo educativo nos encontramos con el mayor porcentaje de
analfabetos funcionales.
No puede sorprender que en el programa de gratuidad, no se
incluyan textos de Religión. Andalucía es la autonomía donde
mayores conflictos se han originado con la “guerra de los
símbolos religiosos”. Por ejemplo, los crucifijos sólo
podrán mostrarse durante las clases de Religión. Pero, más
todavía: se ha prohibido la celebración de cualquier tipo de
actividad extraescolar relacionada con la Religión, por
ejemplo dar charlas sobre Universidades Católicas, o más
lejos todavía, montar un Belén por Navidad. Y se advierte a
los maestros que, en caso de incumplimiento de la normativa,
se incoará el correspondiente expediente disciplinario. Y
resulta paradójico con un ochenta por ciento de alumnos de
Religión Católica, y tantas manifestaciones de fe en las
procesiones de Semana Santa, y otros tipos de “festejos”
religiosos, como por ejemplo El Rocío y otros. Un caso de
laicismo trasnochado. Es como decir, “el que quiera Religión
Católica que se compre un libro”.
Con respecto al Inglés y su exclusión del citado programa,
su discriminación, dando la impresión de que no sirve para
nada, siendo otra contradicción, ya que en los momentos
actuales el estudio de Inglés tiene una gran importancia,
sobre todo desde nuestra incorporación a la U.E. No tendría
que haber sido excluida.
La Junta “vende” la experiencia de gratuidad como una
ocasión inmejorable para estimular el sentido de la
responsabilidad, para acrecentar el aprecio y el respeto por
los libros y su cuidado.
Por otro lado, la experiencia de compartir, de conservar
para que un futuro cercano otros se puedan beneficiar de
esos materiales, el valor es la existencia de bienes
comunes, el sentido de pertenencia a una comunidad, a un
grupo, que usa y disfruta ordenada y armoniosamente de
instrumentos y medios propiedad de la colectividad… todo
esto configura un horizonte de posibilidades abiertas a la
educación en valores.
Por último, añadir que este programa de gratuidad de libros
para el curso 2008-09 está previsto su implantación
progresiva para aquellos cursos de Enseñanza Obligatoria. Y
yo me pregunto ¿se beneficiarán los centros privados
concertados? Porque de no ser así se estaría ante una
situación claramente discriminatoria. ¿Y los de Educación
Infantil? Ya acudirán los padres a reclamar al centro, esta
cercana discriminación, ya que en un mismo Colegio conviven
alumnos de la Enseñanza Primaria con los de Educación
Infantil. ¡Y, el año que viene, elecciones!
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