De entre todas las obras que ha elegido Ginés Serran para
enriquecer el patrimonio histórico artístico de nuestra
Ciudad, porque no cabe duda que las estatuas que se van a
erigir en sus calles incrementarán los fondos culturales de
Ceuta, la que representa la figura de Mohandas Karanchand,
es la que, para hacer una breve reseña o semblanza de su
biografía, cuenta con más material bibliográfico y, por
consiguiente, hace muy difícil entresacar los pasajes mas
interesantes que, como decimos son muchos, de la vida de
este ilustre “Mahatma” (“Alma Grande”) por antonomasia de la
época contemporánea.
Hijo pequeño de la familia Gandhi, conocemos de su infancia
y primera juventud que no fue aplicado en los estudios y que
sentía verdadera devoción y respeto por sus padres. Se
trataba de un muchacho tímido, retraído, característica que
no abandonaría a lo largo de su vida.
Estudió en Africa del Sur, país al que volvió, tras pasar
por Bombay y Rajkot, después de graduarse en leyes en
Londres, ciudad en la que se esforzó por integrarse en una
cultura totalmente diferente a la suya. Sin embargo, lo mas
importante y decisivo para el Mahatma Gandhi fue la lectura
de dos libros que marcarían profundamente su existencia: la
Biblia y el Bhagavadgita, cautivándole del primero los
pasajes en los que se postula el pacifismo a ultranza y la
ausencia de respuesta a las agresiones “a quien te hiere en
una mejilla, preséntale también la otra” (Sermón de la
Montaña). Del segundo, libro sagrado del hinduismo, Ghandi
extrajo enseñanzas acerca de la moral, la capacidad de
esfuerzo y la resistencia tenaz a la adversidad.
Gran parte de su existencia, deducimos nosotros de la
extensa bibliografía consultada, la dedicó el Mahatma Gandhi
a la lucha por la independencia de su país, dolido por las
condiciones de miseria que debían vivir sus compatriotas
llevando sus actos hasta los mayores extremos: eliminó
cualquier atisbo de ostentación de sus ropas y se alimentó
con lo estrictamente necesario, rechazando sus antiguas
convicciones occidentales y asumiendo la propia cultura
hindú, en la creencia de “que la opresión británica no solo
empobrecía la economía del pueblo hindú sino también sus
almas”.
Acabada la I Guerra Mundial, Gandhi organizo una campaña de
desobediencia civil, protestando por el mantenimiento del
estado de excepción una vez finalizado el conflicto bélico,
promoviendo a que no se pagaran impuestos, no se participara
en los actos públicos y no consumieran productos ingleses,
viéndose incrementado su prestigio como hombre sabio y
desinteresado día a día, contándose por millones sus
seguidores. Por estos actos incitando a la desobediencia,
fue encarcelado en 1932 no acabándose su actividad política,
que mantuvo durante toda su existencia, y campañas de
oposición por medio de resistencia pasiva contra la
legislación anti-asiática que terminó con la Ley de
satisfacción a los hindúes.
Monhandas Karanchand Gandhi (“Gran Espíritu”, como así lo
califican otros autores), fue condenado a prisión 17 veces y
se entregó al ayuno en 15 ocasiones. Había nacido el 2 de
octubre de 1869 en Portandar, Bombay, y falleció el 30 de
enero de 1948, asesinado por un fanático religioso que le
acusaba de traidor por propugnar la convivencia con los
musulmanes, quien le propinó tres tiros a quemarropa. Gandhi,
se sintió morir pero antes tuvo tiempo de perdonar a su
asesino.
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