¿Se pasean por las playas ceutíes
muchos machacas de gimnasio también llamados “musculitos”?
Aquí, en mi territorio, son una plaga y vienen recién
paridos por los gimnasios paleños que, a saber, son el Pitu,
el Tiempo Libre y el Sunset que aquí se pronuncia “Zanze”.
Yo iba al Zanze que está en la carreterita dando la fachada
trasera a las playas del Palo. ¿Qué están murmurando? ¿Qué
“precisamente” ese gimnasio es de una pobreza y de una
vulgaridad extremas? Bueno, fino no es, pa que nos vamos a
engañar, pero yo iba allí para que, mi hijo pequeño pueda ir
al elegantísimo Wellness del Perchel que tiene piscinas
climatizadas y parking y cafetería-restaurante macrobiótico
propios. Los dos no podíamos acceder al paraíso y yo me
conformé con mi Zanze y su público variopinto haciendo
culturismo en pobre y bebiendo clara de huevo en tetra brik
¡que asco!.
Pues de esas fábricas de musculación de barrio salen los
macistes que se contonean por las playas, depilados a base
de tirones de cera fría. ¿Qué si los del Wellness no se
depilan? Para mi que sí, solo que, como son más pudientes
acuden al carísimo tratamiento de láser y acaban tersos e
inmaculados como culos de bebé. Eso si, en las playas falta
“la furia de España” la imagen del españolito peinando
pelambreras y de pelo y rizo en pecho, de ese estilo que
hacían pontificar en tiempos pasados sobre “el hombre y el
oso cuanto más feo más hermoso”. Ahora es al revés “el
hombre y el oso cuanto más peludos más asquerosos”, además,
con los pelos no se precian los tatuajes y aquí todo quisque
va tatuado ¡que pechá de tinta!. Se ve desde la cabeza de
Camarón con la frese ¡Camarón Vive!, hasta águilas, seres
fantasmagóricos, atrevidos diseños en colores, caras de
gachiles, que más de uno se pirra por una gachí y se hace
tatuar su careto o su nombre, de ahí que también se vea a
más de uno con los esparadrapos de quien está borrándose con
láser caras y apelativos, porque el amor es casquivano y
voluble.
Las chicas se tatúan corazones, delfines, pulseras o
estrellitas, amen de iniciales y flores o letras chinas
entre cuello y espalda, de hecho, más vulgares que los
tintes de supermercado, pero la moda no incomoda y como
diría mi bisabuela materna “para hermosura hay que sufrir
recochura” y al tiempo aplicaba a los lacios pelos de mi
madre las tenacillas ardientes, para hacerle el peinado de
la niña de moda que era Shirley Temple.
¿Qué si hay la misma fiebre de machacas entre hombres y
mujeres? Aquí los hombres hacen más musculación y las
féminas temas aeróbicos, menos las más pudientes que hacen
Pilates con máquinas que es mi sueño dorado. Desconfíen de
burdas imitaciones y de esos top manta y malos remedos que
se han dado llamar “Pilates en suelo” o “Pilates con pelota”
El Pilates auténtico, o es con las máquinas y los
instrumentos originales, que suponen una inversión
millonaria, o no es. Lo se por siniestra experiencia del
quiero y no puedo, porque me apunté a la imitación barata y
una instructora carioca se limitaba a hacernos realizar
estiramientos “como si…” pero faltaba el “si…” es decir, la
cara máquina que te estira los músculos, los potros de
tortura que te arreglan las cervicales y el rarísimo y
estrambótico, pero también probadamente eficaz, decorado del
Pilates chic, que encuentras en varios exclusivos gimnasios
de Marbella y en un centro Pilates de Málaga al que yo
podría acudir sacando a mi Erik del Wellness y cambiando mi
pobre dieta mediterránea por el ayuno y la abstinencia
totales, algo para lo que, como no soy Ghandi ni mi Señor
que ayunó cuarenta días en el desierto de Jericó, no puedo
permitirme, por riesgo de inanición.
¿Qué si yo me tatuaría? No. Pero no me importa ver a varones
tatuados siempre que ponga “Amor de Madre” o algo muy de
toda la vida, lo que no soporto son los “I loye you María
Vanessa” porque siempre suelen acabar tapados por el
esparadrapo y dolorosamente achicharrados por el láser. ¿Qué
si se ve mucho musculeta de anabolizantes? Para mi que sí,
rumores corren muchos, dicen que esas masas musculares solo
se consiguen a base de pesas y agujas y que se toman hasta
remedios veterinarios concebidos para el ganado para
hincharse de esa manera. Mucha mierda comprada por internet
y muchas porquerías escritas en chino mandarín y malamente
importadas para destrozar hígados, páncreas y neuronas. Será
que hay mucho machaca aquejado de vigorexia que subsiste a
base de dietas extrañas, botes de tamaños industriales de
proteínas comprados en gimnasios, clara de huevo y lo que
les de por meterse. Las chicas menos. Es raro ver a una
culturista por estos lares, será que la mujer es más sensata
y tiene la medida tomada a lo que resulta atractivo y lo que
resulta monstruoso y esperpéntico, como la manía de
rebanarse costillas para presumir de una cintura más
estrecha. Esto último es muy marbellí y lo traen muchas
putas extranjeras, eso y el botox que paraliza músculos e
impide la formación de arrugas. A mi me repelen esos labios
superiores paralizados, tipo Duquesa de Alba y los tipos con
la mandíbula operada buscando firmeza y huyendo de la
lasitud natural del paso de los años.
Puede que estemos viviendo una especie de epidemia de
hedonismo, pero ¡hay que ver lo que se cuida el personal! ¡y
lo que pican los láser! Y vengan rayos UVA, tan nocivos,
para borrar las marcas del bañador. Se lo digo a ustedes por
experiencia y por el hecho de que, a los cincuenta y dos
años no tengo ni una puta arruga: para mantener la tersura
hay que declararle la guerra absoluta al sol a partir de la
treintena o antes incluso, rellenar astutamente surcos
nasogenianos y rictus con Ziplast o cualquier mejunje
similar. Ingerir de por vida Omega 3, Inneov o Imeeden,
escojan la marca, ir hidratados por dentro y por fuera y
controlar e identificar las emociones, ya saben “darse
cuenta”. ¿Qué si me creo un sobado manual de autoayuda? No,
solo reflexiono sobre ese wellness que es puro bienestar,
pero les juro que, entre el balneario de toda la vida de
Alhama de Granada y sus pozas de aguas calientes y un
glamouroso spá me quedo con Alhama. Será por las alamedas
decimonónicas por las que puede pasearse en albornoz, será
que mi sangre calorro-rifeña es más de balneario de
Carratraca que de clínica Incosol y de destrozado Zanze con
su clara de huevo que de pijerías climatizadas. Hablar por
hablar. Lo importante es ponerse, en comedido y sensato, a
machacar.
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