Resulta curioso saber que en el mismo sitio que los jóvenes
ceutíes compran los pasteles, muchos años atrás también lo
hacían sus abuelos. Y es que la pastelería ‘La Campana’
lleva casi un siglo ofreciendo a sus clientes una gran
variedad de dulces y salados. Nadie ha sabido endulzar los
paladares de los ceutíes mejor que los confiteros de este
popular establecimiento.
La filosofía de ‘La Campana’ se ha mantenido desde que a
primeros del siglo pasado se pusiera la primera piedra a un
establecimiento que desde ese momento no ha parado de
ofrecer buenos productos a sus clientes. El éxito de la
pastelería siempre se ha basado en la buena labor de sus
trabajadores y en un excelente servicio de cara al público.
Aunque las ganas de ofrecer lo mejor a los clientes no ha
cambiado, la imagen sí lo ha hecho en más de una ocasión. La
última modificación sufrida fue tras los trabajos de reforma
que finalizaron el pasado 7 de agosto. De este modo, ‘La
Campana’ abrió sus puertas para mostrar a sus clientes su
nueva imagen.
La sustitución de los expositores, la moderna decoración, el
aprovechamiento del espacio y la novedosa iluminación hacen
del despacho un lugar más vanguardista.
Los trabajos de remodelación han sido realizados por
Hermanos Maese, mientras que la decoración ha sido cosa de
Manolo.
La iluminación es un aspecto a destacar, ya que las seis
lámparas situadas sobre los mostradores favorecen la
visibilidad de éstos.
La sustitución de los expositores por otros nuevos y de
mayores dimensiones permiten mostrar a los clientes todos
los productos que la pastelería ofrece, y la moderna
decoración forma un ambiente más acogedor.
“La reforma se ha realizado para que los clientes se
encuentren más agusto en nuestro despacho. Con los
expositores podemos mostrar los productos que ofrecemos, y
la decoración hace de nuestra pastelería un local más
bonito. La mejora ha sido buena tanto para nosotros como
para nuestros clientes”, afirma Jesús Manzanares, quien
regenta la pastelería junto a Rafael García y Andrés León.
De esta manera, los propietarios del establecimiento
‘disfrazan’ de niña a una abuela muy querida en Ceuta.
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