La tendencia a contraer matrimonio suele reflejar un claro
intento de emancipación, pero esta evidencia ya no resulta
tan frecuente ante la imposibilidad de encontrar un trabajo
fijo y unas condiciones laborales óptimas. En el año 2001 se
casaron en España 416.114 personas mediante la celebración
de 208.057 matrimonios. De estos nuevos casados, el 60,4%
tenían entre 15 y 29 años. A su vez, de los jóvenes
cónyuges, el 56,5% eran mujeres y el 43,5% varones. Cuanto
más al sur, más fácil es hallar parejas casadas antes de
cumplir los 30 y así se puede observar en Ceuta, donde de
los 18.105 jóvenes empadronados, 2984 están casados, tal
como refleja el Informe de la Juventud en España 2004 (Injuve).
La Encuesta de Población Activa (EPA) habla de serias
dificultades de independencia juvenil y la realidad se
ajusta a esta teoría ya que seis de cada diez permanecen en
casa de sus padres en la Ciudad Autónoma. De éstos, el 16,5%
está casado, pero la dependencia del hogar familiar es
patente.
Las cifras absolutas que ofrece el Censo de 2001 respecto al
estado civil de la población joven española, indican que
7.871.781 jóvenes declaran encontrarse solteros, mientras
que sólo 1.185.423 se identifican como casados, lo que
supone un 86,2% frente a un 13% respectivamente. En Ceuta,
las cifras de 2004 hablaban de 14.945 personas jóvenes
solteras, 118 separadas, 44 divorciadas, y 14 viudas. Un
amplio espectro de posibilidades tendentes a la vida en
pareja. La población soltera es, también, un espejo de la
situación socio-laboral de la juventud.
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