Hoy mismo hace un año del
siniestro de los helicópteros militares españoles en
Afganistán, después de que partieran de la base de Herat .
Un luctuoso suceso que sirve para recordar, además de la
memoria del sargento Joga, marido de la también sargento
ceutí, Susana Pérez que, por su entereza recibirá la medalla
de la Autonomía el próximo 2 de septiembre, la labor de los
militares españoles fuera de nuestras fronteras.
Justamente ahora, en que precisamente en aquella base afgana
aún permanecen soldados ceutíes y que, recientemente la
Comandancia General ha llevado el peso de la misión española
en Afganistán, es tiempo de recordar la tarea que nuestros
soldados realizan para lograr la pacificación de territorios
y el retorno a la normalidad tras situaciones de extrema
violencia en deterninadas zona del planeta.
Nos vinimos de Irak por razones de sobra conocidas, nos
fuimos a Afganistán; permanecemos en Haití y en algunos
punto de centro Africa; y ahora España vuelve a pensar en el
envío de tropas de interposición bajo bandera de la ONU al
Líbano.
A todo esto, conviene también recordar la participación
española en Pakistán tras los terribles terremotos; en los
Balcanes como fuerza de la ONU, después de la OTAN, y sería
necesario remomorar las figuras de nuestros soldados
fallecidos durante las tareas de pacificación. No han sido
pocos.
Se nos fueron varias decenas tras el suceso del Yakolev...
España sigue pagando cara la factura de la solidaridad.
Demasiados padres quedaron sin hijos, demasiadas esposas sin
esposos, demasiados hijos sin padre. Y todo ello, por la
altruista y siempre bien vista función de pacificación y de
solidaridad.
Ahora hace un año del accidente de los helicópteros en una
zona altamente conflictiva. Aún peor será la zona en la que
las fuerzas españolas se interpondrán en el sur del Líbano y
es probable que se cuente con militares con base en Ceuta.
Puede ser.
Un recuerdo a nuestro ejército... un respeto.
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