“Con 84 años, este es el colofón a toda una vida de lucha”.
Tras diez años al frente de la delegación regional de la
Asociación Española contra el Cáncer (AECC), José Solera,
deja su cargo de presidente. En octubre, otra persona será
la responsable de llamar la atención sobre las necesidades
de una agrupación que cuenta con cien usuarios en Ceuta y
todo el reconocimiento de los grupos políticos locales como
demuestra la próxima entrega, el 2 de septiembre, de la
Medalla de la Autonomía. “Nuestro trabajo ha sido un
compromiso real y constante”, resume Solera.
En 1964, 12 personas conformaron la junta directiva de la
AECC -entre ellos, Solera como voluntario- con un objetivo
definido: “mejorar la calidad de vida de los enfermos”.
Durante 36 años, se encargaron exclusivamente de ayudar al
traslado de usuarios a los hospitales de Sevilla, Málaga,
Cádiz y Córdoba, y para el tratamiento de quimioterapia y
radioterapia, les enviaban a Algeciras. A partir de 2000, el
sistema mejoró al entrar en juego el equipo de cuidados
paliativos (enfermera, médico, psicóloga y el DUE). “Su
servicio es imprescindible porque tratan en casa a personas
deshauciadas y gracias a su aparición, el número de usuarios
y socios ha crecido”, explica.
Un grupo de expertos encargados de atender la enfermedad del
siglo XXI. “Es traidora y traicionera porque aún hoy no
tiene solución ni perspectivas de tenerla”, lamenta.
Aún así es crítico: “las personas somos culpables por los
malos hábitos de vida que impiden a nuestro organismo
funcionar”. Todas las personas que se van uniendo a la AECC,
adoptan el espíritu de compromiso, pero, de momento,
continúan con las manos vacías ante la posibilidad de
encontrar una cura. “El futuro es muy lejano. Hasta que no
se descubra algún método para eliminar el cáncer, bien
químico, bien quirúrgico, tenemos este lastre sobre nuestra
cabezas”, reflexiona.
Solera reconoce estar al tanto de las novedades científicas
que se van publicando. De hecho, la junta nacional tiene a
un equipo de doctores en Oncología que se dedican a estudiar
las opciones existentes para poner fin a la enfermedad.
“Pero ahí queda todo, en estudio. No ha surgido ningún
producto que evite el cáncer. Aparece en el cuerpo, se
arraiga y ya se está perdido”, explica Solera.
En materia solidaria, el aún presidente en funciones valora
la sensibilidad ciudadana en Ceuta que se observa en las
cuestaciones anuales que se celebran cada 11 mayo -Día
contra el Cáncer-. En 2006, la recaudación se redujo a
15.000 euros. “El mal tiempo colaboró a que la aportación
fuese más baja que en años anteriores porque se han llegado
a alcanzar hasta 24.000 euros”, apunta.
Solera habla con gratitud de la próxima recepción de la
Medalla de la Autonomía. “Ni esperaba ni espero nada, por
eso estoy tan sorprendido”. En junio pasado, cuando presentó
la dimisión de su cargo, recibió la Distinción del Cáncer en
Madrid y a la vuelta, en Marbella, se enteró de la
concesión. Agradece la atención de todos los partidos
políticos que han apoyado su candidatura. A partir de
octubre, la persona que releve a Solera al frente de la AECC,
tendrá una responsabilidad importante: “poner empeño en
ayudar”.
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