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OPINIÓN - LUNES, 14 DE AGOSTO DE 2006

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

Vientos de agosto
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

Hay muchas maneras de vivir los vientos de agosto, léase desde la cubierta de un yate en las Baleares, que entonces son brisas marinas que entremezclan su fragancia con los caros perfumes de los privilegiados, léase en Galicia bajo la nube de humo como los que apagan los fuegos, léase sentada en la puerta de un lugar tan bochornoso como es el Centro Penitenciario de Albolote, donde, el sábado acudí acompañando a los familiares de una reclusa.

Yo comuniqué primero, en un impecable locutorio donde me apuntaron con un guiño que se podía “fumar de estrangis” y fumé. Porque cuando se habla con alguien privado de libertad, alguien que, un cuarto de hora más tarde practicará la inmersión en las entrañas de una cárcel tras el alivio de la charla con el abogado, entonces el Chester consuela. ¿Ven ustedes? Alejandro Curiel me acusaba de aborrecer a los socialistas y no es aborrecimiento, es una especie de hostilidad ante esa absoluta falta de sensibilidad que se practica en los despachazos enmoquetados.

¿Qué sabe la elegante Ministra de Sanidad con sus políticamente correctas Leyes Antitabaco de la angustia de los que penan en los calabozos de las comisarías y en como alivian unas caladas a un cigarro? Prohibido fumar. Prohibido ese minúsculo consuelo. Y hay que tener mala leche para hurtarle un cigarrillo a un detenido, cuando antes eran los mismos policías quienes se lo ofrecían compasivos y como son ellos, que los policías y los picoletos suelen ser buena gente, curtida en las penas ajenas y cercanos, de los que dan un Marlboro o un Ducados a una persona que lo ha perdido todo. Invito a la exquisita señora Ministra con sus leyes de mierda, a recorrer conmigo unos cuantos apestosos arrestos, para ver la desesperación que se cuece allí. Nos vamos juntas, del bracete, sin escoltas ni privilegios, como dos letradas a las que, los detenidos, piden tabaco o un botellín de agua fresquita. ¿Qué dicen ustedes? ¿Qué a ningún Excelentísimo Señor Ministro se le ocurriría compadrear con la mierda y con la miseria más pestilente? Bueno, pues bien que van en comandita, en plan romería, a demostrar sus sensibilidades a la quemada Galicia, siempre con el cortejo de cámaras y la corte de periodistas, porque si no hay “afoto” como se dice en mi Palo, la cosa se pone chunga y ya no merece la pena. La única afoto que falta es la de Su Majestad con gesto contrito, sustituyendo la cubierta del Fortuna por la humareda, pero si no se ha hecho la foto se hará y también sería muy políticamente correcta la noticia de que, el Príncipe, renuncia a sus vacaciones principescas para enrolarse en un retén y ponerse a apagar las llamas.

¿Qué por que no me voy yo con la manguera de mi Villa Solita? Me voy, ustedes me pagan cama y comida y se hacen cargo de cuidar de mi marido, que está tó hecho polvo la criatura y yo me alargo a cooperar, los anillos no se me van a caer porque no los tengo y serían mis primeras vacaciones en años, aunque fueran apagando llamas en las lindes de los campos.

Pero Galicia mola y Albolote no mola. ¿Saben como es esa prisión? Pues se lo cuento por si, por un tema de tráfico, pasan por Granada y les detienen. Es casi idéntica a la de Botafuegos, pero con un público distinto y mucha menos tristeza. Botafuegos para mi es siniestra, desagradable y fatal.

Albolote es distinta, para empezar los funcionarios no están ocultos por cristales negros, sino que se les ven las caras y son amables. La cafetería es sucia y está mal llevada, pero entra el sol a raudales. Muchas familias gitanas, donde los hombres han asumido la moda de llevar perilla a lo Joaquín Cortés, muchas familias que se ve que son de pueblo, gente sencilla y apenada. Y no hay casi moros. Por lo menos yo no los vi, eso si, hay un par de paisanos míos, correctísimos y de mediana edad que están de presos de tercer grado, en el exterior, con un escobón y un recogedor pescando colillas. Ambos tienen aspecto de personas prósperas, pero están redimiendo y cumpliendo mientras barren. Al menos tienen el consuelo del paisaje, que no es árido y espantoso como en Botafuegos, donde lo más vivo que se ve es el cementerio que parece una colmena. Albolote está entre una vega de olivares quietos, adonde se llega por el pantano de Cubillas, conduciendo bajo pinares y cipreses centenarios, una belleza rota tan solo por el cartel indicador de Viznar y Alfacar, donde encontró la muerte Federico “Entre Viznar y Alfacar, mataron a un ruiseñor, porque quería cantar”.

Hay mucho de magia y de poesía en esas vegas silenciosas de olivos plateados, es Granada, la tierra por la que lloró Boabdil y que soñó Federico. Puede que, desde las celdas se aprecie el paisaje, ni en Alhaurín, ni en Botafuegos, ni en las espantosas cárceles madrileñas hay nada que apreciar. Salvo casi idéntico viento de agosto en Andalucía y en la meseta castellana, nada de brisas marineras con olor salobre, es un viento pesado, ardiente, casi sólido, idéntico al caluroso Terral malagueño. ¿Qué si dentro las criaturas tienen climatización? Por supuesto, nuestro sistema es muy humanitario, de hecho vamos a dar una pechá de millones a los dictadorzuelos africanos y los palestinos nos llevan costado un huevo, sin comerlo ni beberlo. Nuestros reclusos están climatizados, se deshidratan en verano y andan ateridos en los gélidos inviernos, a eso se llama en Instituciones Penitenciarias “clima natural” será que dicen que, la refrigeración causa catarros y la calefacción reseca la piel y no las instalan por el bien de la población reclusa. Lógico. El presidente del Gobierno previene los resfriados vacacionando en el palacio de La Mareta, otros se vacunan con las brisas mediterráneas de Palma de Mallorca y los presos se autoinmunizan sudando la gota gorda en verano y dando tiritones en invierno. Por el bien de ellos. Natural.

¿Qué por que no son un poco prácticos y llevan a Galicia a los cientos de presos de tercer grado para que rediman haciendo un bien ecológico apagando incendios? Porque todo está putamente mal organizado y ni se les ocurre utilizar a una población reclusa que aspira a trabajar para redimir y obtener la libertad, para la reforestación de los bosques o para hacer carreteras y ganarse un jornal dignamente. Eso si, algunos pamplinas salen de cuando en cuando en televisión llevando a un grupo de presos a hacer el Camino de Santiago, que está muy bien. Pero mejor está lo otro, el darles oportunidad de apañarse unas pesetas y currar en serio, saldando su deuda con la sociedad plantando árboles en una España que se desertiza por segundos. O instalando desalinizadoras y excavando embalses o…

Todo antes que aspirar ese viento casi hirviendo de un agosto estéril, Dicen que no hay noticias en agosto, será para quienes no miran hacia abajo, para servidora, desde abajo, cada día hay una. ¡Ay si yo pudiera…!
 

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