Van llegando pausadamente pero
casi de manera permanente. Lo que en principio pudiera
parecer casi exótico, ahora ya es una realidad que comienza
a tener tintes de seriedad. Más de 420 asiáticos irregulares
(pakistaníes e hindúes) esperan, muchos en el CETI, alguna
respuesta administrativa a su situación después de llegar
vía Marruecos hasta España, su gran objetivo.
Cabe recordar que hace algo más de una década numerosos
kurdos llegaron hasta la ahora Ciudad Autónoma escapando del
kurdistán tan odiado por países como Irak. Ahora, el
Pakistán atómico en permanente tensión con la India y, gran
fuente de la que mana el islamismo más extremo, empieza a
convertirse en una de las grandes amenazas para occidente
junto a países como Irán que con el ‘toque económico’ de
Arabia Saudí, parece que fomentan la llamada Yihad o guerra
santa contra “el occidente infiel”.
Queda claro pues que la ruta más extendida por los que
‘huyen’ aparentemente de esas tierras, es la que culmina en
Ceuta (España) vía Marruecos. El país vecino ya ha conocido,
de primera mano, como se las gastan las mafias porque
recientemente, y ante la mismísima cara de la élite de la
seguridad marroquí, han logrado hacer algún porte humano con
relativo éxito hasta nuestra ciudad y ‘toreando’ a la
Gendarmería Real para sonrojo de éstos ante el monarca que
vacaciona en las proximidades de Rincón.
El problema es para las autoridades españolas que deben
documentar y ‘creerse’ los datos ofrecidos por estos nativos
de la zona del ‘indostán’; además de fiarse de que no formen
parte de ninguna célula malévola con fines nada edificantes.
Entre tanto, para bien o para mal, estos irregulares
llamados genéricamente ‘asiáticos’ llegan a España
careciendo de cualquier tipo de documentación que, por
supuesto, si conservan en Marruecos, vaya que sí, faltaría
más. Una vez aquí se vuelven olvidadizos, cachis.
Lo que demuestra que las mafias tienen cogida perfectamente
la medida a nuestra magnífica Ley de Extranjería. Claro.
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