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CULTURA - LUNES, 14 DE AGOSTO DE 2006


Blanch, González y Alemany.  reduan.

 educación / uned
 

El único sueño: trabajar

Los alumnos del proyecto IDEM se
forman, durante un año, para integrarse laboralmente en la Ciudad Autónoma n Buscan independizarse del hogar familiar
 

CEUTA
Laura Fernández
laurafernandez@elpueblodeceuta.com

Todo el mundo padece alguna discapacidad. En mayor o menor grado. Lo que diferencia a unas drogas de otras es sólo su reconocimiento social. Del mismo modo que la discrepancia entre alguien que no puede caminar y una persona que no puede montar en avión –debido a su obesidad- es también sólo cuestión de arbitrariedad por parte de los otros.

En el proyecto de Integración y Dinamización hacia el Empleo (IDEM), sufragado con fondos de la Unión Europea –en un 70 por ciento- y por la Ciudad Autónoma en el restante 30 por ciento, participan personas que padecen una discapacidad física, psíquica o sensorial. Es un programa pionero en España y Ceuta lo desarrolla –bajo la gestión de Procesa- en la UNED.

Con un presupuesto de sesenta millones de las antiguas pesetas -352.000 euros aproximadamente- treinta alumnos de entre 18 y 50 años adquieren formación con el único propósito de acceder a un puesto de trabajo. Es el último peldaño para acceder a la independencia ‘real’.

De este curso, que se inició en mayo de 2006 y concluirá en julio de 2007, saldrán los futuros animadores sociales, monitores de ocio y tiempo libre, conserjes, relaciones públicas e incluso voluntarios dispuestos a formar parte del engranaje laboral de la ciudad en temas de inmigración, ancianos y discapacidad. La ilusión por trabajar es tal que algunos ya han rechazado otros trabajos que les surgieron con la esperanza de ocuparse “en lo suyo”, según indicó Marisa González, profesora de la asignatura de ‘Ocio y tiempo libre’. Otros de los módulos estudiados a lo largo de las cinco horas diarias son ‘Psicología’, ‘Braille’, ‘Lenguaje de signos’ y ‘Atención domiciliaria’. Los objetivos son muchos y las expectativas superan cualquier mal presagio. Gloria Blanch, la psicóloga del equipo, comentó que la principal meta es la integración social y laboral de estas personas: “La creación de un nuevo perfil profesional en estas materias”, resumió.

Trabajar con este colectivo implica, por extensión, una labor con sus familias, su entorno e incluso con los propios hábitos del alumno. “Como con cualquier otra persona”, explicó Blanch.

La dependencia es “nefasta” y está en contra del desarrollo humano, según la psicóloga. En muchas ocasiones sólo provoca que los jóvenes sean un producto “de los padres”. Con discapacidad o sin ella, lo cierto es que la excesiva permisividad puede jugar una mala pasada. Por este motivo, las profesoras del proyecto piensan, en última instancia, en la creación de una escuela de padres, para integrar las necesidades de los hijos con las de sus progenitores.

Y es en este campo en el que más se esfuerzan por trabajar. En los cursos se intenta que, “aunque la sociedad les ponga limitaciones”, los alumnos demuestren “con su personalidad y sus habilidades sociales” que ellos son como el resto.
 

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