“Cuando emprendas tu viaje a Ítaca, pide que el camino sea
largo”. En el momento en que Konstantino Kavafis reflexionó
acerca de la aventura de Ulises, insistió precisamente en
eso, en el transcurso. Para el conocido poeta egipcio -que
no escribió más de una treintena de textos a lo largo de su
vida- lo importante no era llegar, sino partir. La visagra
que separa a los que disfrutan del ocio y a los que
simplemente desean consumarlo parece estar encerrada en este
poema. Nuestros políticos, como Ulises, parecen paladear más
que tragar de golpe su verano. Y es que casi todos, -la
excepción es inagotable-, deciden marcharse un mínimo de dos
semanas a un escondite fuera de Ceuta, de la Ciudad, de la
Asamblea y, por qué no, de la rutina.
Con un sueldo medio mensual de 3.000 euros, los consejeros,
y casi 6.000 el presidente Vivas, ninguno de ellos ha
elegido destinos diferentes de lo que podría escoger
cualquier otro ceutí con sus 900 al mes. Se desbanca, de
este modo, el mito que asalta la mente de casi todos ante un
titular en el que se mezclen los vocablos vacaciones y
política. Y no es palabrería.
Hace apenas varias semanas publicamos en este diario adónde
se iban los ceutíes. La agencia de viajes Trujillo ofrecía
un amplio mapa de lo preferido por los ciudadanos. En el
paralelismo ganaría el pueblo. Mientras la mayoría de
ceutíes que pueden permitírselo se escapaban al Caribe, Port
Aventura, la costa levantina e incluso cruceros en familia,
veremos cómo la clase dirigente opta por la sencillez, en su
mayoría, o la historia que encierran las comunidades de
ambas castillas.
Hay de todo. Algunos de nuestros representantes prefieren un
descanso total bajo la sombrilla mientras que otros buscan
el agotador ritmo que ofrece el turismo cultural. Levantarse
cada mañana a las nueve, visitar un par de catedrales,
volver al restaurante, degustar la comida tópica del
pueblecito típico, la tarde para los museos, el ocaso en el
parque de turno y tras la cena, visita nocturna por los
alrededores choca con el clásico de sol y playa
caracterizado, básicamente, por el relajante murmullo de las
caracolas enredándose en los dedos de los pies.
Apuesta por aprender
El presidente de la Ciudad Autónoma y la presidenta más
jóven de España, Yolanda Bel,-aunque sólo durante las
vacaciones de Juan Vivas- optaron por enriquecerse.
Culturalmente hablando, claro. Ambos desecharon la idea de
tumbarse en la arena y reflexionar acerca del curso político
que se avecina. En contraposición a este aparaiso,
decidieron lanzarse al aprendizaje de la historia, la
literatura, la gastronomía y la ciudadanía que se esconde en
los pueblecitos de Castilla-La Mancha, Castilla-León y
Madrid.
El líder del Partido Popular fue el que menos tiempo se tomó
de descanso. Sólo el imprescindible. Diez días de relax,
sólo entre comillas, pues cada una de esas jornadas las
inicia con una llamada a la Asamblea. Como viene haciendo
desde 2001, el término de la Feria supone el inicio de sus
vacaciones. Del 7 al 17 de este mes el presidente visita el
Monasterio de Yuste, sito en las estribaciones de la Sierra
de Gredos, en Cáceres (Extremadura). Aunque residencia del
monarca Carlos V durante los últimos años de su vida, en la
actualidad es un enclave histórico que atrae, sobre todo,
por la comarca que lo acoge. Después de esta estancia
visitará León para finalizar sus vacaciones en la no menos
histórica Toledo. Cultura y gastronomía -Vivas es un gran
amante de la buena cocina- confluyen en unas vacaciones que,
según el expreso deseo del presidente, estarían regidas por
el madrugón y el aprendizaje.
La presidenta en funciones, Yolanda Bel, prefirió conocer
Toledo, Salamanca y otros pueblos de Castilla-León donde “no
había estado antes”. También pasó por la capital madrileña
para continuar por una ruta urbana que prefirió “porque el
año pasado ya estuve en Mallorca”
Málaga, la preferida
La Costa del Sol gana por las preferencias de nuestros
cargos públicos. Concretamente Málaga. La consejera de Medio
Ambiente, Carolina Pérez, eligió el descanso en Almuñecar,
Granada. Manuel Coronado, de Gobernación, no pudo renunciar
al rincón malagueño al que acude desde “hace diez años”,
Benalmádena. Se irá a mitad de agosto con los que “mejor me
lo paso”: su mujer y sus hijos. El viceconsejero de
Festejos, Juan Carlos García Bernardo, también es un asiduo
de una localidad que del cielo pasó al suelo en los últimos
meses: Marbella. Con su familia, disfrutará de su casa cerca
de Sotogrande y buscará el descanso durante dos semanas, eso
sí: “Cuando se acabe todo lo de la Feria”.
La secretaria del Partido Socialista, Antonia Palomo,
comparte con sus contrincantes el amor por la comunidad
andaluza. Del 7 al 21 de agosto disfruta de un lugar “muy,
pacífico e ideal”, en la onubense Mazagón.
Rumbo al norte
Algunos de nuestros representantes, tal vez en busca de un
tiempo más fresco -que no se dió-, apostaron por el norte de
la Península. Emilio Carreira, el Consejero de Economía y
Hacienda, visitó Cantabria y la capital vizcaína de San
Sebastián. La representante de Cultura, Mabel Deu, apenas se
acuerda ya de su descanso. Se fue de las primeras, del 7 al
15 de junio, a la comunidad asturiana que “ya conocía”. Sin
embargo, y como comentó la propia consejera, el mes de
agosto es un buen momento “para recordar” el descanso
prematuro. Las mejores vacaciones, y tal vez por su
condición de representante de Turismo, las disfrutará el
viceconsejero José Antonio Rodríguez Gómez. Un crucero por
el Mediterráneo con amigos y cónyuge que genera la envidia
de todos: “Te gusta, eh?”, bromeó.
Trabajo desde la oposición
También entre nuestros representantes hay quien no puede
dejar de trabajar. Ni siquiera en vacaciones. El líder de
Unión Demócrata Ceutí (UDCE), Mohamed Alí, se quedará todo
el mes de agosto en la Ciudad Autónoma. Acudirá por las
mañanas a su despacho, donde adelantará una pila de informes
atrasados, y por la tarde descansará de la agotadora jornada
estival. Aunque insiste: “No es por voluntad propia”. El
trabajo parece ser lo primero para el abogado, especialmente
en un momento en el que su partido, junto a Federación Ceutí
e IU, comienza a construir el edificio de la ‘Coalición’ que
será un pilar unido para las próximas elecciones. Ríe al
darse cuaenta de que es el único que no descansa, pero
insiste: “No lo elegí”.
Por fin, el lider del Partido Democrático y Social de Ceuta,
Mustafa Mizzian, también se quedará una parte de su estancia
en la Ciudad Autóma, pero no toda. Visitará las playas del
norte de Marruecos -Cabonegro y Tánger-con su familia
durante dos semanas.
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