De Ginés Serran Pagan, antropólogo, defensor a ultranza de
las minorías indias (defensa que ejerció en el propio
territorio comanche), sobre todo artista cuyos cuadros están
colgados en las más renombradas pinacotecas del mundo,
principalmente de Estado Unidos, Australia y Japón, ceutí de
nacimiento, vocación y ejercicio, nos ha sorprendido la
creación de varias obras escultóricas en bronce que serán
instaladas en distintos puntos de la Ciudad.
Y a fuer de ser sinceros desconocíamos esta actividad
artística de Ginés Serran así como las ejercidas por algunos
de los titulares de sus obras como Pomponius Mela, Aknin o
Estrabón, motivo por el que hemos rebuscado en
documentaciones al caso y nos hemos propuesto llevar a cabo
una breve exposición de cada uno de los representados en las
ocho figuras que la Ciudad ha encargado, estimamos que con
muy buen criterio, (Enrique “El Navegante”, Al-Idrissi, Ibn
Aknin, Platon, Aristóteles, Homero, Mela y Ghandi) para
embellecer nuestras plazas y calles dejando constancia
perenne de ilustres ceutíes, en unos casos y, en otros, de
pensadores, filósofos o políticos de renombre universal que
sobresalieron por sus altos conocimientos en las materias
que trataron.
Y comenzando nuestras reseñas históricas con un breve
bosquejo biográfico de los señalados en cada una de las
obras que citamos, nos ocuparemos de Enrique “El Navegante”,
nacido en Oporto el 4 de mayo de 1394 y fallecido en Vila do
Infante el 13 de noviembre de1460, tercer hijo del Rey Juan
I de Portugal y de Felipa de Lancaster. Educado en la
literatura, la política y la guerra.
Tomó parte en la conquista de Ceuta (1415), siendo
gobernador de la misma, de donde le surgió, al parecer, la
idea de acometer la exploración de las costas africanas.
Azurara, cronista de la expansión portuguesa, señaló como
razones principales que movieron la actitud del Infante los
deseos de conocer las tierras existentes mas allá del Cabo
Bojador y de las Islas Canarias, comprobar si había
cristianos con quienes comerciar y difundir la fe cristiana,
aunque la actitud de Enrique no solo se limitó al impulso
necesario para una acción humana monumental desde el punto
de vista político y científico, además contribuyó al arte de
la construcción naval, aportando numerosas mejoras; así, por
ejemplo, en la ciudad de Segres, se diseñó la carabela.
Enrique “El Navegante” apoyó innumerables viajes y
descubrimientos financiando las expediciones que promovió,
siendo también protector de la Universidad de Lisboa,
proponiendo una reforma de sus estudios por la que se
estableció la enseñanza de las siete artes liberales:
gramática, lógica, retórica, aritmética, música, geometría y
astronomía. Construyó un observatorio y creó la que se
considera primera escuela para navegantes de Europa.
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