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OPINIÓN - DOMINGO, 13 DE AGOSTO DE 2006

 
OPINIÓN / CARTAS AL DIRECTOR

“Enrique El Navegante” (Obra escultórica de Ginés Serrán)

Por Domingo Ramos


De Ginés Serran Pagan, antropólogo, defensor a ultranza de las minorías indias (defensa que ejerció en el propio territorio comanche), sobre todo artista cuyos cuadros están colgados en las más renombradas pinacotecas del mundo, principalmente de Estado Unidos, Australia y Japón, ceutí de nacimiento, vocación y ejercicio, nos ha sorprendido la creación de varias obras escultóricas en bronce que serán instaladas en distintos puntos de la Ciudad.

Y a fuer de ser sinceros desconocíamos esta actividad artística de Ginés Serran así como las ejercidas por algunos de los titulares de sus obras como Pomponius Mela, Aknin o Estrabón, motivo por el que hemos rebuscado en documentaciones al caso y nos hemos propuesto llevar a cabo una breve exposición de cada uno de los representados en las ocho figuras que la Ciudad ha encargado, estimamos que con muy buen criterio, (Enrique “El Navegante”, Al-Idrissi, Ibn Aknin, Platon, Aristóteles, Homero, Mela y Ghandi) para embellecer nuestras plazas y calles dejando constancia perenne de ilustres ceutíes, en unos casos y, en otros, de pensadores, filósofos o políticos de renombre universal que sobresalieron por sus altos conocimientos en las materias que trataron.

Y comenzando nuestras reseñas históricas con un breve bosquejo biográfico de los señalados en cada una de las obras que citamos, nos ocuparemos de Enrique “El Navegante”, nacido en Oporto el 4 de mayo de 1394 y fallecido en Vila do Infante el 13 de noviembre de1460, tercer hijo del Rey Juan I de Portugal y de Felipa de Lancaster. Educado en la literatura, la política y la guerra.

Tomó parte en la conquista de Ceuta (1415), siendo gobernador de la misma, de donde le surgió, al parecer, la idea de acometer la exploración de las costas africanas.

Azurara, cronista de la expansión portuguesa, señaló como razones principales que movieron la actitud del Infante los deseos de conocer las tierras existentes mas allá del Cabo Bojador y de las Islas Canarias, comprobar si había cristianos con quienes comerciar y difundir la fe cristiana, aunque la actitud de Enrique no solo se limitó al impulso necesario para una acción humana monumental desde el punto de vista político y científico, además contribuyó al arte de la construcción naval, aportando numerosas mejoras; así, por ejemplo, en la ciudad de Segres, se diseñó la carabela.

Enrique “El Navegante” apoyó innumerables viajes y descubrimientos financiando las expediciones que promovió, siendo también protector de la Universidad de Lisboa, proponiendo una reforma de sus estudios por la que se estableció la enseñanza de las siete artes liberales: gramática, lógica, retórica, aritmética, música, geometría y astronomía. Construyó un observatorio y creó la que se considera primera escuela para navegantes de Europa.
 

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