Las autoridades y los ciudadanos ceutíes dieron, en la
tarde-noche de ayer, el último adiós al siempre vicario de
Ceuta, Sebastián Araujo. La ceremonia dio comienzo a las 20
horas en la Santa Iglesia Catedral. A ésta asistió un
importante número de ceutíes, quienes rezaron juntos por el
alma de Sebastián.
En el banco más cercano al altar se situaban las
autoridades. La consejera de Sanidad y Bienestar Social,
Yolanda Bel, la viceconsejera de Sanidad, Celinia de Miguel,
el viceconsejero de Festejos, Juan Carlos García Bernardo,
el viceconsejero de Turismo, Jose Antonio Rodríguez Gómez y
la consejera de Educación y Cultura, Mabel Deu se dieron
cita en la ceremonia oficiada por el Padre Jose Manuel.
Al finalizar la Solemne Misa se cantó el himno de la Patrona
de Ceuta, debido a que Sebastián Araujo será recordado,
entre otras muchas cosas, como un profundo religioso que
veneraba a Ntra. Sra. de África.
El calor que el pueblo ceutí ha mostrado a Sebastián durante
su estancia en la ciudad se volvió a ver ayer en la
Catedral, debido a la gran asistencia que ésta registró.
Las oraciones rezadas al unísono y el ambiente de respeto
creado por los que se dieron cita en la ceremonia mostraban
el gran respeto que Ceuta tiene por el siempre vicario.
Vida de Sebastián Araujo
Aunque nació en Algeciras, Sebastián creció en la Ciudad
Autónoma hasta los doce años. Realizó una gran labor como
vicario en el Santuario de Ntra. Sra. de África así como en
la parroquia de Los Remedios.
Araujo cruzó el Estrecho para ejercer como vicario general
de Ceuta y las personas que le conocieron destacan su gran
humanidad y acercamiento a los feligreses. Una de sus
grandes preocupaciones siempre estuvo orientada hacia el
pequeño seminario diocesano de Ceuta.
Sebastián sentía un gran apeo a la figura de la Patrona
Ntra. Sra. de África, y siempre acudió en vida a los actos
conmemorativos de su aniversario. La casualidad quiso,
además, que el sacerdote falleciera un día 5 de agosto,
precisamente el día de la festividad de la Patrona de Ceuta.
Este hombre vivió los tiempos difíciles de la transición y
supo llevar a buen puerto la misión religiosa.
El sacerdote también era muy querido en la comarca del Campo
de Gibraltar, donde desarrolló parte de su labor religiosa.
Fue miembro de la Hermandad de Nuestra Señora de la Palma,
en Algeciras, y además fue nombrado por San Roque Hijo
Adoptivo por su labor en Santa María La Coronada.
Araujo estuvo trabajando hasta sus últimos días como
capellán en el Asilo de San José, en Algeciras. La hermandad
local a la que perteneció el sacerdote organizó una misa en
su honor, que ofició el mismo obispo de la Diócesis de Cádiz
y Ceuta, Antonio Ceballos Atienza.
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