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OPINIÓN - VIERNES, 11 DE AGOSTO DE 2006

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

Zin acritú
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

Me escribe un e-mail el ceutí Alejandro Curiel y me emociono. Porque estoy poco acostumbrada a que se tomen la molestia de teclear mi dirección, sea para enviarme besos, sea para cagarse en mis difuntos. En todo caso me conmueve, porque soy una persona muy sensible, me eduqué en los crueles cincuenta cuando, en mi pueblo, cualquier muestra afectiva se tildaba automáticamente de “ñoñería” o “mariconería” y claro, taradillos emocionales nos dejaron una miajita, nada que no pueda parchear un buen psiquiatra y esos ali olis de bruja con nombres comerciales que venden en las boticas.

Pero Alejandro me escribe para chincharme, me da una de cal, alegando que le agrada mi opinión sobre la necesidad del peperismo de alejarse de pijines, niños de papá y apellidos rimbombantes y me ataca acusándome de odiar al socialismo. Al tiempo que se interesa por mi ciberderecha neocon, a lo mejor para apuntarse a nuestro club que es muy idoneo para repescar a buena gente de no importa que tendencia siempre que no sean marxistas zarrapastrosos y estén dispuestos a defender nuestras raíces judeocristianas y nuestra maravillosa Historia que corre paralela a toda la Historia de la bendita cultura occidental. ¿Qué si un chino puede ser ciberderecha neocon? Bueno, supongo que si y que el tema de la longevidad no será un obstáculo, por aquello de que, en España, los chinos nunca se mueren ¿O han visto ustedes en algún periódico una esquela participando de la muerte de un chino? Ni una. Y además no se pueden morir porque, en España hay cementerios cristianos, judíos e islámicos, pero no de los seguidores de Confucio. Bueno, tener a un pensador asociado que no muere jamás ha de tener sus ventajas, aunque tendría que consultar por internet con mis colegas de los Estados Unidos de América ya que el neocon, los neoconservadores, nacieron como rama de pensamiento filosófico y político dentro del partido republicano y todos los que compartimos similar ideología en todo el mundo somos neocon.

Vale, eso es un detalle, en plan informativo, pero Alejandro me tiene más quemada que el cenicero de un bingo con sus acusaciones de que yo “odio” al socialismo, cuando eso es inexacto y además soy fiel y ferviente seguidora de mi Padre San Josemaría Escrivá y nosotros odiamos tan solo al Mal y nos alejamos de él cuanto podemos. Otra cosa es que, el actual Gobierno socialista provoque en mí un infinito rechazo, es más, despierta “la repulsa, el rechazo y la condena ante la barbarie” y un minuto de conmovedor silencio (me confieso experta en coletillas manidas, repetitivas e insulsas) Ahora, ante Cataluña como nación; ir de chupichangas pactando con los terroristas y ofertando, como es lógico, precio político; la impunidad de jueces y fiscales; la falta de sensibilidad social de los Poderosos ante los amargados mileuristas y el antiamericanismo y antisemitismo baboso copiado de los polvorientos desechos del marxismo europeo, ante mil fallos que puedo enumerar de corrido, empezando por la lentitud de las repatriaciones y acabando por las vacaciones a todo plan en la Mareta, ante los socialistas no enarbolo manitas blancas e inocentes, sino que les dedico un corte de manga de mi barriada del Palo, pero sin acritud. Que aquí se dice “zin acritú” y por mi culpa se utiliza bastante.

Se zalean de los pelos dos mujeres, se pegan una capujana dos vecinos y vienen en mi busca y yo actúo de árbitro minimizando el conflicto y explicando que, nuestra idiosincrasia nos hace a veces llegar a las manos, pero que, hay que llegar “sin acritud” y sin rencores, con buen ganar y buen perder.

Así, mis moderadas opiniones sobre los Poderosos, son tan solo un sano ejercicio intelectual, un aerobic neuronal, donde expongo exactamente lo que pienso y opino, tecleo mis pareceres en virtud los de principios constitucionales de libertad de opinión, expresión e información, fuentes de las que bebo deshidratada y sedienta y que regurgito como los camélidos con unas pinceladas tal vez de ardiles calorro-rifeños, porque servidora es minoría étnica en claro riesgo de exclusión social (admito donativos lacrimosos de las oenegés para mi integración), maneras a veces poco refinadas, pero zin acritú. Y menos desde que un taxista me informó de que eso de la Ley de la Memoria Histórica me va a permitir rebuscar entre despojos humanos en Paracuellos hasta dar, a base de ADN ,con mi tío Lorenzo Iniesta, asesinado por el genocida Carrillo, me indemnizarán y hasta me pagarán un hermoso funeral donde, por la procedencia ideológica de mi tío, casi adolescente, tendré que decir unas sentidas palabras hablando de esos compañeros que, en su día y en su muerte, le esperaron haciendo guardia sobre los luceros y contándole como su hermana Piedad, mi abuela, guardó toda la vida su camisa azul, bordada en rojo por una compañera de su facultad de Derecho.

Alejandro Curiel, el amigo ceutí que tuvo el inmenso detalle de acordarse de esta escribidora y mandarme un e mail que me hizo lagrimear por el detallazo, pese a meterme en los párrafos la de cal, la de arena y la caña de España. Pero me escribió y yo le respondo porque, los neocon somos unos detallistas, sin ser unos mindundis y la ciberderecha, que son los millones de españoles que, sin ser centristas reformistas, votan al Pepé, manteniendo con orgullo y con dignidad su ser “derechas sin complejos” mi gente y yo somos buena gente, a veces raciales y levantiscos, otras numantinos por cojones, con dos referentes emocionales y espirituales: Dios y España. No alardeamos ser de la pata del Cid, pero si proceder de su testiculina de la fina y estamos dispuestos a defender “lo nuestro” haciendo santo y seña de nuestras devociones el ser el no va más de lo políticamente incorrecto, que es lo que está fashion, porque lo que mola es la autenticidad y no las copias pirata. Nosotros no somos top manta . Ni practicamos el seguidismo ni agitamos el botafumeiro ante los Poderosos, porque consideramos que, lo que tienen, nos lo deben y si no son capaces de cumplir sus compromisos se tienen que ir a tomar mucho por el culo, con perdón de la palabra y mejorando la presente. Eso sí, pueden decir que somos “muy” porculeros, pero zin acritú,te lo juro Alejandro Curiel, zin acritú.
 

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