Cuando ya se han acabado nuestras Fiestas Patronales las
que, es hora de rememorar aquellas otras de hace treinta o
treinta y cinco años que se instalaba en el recinto del
puerto, con casetas, mejor dicho, instalaciones fijas para
las actuaciones (Unión Africa Ceutí, Centro de Hijos de
Ceuta, Centro Cultural de los Ejércitos, etc.
–imprescindible la corbata para tener acceso al recinto-)
donde actuaban las más famosas estrellas del espectáculo
como Lola Flores, Julio Iglesias, Raphael, Marifé de Triana,
Lolita Sevilla, Chicho Gordillo, Basilio, Dúo Dinámico, a
mas de afamadas orquestas, todos presentados por Andrés
Domínguez (ADE) y todos presumiendo de la amistad que les
unía a nuestro paisano y Andrés, no se sabe como, se las
componía para estar en todos sitios en el momento preciso de
que el artista de turno iniciara su actuación para, con la
habilidad que le caracteriza y “más tablas” que el Almacén
de Baeza, hacernos llegar algunas de las principales
características y éxitos mas recientes del mismo.
Y hoy, mira por donde, nos ha tocado el turno de referirnos
a vecinos de página, pues he leído, como siempre lo hago, el
artículo de Nuria Van den Berghe, estupenda descriptora del
acontecer diario, con ese estilo costumbrista que le
caracteriza, señora a la que todavía no tengo el gusto de
conocer personalmente, en el que expresa que no vive la
feria, que la mira, que, en definitiva, es una discreta
observadora que contempla las actividades que en ella se
llevan a cabo. Y yo le diría, que en esto de la feria ya se
sabe, cada uno lo cuenta como le va, pero estamos seguros
que si hubiera vivido aquellas Fiestas de Ceuta, llenas de
empaque y señorío, con atracciones para todos, pequeños,
grandes y mayores. Pobres y ricos. Cristianos, musulmanes,
hebreos e hindúes. En una palabra: saliéndose de la común
“horterada” que hoy se respira en muchos ambientes, estaría
con nosotros en que vivir, aunque fuera una sola noche,
entre farolillos, ruidos de la “calle del infierno”,
fandanguillos del Sevillano en el “carro de las patás”, el
“látigo” o en “los coches de choque”, megavatios de las
tómbolas y puestos de turrones, asistencia a cualquier
espectáculo de los citados, el paseo diciendo adiós
continuamente por el recinto ferial (porque nos conocíamos
todos) y la chocolatada con churros cuando despuntaba el
día, era digno de conocerse, amen del “Día de la Virgen”,
cuando Nuestra Señora de África, se visitaba por todos los
ceutíes y engalanaba con florecidos ramos acto que
emocionaba y que, quiera Dios, siga emocionando por muchos
años.
Ahora, cuando el tiempo se ha ido volando, cuando faltan
familiares y amigos mas queridos y se rememoran esos días,
es cuando añoramos las agradables veladas vividas en las
“Ferias de Ceuta”. Así que, amiga Nuria, el próximo año se
da una vueltecita por nuestra Ciudad, acude a la Feria que,
con sus variantes, viene siendo hereditaria de aquellas que
hoy añoramos y nos deja constancia escrita de lo que haya
presenciado. Seguro que nos sorprenderá gratamente con su
ingenio y que sabrá apreciar, en todo su valor, lo que
representan las Fiestas de Agosto para los ceutíes y para
cuantos nos visitan en estas fechas.
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