Han pasado más de 20 años desde la apertura definitiva de la
verja de Gibraltar al tráfico peatonal primero, y a las
transacciones comerciales después. La fecha marcó el
comienzo del declive económico de Ceuta que sacaba mucha
rentabilidad a la venta de productos importados de todo
tipo: tabaco, alcohol, paragüas y, sobre todo, las novedades
electrónicas que en la Ciudad Autónoma se vendían más
baratas y de última generación. Luis Moreno, presidente de
la Cámara de Comercio, recuerda que la ciudad tenía hasta un
90 por ciento de bazares que vendían multitud de mercancías
extranjeras. Ahora, sobreviven media docena de ellos. El
sector local se ha ido adaptando a las circunstancias. Pero
la apertura de la verja gibraltareña no provocó en solitario
la crisis que todavía hoy perdura, con picos de intensidad
por encima de la media. El receso vino acompañado de la
liberalización de las importaciones y de la progresiva
entrada en la península de productos de todas las
procedencias. Ceuta vio cómo la ausencia de impuestos y la
importación ilimitada de que disfrutaba perdían fuerza
frente a la comodidad de no tener que salir de la península.
Hoy en día, el proceso se repite pero al revés: gran parte
de la población flotante de Ceuta y los propios ceutíes
salen de la ciudad para realizar sus compras fuera. “La
gente es libre de elegir”, opina Moreno, que considera que
la crisis se puede paliar en algunos aspectos aunque sea
retomar el volumen comercial de hace 20 años. En la década
de los setenta y ochenta se organizaban excursiones desde la
Costa del Sol con turistas que buscaban la compra novedosa a
mejor precio. Ahora, el encarecimientos del transporte
marítimo y la comodidad, así como la globalización comercial
impiden que Ceuta sea eje comercial de relevancia. Sólo los
combustibles, el tabaco y el alcohol persisten con precios
más bajos que los peninsulares. Poco a poco, Ceuta pasó a
considerar prioritarias sus transacciones comerciales con
Marruecos, estableciéndose un comercio irregular que
sustituyó a las operaciones que se realizaban con los
turistas peninsulares.
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