Las instalaciones de la nave de la empresa ‘Ecoceuta’,
sitiadas en la zona portuaria sufrieron la noche del pasado
lunes un cortocircuito que pudo haber supuesto una desgracia
al encontrase cuatro personas implicadas en dicho suceso. El
propietario de la empresa, Francisco Javier García
Castañeda, explicó que todos los años durante las Fiestas
Patronales los feriantes usan la zona portuaria para
instalarse “y aprovechan que en la puerta de Ecoceuta pasa
un cable eléctrico proveniente del varadero y los feriantes
empiezan a engancharse a dicho cable para tomar
electricidad”.
La gran cantidad de cables que cruzaban la puerta de
Ecoceuta provocó que el paso de un camión derribara el
entramado formado, hecho que se produjo el pasado día 31 de
julio: “hemos avisado a la Policía Local que nos ayudó pero
que no trajo a nadie que supiera que hacer y la empresa de
alumbrado decía que no era su responsabilidad”.
Francisco García Castañeda comenta que durante los días que
los cables se han encontrado en la puerta de la nave los
camiones no han podido acceder para realizar la carga y
descarga, con los consiguientes perjuicios. Solo se podía
acceder a través de turismos.
Accidente
El suceso se produjo en la noche del pasado lunes, cuando un
turismo ocupado por cuatro personas, tres de ellas la mujer
y las hijas del propietario de Ecoceuta, intentaron acceder
a las instalaciones de dicha empresa: “al entrar mi mujer
con el coche, acompañada de una amiga y de mis dos hijas,
uno de los cables estalló y estuvo a punto de
electrocutarlas”.
El propietario de Ecoceuta se ha mostrado indignado por todo
lo que está sucediendo: “la puerta principal está cerrada
hasta que el varadero no arregle el cable que le han tirado
y de esta forma no podemos trabajar”.
También resalta la falta de responsabilidades que ha
existido respecto a todo lo ocurrido ya que “nadie quería
hacerse cargo de lo que estaba pasando”. Desde la directiva
de Ecoceuta se espera que la solución llegue pronto: “estoy
falto de envases, no puedo meter camiones para realizar la
carga”, algo que García Castañeda quiere relegar a un
segundo plano para resaltar que “la otra noche hablábamos de
vidas humanas”.
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