Pasen de mí porque estoy
reflexionando. ¿Qué soy una mamarracha porque no estoy
reflexionando sino escribiendo? Pues viene a ser lo mismo,
porque yo medito ante la pantalla mágica de mi ordenador y
mi espíritu se aúna a su corazón cableado, espero que
comprendan que, como minoría étnica desfavorecida y persona
en claro riesgo de exclusión social, tengo mis tics y mis
manías y yo lo que pienso lo tecleo con especial frenesí,
cosas del alma rifeña y de la idiosincrasia de servidora.
¿Qué cual es el motivo de mi profunda reflexión? Pues es un
motivo político, porque las elecciones no están lejanas y
nos vamos a jugar mucho en ellas, de hecho, espero que
“ninguno” tenga el pésimo gusto de que se cumpla la profecía
del Anticristo y vuelvan a llegar al poder “sobre la sangre
de los inocentes”. ¡Miren, miren! ¡La carne se me pone de
gallina de la aprensión! A mi es que el tema del satanismo,
los Illuminati y los inventos diabólicos me dan un yuyu del
carajo, no lo puedo evitar, porque el Mal existe, eso es
evidente y el demonio mima mucho a los suyos y les cuida con
especial esmero, mientras que, el Buen Dios a nosotros, nos
deja ir por libre y buscarnos la vida y currarnos lo poco
que tengamos. Con el cristianismo o te superas y creces con
la experiencia o te vas a tomar mucho por el culo, con
perdón de la palabra, pero el término aparece en el Real
Diccionario de la Lengua y servidora de ustedes es muy
respetuosa con la semántica.
Por supuesto que a nivel ceutí, pongo el teclado mugriento
de mi ordenador al servicio del pepero Vivas, porque es buen
hombre y porque, mis fuentes me han revelado que se crece
imitando a Chiquito de la Calzada y que cuenta los chistes
del genial malagueño como nadie. Ni que decir tiene que yo
soy ferviente seguidora de Chiquito y también le imito,
aunque el día en que Vivas aparezca en un mitin andando como
mi ídolo y diciendo ¡Norrr…! ¡Pecadores de la pradera…! ¡Fistro
visual…! Entonces, amen de mi teclado le entregaré mi
corazón, porque hay que tener mucho arte y mucho poderío
para retratar a mi Chiquito y encima hay que estar libre de
complejos y tener a tope la autoestima, amen de huir de toda
cursilería y de ese aspecto relamido y endomingado que
suelen tener los del PP.
Empezando por el odioso Ruiz Gallardón, ese excelso
papanatas que duró hace veinte años veinte días como fiscal
en la Audiencia de Málaga y su papá, el gran Ruiz Gallardón
tuvo que llevárselo a Madrid y buscarle enchufe tras enchufe
para colocarle y que se buscara la vida, siendo más feo que
un mandril rijoso y con la inteligencia natural de una
ladilla. Y de eso ha vivido este singular estúpido que acaba
ahora de montar otro de sus numeritos de “rebelde sin causa
que está ahí gracias al papi” casando a dos maricones, que
me da igual que se casen o que se descasen, pero como
cristiano, el repelente Ruiz Gallardón, no puede abofetear a
sus votantes, que no son marxistas zarrapastrosos de
Izquierda Unida sino la ciberderecha católica convicta y
confesa.
Sobran en el PP los pijos, los señoritingos del pan pringáo,
los albertines, los señoritos Arenas trepadores con causa a
fuerza de vasallajes y de agitar el botafumeiro al engreído
y soberbio Aznar. Sobran porque Rajoy es un hombre de otro
talante y parece que no necesita rodearse de una corte de
tiralevitas, chupapollas y pelotilleros para reafirmar su
autoestima, de hecho, parece más dado a que, en un futuro,
las decisiones dimanen de congresos con votaciones
democráticas que es lo que pedíamos los votantes a la hora
de elegir al sucesor de Aznar. Parece el hombre más cercano
a las urnas que ha imponer desde su cuaderno azul lo que le
salga de la sobaquina, pasando olímpicamente de las bases,
por considerar que, las bases son unos mierdas que ni saben
ni entienden. Hay que limpiar el PP con el estropajo mágico
y librarlo de arribistas y de trepadores, tirar del caldero
de Asterix y Obelix con su poción mágica y engrasar las
estructuras con unos litros de buen populismo.
Aznar decía odiar el populismo, mentira. No sabía ni de lo
que estaba hablando. De hecho bien que utilizaron a una
castroja ignorante como Celia Villalobos, cuyo mayor mérito
intelectual en su vida fue el haber aprobado el COU para
alcaldesa de Málaga y para ministra, ante el estupor y la
indignación de las bases. Pero es que Celia era la esposa
del oscuro Arriola, una especie de Rasputín consejero de
Aznar que le aconsejaba sabiamente limitándose a darle
siempre la razón y a aplaudir lo que decía el del bigote
hasta despellejarse las manos: esa era la catadura de
personajillos que prefería el ex Presidente. Pero Rajoy es
diferente, se siente que Rajoy nunca pondría a un tipo como
el tenebroso Arriola a su derecha para llevarle el café.
El actual lider popular acudió a Valencia y fue recibido por
el Santo Padre y acudió con su esposa y con sus hijos,
representándonos a millones de familias, a todos esos que le
vamos a votar si no incurre en los errores de
distanciamiento del pueblo y de frialdad del prepotente
Aznar. Reflexiones rifeñas que me hacen llegar a la
conclusión de que, el futuro del cambio y el arrinconamiento
de por vida del insulso socialismo progresista de salón pasa
por echar mano de lo mejor que tiene el PP que son sus
bases. Porque de las bases, que no de los pijos, de los
niñatos de Génova 13, de los trepaollas acuchados por sus
papás, de las bases es de donde han de surgir los líderes
del mañana y las soluciones de recambio. El futuro del PP no
puede estar entre las manos agoniosas de los pijines
privilegiados, ni de los señoritingos relamidos, porque de
ser así no hay futuro. El futuro hay que buscarlo en los
currantes, en los paganinis, en los chicos y chicas que
tienen que hacer el bachillerato nocturno porque han de
trabajar durante el día y que no son “niños de papá” sino
hombres y mujeres que ya saben bien adonde van, lo que
cuesta ir y lo difícil que es llegar, pero que llegan sin
enchufes y sin recomendaciones, sin nepotismo baboso y sin
mamonéo. El Partido Popular no puede ser un cortijo en manos
de terratenientes y con números clausus, sino una opción
para pescar a lo mejor del pueblo, a la sangre del pueblo,
aunque no se llamen Ruiz Gallardón, ni Rato, ni Saenz de
Santamaría, porque hay Pérez, López y Mohamed que son gente
de putísima madre.
¿No se llaman reformistas? Pues que reformen y larguen a
todos los pijoteros y los jilipollas, a los agitadores del
botafumeiro y a los pelotas, a los niños de papi y a los
enchufados. Eso es reformar y así se gana al pueblo desde el
pueblo. El resto es ganas de mamonear. Palabra de rifeña.
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