Todo tiene un principio y un fin.
Todo nace y todo muere.
El tiempo, ese maldito reloj que marca inexorablemente las
horas, se pone en marcha cuando algo nace y se para a la
hora justa, ni un segundo más, ni un segundo menos, cuando
se llega al final.¡Maldito reloj que marca los tiempos, del
principio y el final, sin permitirse regalarnos aunque sea
una milesíma más del tiempo establecido!.
Y ese maldito reloj marcará, hoy, con la traca el final de
las fiestas patronales. Habrá que esperar, todo un año, para
que sus agujas se vuelvan a poner en marcha, haciendo nacer
unas nueva feria. ¡La feria a muerto, Viva la feria!.
Cuando algo acaba, es depura lógica hacer el inventario de
lo que ha realizado durante todo el tiempo de vida.
Por eso, hoy, nos vamos a permitir hacerlo de lo que han
sido nuestras fiestas patronales durante sus nueves días de
existencia.
Como cada quisqui, según dicen, cuenta la feria según les
va, nuestro particular inventario sobre ella es, totalmente,
positivo.
Puede que, a algunos, el resultado final, a la hora de hacer
balance, no le sea tan positivo sino todo lo contrario. Cada
uno es cada uno y seis media docena.
Mi balance, de la misma, personalmente y en persona, digan
lo que digan, los jóvenes y las jóvenas o el mundo mundial,
si tuviera que darle una calificación no dudaría, ni un sólo
momento, en ponerle un diez.
He sentido la satisfacción y el orgullo de tener que hacer,
en el recinto ferial, más paradas que el Medinaceli, ante la
enorme cantidad de amigos, sin distinción de credos o razas,
queme han parado para saludarme e invitarme a tomar una copa
en su compañía.
Cosa que sólo se ha quedado en el saludo y en el
agradecimiento porque, si me llego a tomar todas las copas a
las que me han invitado, me tengo que pasar seis meses sin
escribir.
De todas formas, no tengo palabras par agradecer todas esas
muestras de cariño queme ha dado mi pueblo, mi gente. Esa
gente amiga que me han mostrado una amistad verdadera y no
de interés algunos porque, ellos, saben que no tengo ningún
puestecito desde donde le pueda colocar a ningún familiar.
Esto si que es el interés más desinteresado y no el slogan
de la desaparecida Caja de Ahorros de mi amigo Pepe Sillero.
Y es que, aunque algunos no lo crean, en esta vida que nos
ha tocado vivir, en algunos momentos de la misma,viene como
anillo al dedo aquella canción que decía: “Ni se compra, ni
se vende el cariño verdadero //. No hay en el mundo dinero//
para comprar los quereres del cariño verdadero //.
Y, desgraciadamente, en éste mundo de intereses, somos muy
pocos los que podemos presumir de hacer nuestras la letra de
la canción.
Somos, todos aquellos, los que sólo podemos dar amistad
puesto que, otra cosa, no podemos dar. No podemos, y esos
nos llena de orgullo, comprar la amistad por conseguirle
algún puestecito de trabajo a alguien .
La amistad es un sentimiento a igual que el amor y los
sentimientos, por muchas vueltas que dé la vida, ni se
compran ni se venden. No hay mayor error, que el creer que
por haber colocado a un familiar de alguien, ha conseguido
su amistad. Puesto que lo único que ha conseguido es, simple
y llanamente, algo de gratitud y quizás hasta escuchar, esa
consabida frase “nada tengo que agradecerle, él me debe más
a mi.Que se acuerde cuando era...”.
Al recordar el acercamiento de mis gentes a saludarme e
invitarme, sin mayor interés que ser mis amigos, he mirado
hacia otro lado del recinto ferial y he comprobado, con
estos peazos de ojos que se van a comer los asquerosos de
los gusanos como, cada quisqui, empieza a jugar sus bazas,
en esa lucha por conseguir algún premio, pegándose a quienes
están en mejores condiciones de poderselos otorgar,
abandonando a esos otros de los que todos estos pelotas y
lameculos saben que, cada día, pintan menos que servidor en
el Museo del Prado tratando de hacer una copia, de algún
cuadro de Murillo, por un suponer. ¡Que esto sí que es
suponer!.
Al contemplar el cuadro, que se ofrecía antes mis ojos, he
sentido el enorme orgullo de saberme apreciado por tantos
amigos, en la certeza absoluta de que nunca se romperá esa
amistad, nacida desde el propio sentimiento sin esperar nada
a cambio porque, a todos ellos y lo saben, nada más que le
puedo dar amistad.
La feria tiene los mil ojos de sus luces que le dan todo el
explendor y toda la belleza pero, también, tiene todos esos
miles de pares de ojos que van viendo, en el recinto ferial,
todo cuanto acontece y, sobre todo, a esos personajillos que
se sienten el ómbligo de esta tierra, sin darse cuenta de
que empiezan a ser abandonados por todos aquellos que otrora
le dedicaron sus mejores frases de alabanza a sus
excepeciones les personas.
Volviendo al inicio de éste artículo, todo tiene un
principio y todo tiene un final. Y al final hay que hacer
balance.El mio me sale positivo en todos los ordenes
incluida la feria.
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