Mucho ha llovido desde que los
portugueses dejaran para dicha de los ceutíes esta excelsa
figura de una virgen bizantina de rasgos angulosos que
estaba llamada a ser patrona y protectora de Ceuta y de sus
habitantes.
Con la mirada hacia el Serrallo, como bien manda la
tradición y así se construyó su santuario, la Virgen de
Africa ha estado siempre muy cerca del corazón de los
caballas. Para los que somos de esta tierra es un motivo de
enorme orgullo contar con la presencia de esta virgen buena,
paño de lágrimas de nosotros los ceutíes ya seamos
cristianos, musulmanes, hebreos o hindúes. Cinco siglos
contemplan a la talla y muchos los deseos y peticiones
realizadas.
Que la Virgen de África, alcaldesa perpétua de Ceuta, y
protectora de los ceutíes, acoja bajo su manto y logre la
conciliación permanente de los habitantes de esta tierra;
que bajo su excelsa figura reine la paz y consiga que el
respeto a la diversidad alcance cotas elevadas; que bendiga
a esta tierra, a todos los ciudadanos de Ceuta -nativos o
no-; que ayude a nuestros representantes políticos en la
búsqueda del camino del bien general...
En el día de la ofrenda floral a nuestra Patrona no estaría
de más la realización de un ejercicio de contrición en el
que todos y cada uno reconozcamos culpas y mejoremos en
nuestras relaciones en el día a día. No es malo, en los
tiempos que corren, buscar con más ahínco los puntos de
unión que los que equidistan.
En una Ceuta muy plural, multiconfesional y de un gran
calado en cuanto a su convivencia, comprobar que la
celebración de hoy y de mañana provoca la participación de
todos los ceutíes representados en su corporación en pleno,
sería de un gesto absolutamente plausible en cuanto al
respeto por una tradición de rancio abolengo que perdura de
generación en generación. Un gran paso éste, sin duda, para
una población que se enorgullece de todas y de cada una de
sus tradiones culturales.
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