Tengo este verano conmigo a una
estudiante de tercero de ICADE haciendo sus horas de
prácticas de Derecho Penal. Es una linda e inteligente joven
llamada Angela, medio española medio yanki, es decir, una
mestiza pata negra, que me acompaña y va tomando notas de
una rama del Derecho que se llama “Penal” por las penas que
,casi siempre, lleva aparejadas. Pero no en forma de años de
prisión, sino de penas del sentimiento, de pesares…Donde hay
un delito siempre existen culpable y víctima, cada cual con
sus circunstancias y casi siempre cada cual arrastrando tras
de si una familia.
“Odia el delito y compadece al delincuente” Vale, muy
hermoso sobre el papel, pero muy irreal cuando te encuentras
ante psicópatas hijos de puta, ante golfos o ante
delincuentes con floridos historiales y un afán enfermizo
por la reincidencia, lo que habla a su vez de evidentes
desórdenes psíquicos o de psicopatías más curable tal vez en
manicomios de los de antes que en cárceles. Pero también
caen desgraciados abrumados precisamente por las
circunstancias de sus vidas, gentes que, en otros entornos y
en otros medios puede que hubieran sido ciudadanos normales.
¡Cuántas y cuantas penas apareja el Penal!.
¿Que si mi joven pasante está llevando unas prácticas
animadas? Hay de todo como en botica, aunque ella se
sorprende, aun cuando estamos en la época dorada del respeto
a los Derechos Humanos. Relativamente. Yo soy relativista.
Dicen respetarse los Derechos Humanos, pero siguen
existiendo calabozos y arrestos tercermundistas, puercos,
infectos y repugnantes. Yo los he visto y los sigo viendo.
Por ejemplo los calabozos de la Audiencia Provincial de
Málaga, donde no merecen residir ni los perros sarnosos
abandonados, pero que ocupan hambrientos, sedientos y
desesperados presos, sin apenas luz, sin ventilación, sin
alimento, sin más consuelo que los afanes de esos hombres de
Dios que son los miembros de la Policía que intentan mitigar
vanamente sus padeceres, mientras, en los despachos del
primer piso los Ilustrísimos Magistrados no se enteran o no
quieren enterarse de la podredumbre y la desdicha existente
en los sótanos de su bello Palacio de ¿Justicia? Miramar.
Ojos que no ven corazón que no siente. En la Europa del
siglo XXI.
Eso si, nuestros gobernantes, a alto nivel, a ese nivel de
privilegiados que raramente pisarán un calabozo inmundo
(aunque no hay que fiarse, “nunca” hay que fiarse) Nuestros
payasetes pontificadotes van dando lecciones de moralina a
nivel internacional. Y no se les cae la cara de vergüenza.
¿Han visitado en plan residente el infierno del reformatorio
de Tierra de Oria en Almería? Si, ese mismo en el que estoy
trabajando contra reloj buscando a chicos malagueños que
hayan penado allá donde enloquece la rosa de los vientos,
para que hagan declaraciones juradas ante notario, pagadas
de mi pobre bolsillo, para tratar de cerrar ese centro. Un
chico, Alejandro Lopez Campanario, que me autoriza a dar su
nombre, recuerda hasta a los maestros que le brearon a palos
“Zeñora abogá ezo é peó que er Guantánamo”.
¿Guantánamo? Nuestros Poderosos hacen melindres y dan
grititos de horror ante el espantoso penal americano , pero
no miran a su alrededor buscando crónicas de horrores. Como
crónica del horror cotidiano son todas y cada una de las
espantosas conducciones que sufren los presos de prisión a
prisión en ataúdes de hierro. Más confortables son
transportados los cerdos que, por lo menos, van al aire
libre.¡Malditas sean las conducciones y los monstruos que
las toleran! ¡Malditas las celdas de aislamiento de esos
presos “peligrosos” que muchas veces no son más que pobres
locos sin diagnosticar!.
¿Qué dicen ustedes? ¿Qué el Delegado de Gobierno dijo a
bombo y platillo que la cárcel de Ceuta no es
tercermundista? Eso es que tan solo conoció a sus estupendos
funcionarios que bregan como pueden con lo poco que tienen.
Señor Delegado: Se venga con servidora al locutorio de
abogados, tan típicamente moruno y como muestra un botón.
Penal de penas. ¿Y por que los Centros Penitenciarios del
Puerto I y II han dejado de llamarse penales? ¿Y que me
dicen del desértico infierno de El Acebuche en Almería?
¡Maldito sea el degenerado que tolera la existencia de
semejante agujero! ¿Qué le puedo contar a Angela? Solo
aconsejarle que no se dedique a esto, porque el choque con
las penalidades, o te hiela el corazón como esas dos Españas
de antaño al españolito que venía al mundo, te hiela y te
congela los sentimientos. O por el contrario te revuelve el
ADN, este mejunje genético nuestro de guerreros, santos y
poetas y decides no conformarte y gritar tu rabia y tu
repugnancia a los cuatro vientos. Servidora y los que como
yo, “sentimos” las penas, no nos conformamos con denunciar,
sino que queremos remover la mierda y limpiarla, por mal que
huela, por mucho que pueda salpicar durante su manipulación
a los espíritus puros y a esos inútiles profesionales de la
buena conciencia que nos Gobiernan desde despachos
enmoquetados, pero que no bajan a los calabozos, ni reciben
una bandejilla de mejunjes infectos y apestosos como único
alimento, ni son sepultados en vida entre las chapas de un
furgón de conducción que acaba lleno de vómitos, meados y
lágrimas. Poderosos ¿Les hace una buena conducción de
presos? Si. Ahí es donde tienen que estar, con los que
sufren y no en los despachazos pagados con nuestros sudores.
Estoy sudando de angustia pensando en las conducciones de
verano, en los seres humanos tratados como bestias, en los
calabozos en sótanos inmundos y este sudor mío paga sueldos,
dietas, comilonas, pedazos de vacaciones, fastos y
privilegios.
El sudor del abogado que siente y al que pesan los pesares
es pegajoso, insano, apestoso. Por mimetismo nos impregnamos
del olor a miedo de muchos de los detenidos. ¿Usted sabe
señor Delegado que el miedo huele? Huele a aliento sucio, a
sobaquina, a desesperación. Se pase por el arresto, se meta
en una conducción, se de un garbeo por las celdas de
aislamiento y huela el terror y el horror.
No me gustan las prácticas de Angela, la rubia beldad de
ICADE, ni sus ojos desencajados por lo que viven y por lo
que ven, que es lo que deberían vivir y ver los
Privilegiados para luego dar gracias fervientemente al buen
Dios por lo mucho que tienen. ¿Derecho Penal? De penas. El
derecho del dolor.
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