La feria es bonita, alegre,
divertida y señorial, con ese señorío especial que saben
ponerle los caballas a todas sus cosas. Porque mi tierra, le
pese a quien le pese, es señorial.
Dicen que la feria la cuenta, cada uno, como le va. Y a
servidor, de momento, le va que ni pintada a pesar de no
haberme podido poner mi traje “corto”.
Oiga, amigo guardia, cada vez que me acuerdo, me pongo de
mala uva porque, vestirme de esa forma, era una de mis
ilusiones.
Pobre iluso querer colocarme un traje que no uso desde hace
quince años. Está visto y comprobado, que si quiero vestirme
de “corto” me tengo que comprar otro traje. Cosa arto
difícil con el asunto del euro que, cada día, tiene más
empobrecido a la mayoría de los españoles. Volvamos a la
peseta, a nuestra “rubia” del alma, y envíemos el euro a la
p...mierda.
En la feria también pasan cosas que no entiendo, esa es la
verdad. Nos dicen que hay que quitar los vehículos, de un
sector de Marian Española, porque aquella parte es estrecha
para que pase la cabalgata.
Todos los que tenemos vehículos, en aquel sector, los
quitamos y resulta que, después, la cabalgata no pasa por
allí. Manda...la cosa.
Me voy , a ver la cabalgata, a la bajada de Mendez Nuñez. La
chiquillería se divierte de lo lindo y los mayores nos lo
pasamos bomba con el espectáculo.
Estaba contemplando el asunto, cuando me viene a la memoria,
lo de la estrechez de la calle, y viendo los artilugios
componentes de la cabalgata, le pido a Santa Lucia que le
conserve la vista, por muchos años, a quien vió estrecho,
aquel sector, para el paso de la misma.
Que todo esto no es por criticar a nada ni a nadie es,
sencilla y simplemente, por decir cosas que han pasado en
las fiestas patronales para que, otro año, puedan ser
solucionadas.
Finalizada la cabalgata decidimos, como cada hijo de vecino,
bajar al recinto ferial a tomarnos una copa, como manda el
artículo primero de las fiestas patronales que dice: “Antes
de tomarte la segunda copa, te deberás tomar la primera”.
No sé quién escribió el primer artículo, pero el tío está
sembrado. hay que ver la gran inteligencia que ha
demostrado. Este tío, sin duda alguna, tiene un gran futuro
como político. Ante si, tiene garantizada una brillante
carrera en el mundo de la política. No me beso porque no me
llego.Soy, hay que reconocerlo, un auténtico genio. No
tirarme bocadillos de jamón que me voy a mosquear
Nos vamos, pues, a “La Calabaza” a reponer algo de nuestras
alicaídas fuerzas. Oiga, gloria pura ésta caseta, donde todo
es amabilidad a los que la visitan y donde, usted, puede
pasar un rato agradable, tomándose una copa, charlando y
metiéndose entre pecho y espaldas, algunas de las cosas tan
sabrosas que ponen para picar. Tengo que volver, lo prometo.
Y mi palabra vale más que cualquier papel firmado.
Por cierto que, de igual forma, tengo que visitar algunas
que otras casetas, para tomarme una copa y saludar a los
muchos amigos que tengo en ellas.Todo a su debido tiempo.
Pero, eso, también lo prometo para que no se me enfade nadie
y mucho menos, todos esos amiguetes, que me han parado por
la calle, diciéndome que me vieron por el real de la feria y
que desean haga una visita a sus casetas. Oiga, no es por
nada, me voy a poner “morao”. ¡Peazo feria me espera!.
Finalizada la cosa de reponer fuerzas, decidimos dar una
vuelta por el recinto ferial. Saludo a Bea, mi compañera de
fatiga en muchísimas presentaciones, que micrófono en mano y
con el cámara a la carrera tratan de conseguir una
entrevista de alguien que, al parecer, huye de ella para
evitar ser entrevistada. No conoce bien a Bea, gran
profesional donde las haya y a la que, uno, le tiene ley de
la buena. Seguro que le da alcance y le hace la entrevista.
Macho date por entrevistado.
Me es difícil pasar desapercibido por el recinto ferial
porque, en ese lugar, queramos o no, nos encontramos todos
los que de alguna forma nos conocemos, aunque sea de vistas.
¿A ver quién no nos conocemos en Ceuta?.
En mi caminar, con mis gentes, por el recinto ferial me
encuentro al presidente de la Ciudad, Juan Vivas,
acompañados por varias personas, entre ellas mis buenos
amigos los viceconsejeros de Festejo y Turismo, Carlos
García Bernardo y José Antonio Rodríguez.
Saludos de rigor empezando por el presidente, que no dude
que sigo siendo su amigo, aunque le critique algunas cosas
que, según mi particular punto de vista, no están bien.
Juan me hace un comentario que le agradezco, él atiende a
otros ceutíes y servidor se pone a hablar con José A..
Rodríguez de ferias pasadas donde él, que era un gran amigo
de mi hermano Pepe, fue uno de los primeros socios de
aquella inolvidable caseta que fue “Los Abanicos”.
Eran otros tiempos pero a pesar, de lo que se dice de
tiempos pasados, sí fueron mejores en casetas familiares.
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