“Quiero que sepan que me llevaré el original del sumario a
Cádiz y mandaré hacer copias testimoniadas ustedes saquen
sus conclusiones”, así daba por cerrada el presidente de la
sala, el magistrado Manuel de la Hera, la quinta sesión del
juicio que se sigue por el llamado ‘Caso Kimbi’ y que
mantiene la atención informativa de los diferentes medios de
comunicación ceutíes.
Las luces y las sombras marcan la dinámica de una vista oral
tan enrevesada en cuanto a declaraciones contradictorias que
ni el propio magistrado termina por fiarse de nada, ni de
nadie. El sumario 5/2000 cuenta con 60 tomos y 1.200 folios
a los que han de añadirse lo practicado en las cuatro
sesiones de la vista oral.
Los silencios, las declaraciones cambiantes a lo largo de la
instrucción del sumario, las pérdidas de memoria en la sala,
las respuestas contundentes en algunos casos que contradicen
a otras previamente realizadas en el mismo juicio,
dificultan al Tribunal su actuación. Éste deberá escudriñar
e hilar bien fino cuando deba dictar sentencias
condenatorias o exculpatorias entre los imputados.
Cinco sesiones
Tras la celebración de las primeras cinco jornadas y,
ciñéndonos al caso, varias dudas quedan en el aire en
función de las declaraciones oidas en la sala. Con
independencia de los argumentos descritos por los imputados
sobre sus respectivas situaciones personales en el día de
autos, los testimonios planteados tanto por la defensa como
por la acusación complican aún más la posibilidad de probar
hechos verosímiles que clarifiquen la autoría material de la
muerte del apodado como ‘Kimbi’.
Contradicciones
El principal testigo de la acusación, A.A.D, asegura que
acompañaba en el vehículo al ‘Kimbi’ en la noche del 31 de
diciembre de 1999 y que resultó herido de bala. Afirmó que
se hizo pasar por muerto y que logró ver a los que
dispararon. Es más, incidió en que tras la confusión inicial
“vio clara la situación”. Justo horas después, en el
hospital, reconoció las caras de quienes “apretaron el
gatillo”, once en total, reconociendo a quien, según su
versión, dio el tiro de gracia.
En el interior del vehículo se encontraron cuatro casquillos
y sangre del fallecido aunque no se halló del principal
testigo quien confirmó que estaba en el interior cuando
“remataron al ‘Kimbi’”. La posición del fallecido antes del
tiro de gracia era la de caido hacia el testigo quien afirmó
se hizo el muerto. Sin embargo, el famoso tiro de gracia que
atravesó el cráneo de izquierda a derecha no impactó en
A.A.D. pese a su cercanía.
El testigo principal fue herido de un solo disparo, según
consta en el sumario, cuya bala atravesó ambas piernas en
una trayectoria lineal y transversal.
Por otro lado dos testigos, el principal A.A.D y otro
ocular, E.M.M., que se “encontró” de casualidad con uno de
los pistoleros, se contradicen a la hora de aclarar cómo
iban pertrechados éstos. Mientras el primero afirma que iban
a cara descubierta, el segundo aseveró que estaban
encapuchados (rostro tapado).
De igual modo, en tanto que el testigo principal advirtió
que huyó herido de la escena del crimen hacia Los Rosales
cuando acabó el tiroteo, E.M.M. afirmó ante el tribunal que
tras “toparse” con uno de los pistoleros, al poco -tras
dirigirse a su propio coche- se le acercó corriendo y
cojeando un individuo que le pidió lo acercara hasta Los
Rosales. E.M.M relató que le advirtió al herido que corriera
y se fuera. En tanto, precisa y así queda reflejado en el
acta, aún pudo oir varias detonaciones más.
Pero las declaraciones de nuevos testimonios (policías,
familiares...) siguen dejando entrever situaciones nada
claras. Por una parte los funcionarios policiales aseguran
que son unos niños quienes “de forma espontánea” explican la
ubicación de los “encapuchados” -con capucha pero sin tapar
el rostro-. Supuestamente eran tres en unas escaleras y
otros tres en las cercanías de la parada de ‘bus’. No suman
-pues- once pistoleros y según los agentes en declaración
ante la sala, la versión de los pequeños, por espontánea,
resultaba creible. Los niños salieron huyendo tras oír
alguna expresión en árabe en medio de “un ambiente hostil”.
Acusaciones directas contra los imputados se han cruzado con
declaraciones que, en todo caso, enturbian el proceso que
tiende a clarificar lo sucedido el 31 de diciembre de 1999.
Entre tanto, el magistrado juez, presidente de la Sala se ha
llevado el sumario a Cádiz, por si acaso. ¿?
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