El que fuera el delegado del Gobierno en 1999, L.V.M.,
compareció ayer como testigo en la quinta vista oral del
juicio que se está celebrando por el asesinato del ‘Kimbi’.
En su declaración el ex delegado reconoció haber mantenido
una reunión con A.A.A., el principal imputado en esta causa,
a finales de 1998 para que “me ayudara a acabar con la
delincuencia en los barrios de mayoría musulmana porque
tenía mucha influencia y era muy respetado”.
Preguntado por Jesús Zapico, defensor del imputado, sobre si
en la reunión también se habló del GIL, el político negó que
alguna vez hubiera intentado conseguir el apoyo del acusado
para que “dirigiera a la comunidad musulmana hacia el PP y
así se evitase el desembarco del GIL en la ciudad”, algo que
el acusado testificó durante la primera sesión de este
juicio.
Según las palabras manifestadas por este imputado, el
delegado le habría dicho: “no quiero que el GIL venga aquí y
no quiero ni un tiro más en Ceuta”.
El ex delegado aseguró durante su comparecencia ante el
tribunal que “el Ministerio del Interior tenía una muy alta
preocupación por el nivel de delincuencia y de inseguridad
ciudadana” que había en Ceuta donde en dos años había habido
40 tiroteos. “La muerte de ‘Kimbi’ marcó, sin duda, un antes
y un después”, señaló.
Esta última afirmación ha sido una de las que más se ha
repetido entre los miembros de la Policía Nacional que han
ido testificando en la sala en estos días. Según el
comisario de entonces, A.V.A., ésta fue una época en la que
se produjeron muchos tiroteos: “éste fue uno más pero como
consecuencia de las detenciones que hubo desaparecieron las
acciones violentas de las bandas organizadas pero no había
ningún tipo de conspiración contra nadie”.
Esta última afirmación se refiere a la acusación realizada
por varios de los imputados en la que afirmaban ser objeto
de una “persecución” por parte tanto de políticos como de
miembros de la Policía Nacional que también figuran en la
lista de testigos que prestarán declaración en la sala.
El comisario contó que “cambiar los testimonios” era una
práctica habitual entre la gente que acudía a declarar por
lo que debían tomar las declaraciones de inmediato “si no lo
hacíamos así a las pocas horas, por la mañana, cambiaban las
versiones radicalmente”. Por este motivo, la noche de autos,
envió a un inspector y a algunos agentes para tomarle
declaración a A.A.D. en el mismo hospital.
Por su parte, el comisario jefe de la Brigada Operativa,
F.D.M., señaló: “tengo la impresión de que con las
detenciones desarticulamos a las dos principales bandas
armadas de la ciudad”. A raíz de ellas, afirmó, “se redujo
la criminalidad organizada en un 25% del año 1999 al 2000”.
50 millones
Apenas doce días después del asesinato del ‘Kimbi’ durante
un dispositivo policial desplegado en Hadu, un joven fue
arrestado en posesión de 50 millones de pesetas metidos en
una bolsa de deporte. El segundo imputado, M.A.A., logró
huir pero fue identificado con claridad por los agentes y
fue detenido tiempo después.
Los agentes habían desplazado un coche a la zona de Hadu-Los
Rosales porque habían recibido una llamada que les alertaba
de que se iba a producir una entrega de dinero entre los dos
principales acusados. Esos cien millones que sumarían en
total, presuntamente, serían para comprar el silencio de
A.A.D., víctima de los hechos y acompañante del ‘Kimbi’ la
tarde de la emboscada.
Era mediodía cuando un coche ocupado por dos personas y
conducido por M.A.A. bajó de Los Rosales en dirección a Hadu.
Los tres policías apostados en un vehículo de camuflaje en
sentido contrario dieron un giro de 180 grados y se pusieron
a seguir el vehículo con algunos coches de distancia. “No se
dieron cuenta de que los seguíamos en ningún momento”,
coincidieron en señalar los policías nacionales.
Al torcer en una calle, ambos sospechosos se bajaron del
vehículo (uno de ellos portaba una bolsa de deporte en la
mano) y llamaron a una puerta. “Fue el joven que abrió quien
se percató de nuestra presencia, dijo ‘brigadilla’ y cerró
la puerta”. Ambos hombres volvieron a subirse al vehículo
pero unos metros más adelante tuvieron que abandonarlo y
huir a pie porque la calle no tenía salida para el tráfico.
M.A.A. logró huir saltando un muro aunque pudo ser
identificado ya que era conocido de los agentes mientras que
el joven de la bolsa de deporte fue alcanzado. Al ser
inspeccionado su contenido se hallaron 50 millones de
pesetas “por lo que procedimos a su detención”.
El joven no dijo nada salvo que el dinero no era suyo y, de
hecho, no se sienta en el banquillo de los acusados e irá a
declarar como testigo en las próximas semanas.
Este relato coincide en algunos aspectos con el prestado por
el imputado el primer día aunque hay divergencias
importantes. M.A.A. afirma que “el chico se subió en el
mercado central y me dijo que lo llevara a Hadu y yo no sé
que llevaba en el interior de la bolsa”. La versión de los
agentes revela que no iba en la dirección que afirmó sino
justo en la contraria, bajando de Los Rosales hacia Hadu.
El acusado asegura que dejó al chico en el mercado de Hadu,
“donde su mujer tiene un puesto”, y que, al incorporarse de
nuevo a la circulación, “alguien metió una pistola por la
ventanilla y yo huí con el coche”.
El relato de ambas partes coincide, sin embargo, tanto en la
calle en la que se meten, como en que abandona el vehículo y
acaba dando esquinazo a los agentes tras saltar el muro
aunque M.A.A. no menciona el incidente de la vivienda. Se
sabe, además, que dicha vivienda es propiedad de A.A.A.
quien, supuestamente, iba a poner los otros 50 millones para
“comprar el silencio de la víctima de los hechos”.
Las vainas
La declaración de uno de los peritos de la Policía
Científica que acudió a la escena del crimen aquella
Nochevieja más que arrojar luz sobre el hecho ha complicado
la explicación que se trata de encontrar acerca de lo que
realmente sucedió.
A pesar de no ser experto en balística, el agente señaló que
“recogí vainas tanto del interior como del exterior del
vehículo”, un dato que podría indicar que desde el interior
del vehículo también se produjeron disparos si bien otra
posibilidad es que los tiros se produjeran introduciendo un
arma desde el exterior.
Multado
Otro testigo que también fue multado con 200 euros por
incomparecencia ante el tribunal a la hora requerida fue
M.F.M.F., el cuñado del ‘Kimbi’. Una vez que hizo acto de
presencia en la sala su declaración como testigo de la
acusación no aportó ningún dato ya que, al igual que la
supuesta novia del ‘Kimbi’ que ponía en duda siquiera que lo
hubiera conocido, alegó constantemente que “no recuerdo
nada”.
El testigo de la acusación había sido llamado a la sala
porque, supuestamente, habría mantenido una reunión junto
con su cuñada, M.M.S., con la trabajadora de un
establecimiento hostelero que, presuntamente, iba a recibir
dos millones de pesetas por decir que uno de los imputados,
A.A.M., había estado allí comprando en el momento de
producirse los hechos.
Sorprendentemente, el testigo no ratificó lo declarado en el
pasado y llegó incluso a decir que no recordaba haber
declarado lo que se recogía en el sumario, aunque sí
reconoció su firma en los documentos. M.F.M.F. dijo ayer que
no conocía a la chica con la que supuestamente había hablado
del asunto y que él “siempre” se había mantenido “al margen
de este asunto que llevaba mi cuñada M.M.S.”.
Además, el testigo había sido llamado a declarar por dos de
los abogados de la defensa ya que, supuestamente, había
dicho en el juzgado que la citada trabajadora “mentía” y que
él “estaba sometido a los dictados de su cuñada que era la
que lo manejaba todo”, aspectos ambos que el testigo
manifestó no recordar haber dicho jamás.
Tales eran los inconvenientes planteados por este testigo,
que no recordaba nada de nada a pesar de haber estado
vinculado a la familia hasta su separación de la hermana del
‘Kimbi’ en el año 2003, que el presidente de la sala se vio
obligado a recordarle que se hallaba bajo juramento y a
hacerle una llamada al orden para que tuviera “valor cívico
y declarase la verdad”. A pesar de esta advertencia, el
declarante siguió afirmando que no recordaba nada y no
aportó ningún otro dato a la sala.
Sumario
Antes de finalizar la vista oral, que se retomará el 8 de
mayo, el presidente del tribunal, Manuel de la Hera, informó
a la sala de su decisión de trasladar una copia íntegra del
sumario a Cádiz “con la finalidad de evitar que haya
pérdidas irreparables o no de ninguna parte del sumario”.
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