La apertura de algún nuevo
establecimiento, alguna nueva empresa; la llegada de
inversión; las apuestas de empresarios ceutíes o foráneos
deben ser recibidas con los brazos abiertos.
Ceuta vivió anoche la apertura de una nueva empresa. La
unión de dos almas inquietas del mundo empresarial (ceutí e
italiana) a los que les une la pasión por esta ciudad -uno
de ellos por ser nativo de esta tierra y otro por haberla
adoptado-, ha logrado la puesta de largo de un nuevo
restaurante. Un ‘italiano’, una Trattoria en los bajos del
edificio Trujillo donde cobra vida ya un exquisito rincón de
Florencia (Firenze), dispuesto a ofrecer un inmejorable
servicio a ceutíes y turistas aportando la calidad de la
pasta genuinamente italiana.
Una inversión empresarial en Ceuta que se hace efectiva y
que conllevará por la evidente contratación de personal, la
reducción de los extraordinarios niveles de paro existentes
en la ciudad.
Del mismo modo y, siguiendo los pasos de estos inversores
que siguen apostando y creyendo en Ceuta, la ciudad puede
encontrarse en un momento, de los llamados ‘dulces’ en el
sentido de que no son pocos los empresarios que empiezan a
decantarse por esta tierra al calor de sus potencialidades.
Una Ceuta que puede dar mucho de sí y es capaz de ofrecer
mucho más, apenas que se logre ver más allá y contemplar el
bosque que a veces tapa el interés de “árboles con
enrevesadas ramas y con raices excesivamente profundas que
logran acaparar demasiados rayos solares y succionar más
agua de la cuenta”.
El interés evolutivo de una Ceuta que clama por una salida
económica a la crisis existente debe contar con el respaldo
adecuado y las ayudas necesarias de una administración
abierta, decidida, sin indolencia y, por supuesto, exenta de
ataduras que en nada benefician al bien general. Son máximas
y criterios que nos deben llevar al relanzamiento económico
de la región. Que así sea.
|