La vista oral celebrada ayer en la sección sexta de la
Audiencia Provincial no estuvo exenta de polémica. A pesar
de no haberse producido ninguna tensión entre los testigos y
los acusados o los asistentes a la sala, como en la jornada
del lunes, la falta de memoria de algunos de los testigos
así como la no comparecencia de otros hicieron que la
jornada transcurriera de un modo distinto al previsto.
Dos fueron los testimonios que más llamaron la atención, la
de la supuesta novia del ‘Kimbi’ y la de un vecino del
Príncipe que presenció el asesinato aquella tarde del 31 de
diciembre. El de ella porque no recordaba “absolutamente
nada”, ni siquiera haber visitado al joven en prisión, según
consta en los archivos policiales. El de él por la
sorprendente tranquilidad con que relató lo que vio aquel
día.
La joven M.A.S. tuvo que ser conducida a la Audiencia
Provincial por agentes de la Policía desde su domicilio ya
que no había comparecido a pesar de tener una citación
judicial. Acudió como testigo de la Fiscalía, de la
acusación particular y de algunos abogados de la defensa.
Según las declaraciones leidas por el representante del
Ministerio público y que fueron realizadas por ella en los
meses posteriores a la muerte del ‘Kimbi’, ella le contó a
la hermana del fallecido que una tercera persona iba a
declarar a favor de uno de los acusados, proporcionándole
una coartada, a cambio de un millón y medio de pesetas.
Al ser preguntada por estas declaraciones la joven aseguró
que no recordaba nada aunque también afirmó: “nunca miento”.
El testimonio prestado por la chica no esclareció ningún
dato ni tan siquiera sus anteriores declaraciones,
resultando de poca utilidad tanto para la acusación como
para la defensa ya que se mantuvo en sus trece afirmando que
“después de siete años ya no recuerdo nada de todo aquello”.
Su falta de memoria afectaba incluso a su posible
conocimiento del fallecido ‘Kimbi’ al que llegó a visitar
tanto en la cárcel de Los Rosales como en la prisión
malagueña de Alhaurín de la Torre, unos detalles que la
joven manifestó haber olvidado por completo. M.A.S. negó
haber sido novia del fallecido o haber mantenido cualquier
relación cercana con él asegurando que jamás había hablado
con su hermana ni había acudido a la casa familiar para
darles el pésame por esta muerte.
Ante estas continuas negativas por parte de la testigo, el
presidente de la sala, Manuel de la Hera, le recordó que se
encontraba bajo juramento y que estaba “obligada a decir la
verdad porque si no podía incurrir en un delito de falso
testimonio”. A pesar de la advertencia, la joven continuó
asegurando que no recordaba conocer al fallecido ni a su
familia ni a otras personas que le mencionaron aunque “cabe
la posibilidad de que los haya tratado alguna vez, pero
desde luego no fueron mis amigos porque si no los
recordaría”.
El presidente de la sala tuvo que hacerle este mismo
recordatorio a otra de las declarantes que tampoco
compareció en un primer momento y a la que se le envió un
burofax para que acudiese a declarar por la tarde. Este
incidente le supondrá además una multa de 200 euros.
El testimonio de esta mujer, M.A.G.M., podría facilitarle
una coartada a uno de los acusados, A.A.M., que alegó haber
estado en el establecimiento en el que ella trabajaba
haciendo unas compras en el momento de los hechos. La mujer
tampoco recordaba lo sucedido aquella tarde “ni quien fue o
no porque era un día de mucho trabajo y él es un cliente
habitual”. En cuanto al horario de cierre, afirmó que el
comercio se cerró a las 18.30 horas porque “era un día de
fiesta”.
La mujer no sólo no recordaba lo que había manifestado en
sus anteriores declaraciones sino que, incluso, puso en duda
dos de sus testimonios anteriores aduciendo que “sólo he
acudido a testificar una vez a Comisaría y no recuerdo haber
ido nunca al juzgado”. A pesar de estas afirmaciones, la
testigo reconoció su firma en las tres declaraciones que le
fueron mostradas.
Testigo ocular
Por su parte, E.M.M. compareció ante el tribunal como
testigo presencial de los hechos. El hombre contó su versión
de los hechos a la vez que aseguraba con toda normalidad
que: “he visto más asesinatos en el Príncipe aparte de
éste”.
E.M.M. relató en la sala que fue la última persona en ver al
‘Kimbi’ con vida, además de las personas que lo mataron.
Explicó que vio al fallecido en la plaza en que lo
acribillaron a balazos apenas unos minutos antes de que
comenzara todo y que incluso lo saludó aunque fue incapaz de
precisar si había o no alguien con él en el interior del
coche alegando que “no miré al interior porque eso es de
mala educación”.
El testigo se dirigía a su coche, tras haber saludado al ‘Kimbi’,
cuando se encontró con un encapuchado que llevaba una
pistola en la mano: “yo me quedé parado y levanté las manos
pero él me hizo un gesto como diciendo que la cosa no iba
conmigo y me podía ir tranquilo así que me fui a mi coche”.
Tras este episodio recuerda que oyó muchos tiros: “no duró
más de un minuto”. Entonces, se encontró con un chico joven
que iba cojeando y que le pidió que lo llevara a Los Rosales
y éste se limitó a decirle que corriera y huyese de allí
“porque era evidente que venía del lugar de los hechos”.
E.M.M. no presenció el momento en que el coche del ‘Kimbi’
se estrellaba contra el muro aunque afirmó que escuchó tiros
antes y después del accidente y que no lo presenció “porque
estaba hablando con el chico que cojeaba”.
En cuanto al número de pistoleros que, según dijo, “iban con
la cara tapada y sólo se les veían los ojos y la boca”, el
testigo no precisó con claridad cuántos eran ya que, en un
primer momento afirmo que eran diez o quince y en el resto
de la declaración sólo hablaba de tres pistoleros.
Una vez finalizado el tiroteo el testigo se acercó al lugar
de los hechos y se encontró al ‘Kimbi’ agonizando aunque no
vio a nadie que saliera del vehículo. Señaló que “había
gente intentando desvalijar al muerto y yo lo impedí”. Fue
entonces cuando ayudó a varias personas a meterlo “en un
Golf negro que lo llevó al hospital”. Después de esto, el
testigo declaró haberse ido a la mezquita a rezar, “porque
mientras yo estuve allí no llegó la Policía”, y que la
decisión de acudir a la Policía a contar lo que había visto
la tomó casi seis meses después de los hechos “tras
comentarlo con el cura y que éste me dijera que debía contar
lo que había presenciado”.
Preguntado sobre si vio a los sospechosos en el lugar de los
hechos, E.M.M. aseguró no haberlos visto ya que “todos los
pistoleros iban con la cara cubierta”.
Hermano del ‘Peseta’
La declaración de A.A., hermano del fallecido conocido como
el ‘Peseta’, se desarrolló por otros derroteros ya que culpó
directamente a A.A.A. de la muerte del ‘Kimbi’ y también de
la de su hermano. Según relató, fue el propio A.A.A. quien
hizo que el ‘Peseta’ “fuera a meterle una recortada al
‘Kimbi’ por la ventanilla del coche”. Según el testimonio de
este declarante, tras este incidente el ‘Kimbi’ y A.A.D.
(que resultó herido en la emboscada de Nochevieja) “cogieron
a mi hermano y le pegaron hasta que les contó que había sido
A.A.A. quien le había mandado a amenazarles”. Un hecho que
también fue relatado por A.A.D. durante su comparecencia del
lunes.
Según el hermano del ‘Peseta’, un mes después de este
encuentro su hermano fue asesinado, algo de lo que culpa a
A.A.A.
Este testigo, al igual que la hermana del ‘Kimbi’ y el
acompañante de éste el día de la emboscada, coincidieron en
señalar a algunos de los acusados como “responsables de
varias muertes en Ceuta en los años previos al asesinato del
‘Kimbi’” y se mostraron bastante alterados al afirmar que
“nadie quiere declarar porque hay mucho miedo”.
A.A. mostró además su preocupación ante el tribunal por las
“continuas amenazas que sufro de parte de A.A.A., que lo
hace siempre a través de terceras personas” y que, según su
declaración, “está esperando a que todo se solucione para
arreglar cuentas conmigo y con algunos más”.
Coche siniestrado
Otras dos personas que ayer comparecieron ante el tribunal
de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta fueron dos
hermanos propietarios del vehículo en que viajaba el ‘Kimbi’
la tarde en que murió.
El vehículo fue adquirido por S.A.D. tres días antes del
asesinato aunque figuraba a nombre de su hermano mayor R.A.D.
“porque aún no me había sacado el carnet de conducir”. Ambos
coincidieron en señalar que ‘Kimbi’ tenía el coche porque
era amigo de S.A.D. “y a pesar de que era nuevo, mi amigo me
lo pidió y yo se lo presté para subir al Príncipe”. El coche
fue entregado a su dueño una vez que se le practicaron las
pruebas pertinentes y éste se deshizo de él de inmediato, un
hecho que no fue entendido por los abogados ya que,
supuestamente, el coche lo tenían en calidad de depósito
judicial.
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