El homenaje al Santa Teresa de Ávila II comenzaba ayer a las
once y media de la mañana en el Muelle España. La formación
militar contó con un piquete compuesto por el pelotón de la
Compañía de Mar de Ceuta, con la Banda de Guerra de la ULOG-23
y la Unidad de Música de la Comandancia General. Después de
los honores a la autoridad que preside se llevó a cabo la
lectura de la disposición oficial de baja del buque así como
una alocución del Jefe de la Unidad de Transportes, Adolfo
Corbacho. Con un “¡Hasta siempre Santa Teresa!” culminaba un
discurso en el que se puso de manifiesto la trayectoria de
este barco que inicialmente fue utilizado para cubrir la
línea entre Ceuta y Algeciras al objeto de asegurar, dos
veces por semana, el suministro de diversos recursos a la
Panadería Militar y a la Unidad de Cría Caballar y Remonta.
El ‘Santa Teresa’ había participado, antes de su
hundimiento, en diversas misiones como el transporte de
mercancías peligrosas a Ceuta y Melilla, el apoyo logístico
al Peón de Vélez de la Gomera y a las Islas Chafarinas y
Alhucemas.
El arriado de la bandera del buque, que después fue
entregada al Jefe de la Unidad de Transportes, puso punto y
final a la formación militar. Una vez que la tropa del buque
lo abandonó, el remolcador de salvamento marítimo ‘Miguel de
Cervantes’ inició el remolque hasta el lugar elegido para el
hundimiento. Era cerca de la una y media de la tarde y el
‘Santa Teresa de Ávilla II’ no se vislumbraba en el agua;
empezaba a cumplir su función, la creación de un arrecife
artificial.
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