La plaza de toros de Vista Alegre fue testigo de excepción
de la reunión nacional en la que el PSOE realizó un balance
de estos dos intensos años de gobierno, media legislatura
que ha dado lugar a muchas situaciones. Y es que en este
periodo de tiempo a ZP y a los suyos le ha dado tiempo de
muchas cosas. Su llegada a la Moncloa no dejó indiferente a
nadie ya que se produjo en un gris contexto de la reciente
historia de España.
José Luis Rodríguez Zapatero en estos dos años, consciente
de que muchos jóvenes del país están mirando con lupa todo
lo que realiza su gobierno, ha intentado cumplir con sus
‘atractivas’ promesas electorales, para poder mantener ese
voto ‘prestado’. No le faltó tiempo para retirar a las
tropas españolas de Irak, su principal arma electoral ya que
los españoles sentían que esa guerra no era suya.
Tras la retirada llegaron las no menos polémicas bodas
homosexuales, que dividió al país en dos, por una simple
cuestión semántica. Esto hizo que su famoso buen talante se
viera agrandado a los ojos de los sectores más liberales del
país. Tampoco tardo en aparecer la Ley contra el maltrato de
género, muy esperada en una sociedad cansada de sufrir una
lacra que no se corresponde con la época en la que viven los
ciudadanos españoles.
Pero no todos han sido ‘palmaditas’ en la espalda para este
gobierno que en ocasiones se ha visto con la soga ‘al
cuello’. La reforma del polémico Estatut Catalán ha sido una
de las grandes losas de este ejecutivo socialista que se ha
visto entre ‘la espada y la pared’ a la hora de tomar una
decisión que de antemano no gustaría a alguien.
Tampoco fue muy acertada la propuesta de la ministra de
Vivienda, Trujillo, de proponer a los jóvenes españoles
viviendas de 30 metros cuadrados.
La última tormenta en el seno socialista llegó de la mano
del ya ex-ministro de Defensa, José Bono, abandonando el
cargo y poniendo en entredicho supuestas rupturas en la
cúpula socialista.
Por todas estas razones se ha celebrado esta reunión
nacional, para pesar en la balanza el debe y el haber que
los socialistas llevan conseguido en estos dos primeros años
de gobierno en los que no han dejado indiferente a nadie.
La Ciudad Autónoma de Ceuta también tuvo su hueco en la
apretada agenda del presidente que la visitó el pasado 31 de
enero, cumpliendo de esta manera el deseo de muchos ceutíes
que no veían un presidente del Gobierno en su ciudad desde
la época de Adolfo Suárez, y por otro lado reforzando la
españolidad de una ciudad que como no hace mucho, dijo el
presidente, Juan Vivas, “ha sido, es y será una prolongación
de España en el Norte de África”.
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