La segunda sesión del juicio oral que se sigue por el
asesinato del ‘Kimbi’ tuvo como protagonistas a A.A.D.,
acompañante del fallecido el día del atentado, y a M.M.S.,
hermana del ‘Kimbi’.
A lo largo de toda la mañana, en un interrogatorio que duró
cinco horas, el copiloto del vehículo no tuvo dudas a la
hora de identificar a todos y cada uno de los acusados como
implicados en la emboscada que le costó la vida a su amigo
el 31 de diciembre de 1999. A.A.D. relató a la sala cómo un
total de 17 personas atacaron a los ocupantes del vehículo
disparando por la izquierda, la derecha y la parte trasera
del Audi A3 en el que viajaban.
“Llegamos a la altura de la farmacia y tras el autobús
estaban todos los individuos que tengo detrás menos dos”,
señaló. Los dos a los que se refería, A.A.A. y M.A.A, ya
relataron en la primera vista oral que se encontraban en la
ciudad santa de La Meca el día de los hechos. El testigo de
cargo corroboró este hecho diciendo que “todo el mundo en
Ceuta sabía que estaban fuera de la ciudad” aunque también
los señaló como “inductores y organizadores de todo”.
Según su relato, ‘Kimbi’ y él no tenían previsto ir al
Príncipe aquel día sin embargo “una llamada de una de sus
novias hizo que cambiáramos de planes y fuéramos allí; yo
creo que ella actuó de cebo para que cayéramos en la
emboscada”.
Al quedar con la joven, ambos subieron al vehículo y se
trasladaron desde Los Rosales hasta El Príncipe.
Inmediatamente, de detrás del autobús, “salieron los
pistoleros y nos cortaron el paso, la primera ráfaga vino
por detrás y dio en ‘Kimbi’ que perdió el control del coche
e hizo que nos estrelláramos contra un muro cercano”. A.A.D.
dijo que él no murió ni resultó gravemente herido porque
‘Kimbi’ cayó sobre él y fue blanco de la mayoría de los
disparos. Aseguró que se hizo el muerto y que en cuanto vio
que los pistoleros se retiraban salió huyendo con el
objetivo de “llegar como fuera a mi barrio porque en El
Príncipe nadie iba a ayudarme porque todos están
intimidados”.
En su huida, fue alcanzado en una pierna por un tiro que
efectuó M.A.A. y al que A.A.D. señala como uno de los
principales autores materiales de los hechos que se están
juzgando estos días.
“Encontré a un chaval con una moto y le obligué a que me
llevara a Los Rosales porque allí no estaba seguro” dijo el
testigo, que nunca perdió la consciencia a pesar de estar
herido.
Este hecho afortunado para que la víctima lograra huir del
lugar fue objeto de múltiples conjeturas por parte de los
abogados defensores que llegaron a preguntarle si no había
sido él uno de los participantes en su muerte logrando que
‘Kimbi’ acudiera al sitio de la emboscada. Indignado con
estas insinuaciones, A.A.D. dejó claro que a pesar de no
tener graves secuelas físicas sí había estado mucho tiempo
bajo tratamiento psicológico: “tengo la cabeza rota”.
Además, dijo que el único responsable de que estuviera aún
vivo era Dios: “me salvé porque él consideraba que aún no
había llegado mi hora”.
A.A.D. relató también que no tenía ninguna duda de que todo
fue planeado por A.A.A. y M.A.A. ya que todo venía de
principios de 1999: “al principio, ‘Kimbi’ trabajaba con
ellos en el tráfico de hachís, hubo un problema con una
mercancía que, supuestamente, se perdió y al final resultó
que ellos lo habían vendido por su cuenta para no pagar a
‘Kimbi’ así que éste los dejó y se puso a trabajar para
otro, entonces le amenazaron con matarlo si no volvía con
ellos”.
El principal testigo ocular del asesinato contó al tribunal
que A.A.A. y M.A.A. le ofrecieron un total de 100 millones
de pesetas a cambio de guardar silencio. A pesar de que se
ha pasado los últimos seis años cumpliendo condena, A.A.D.
dijo ayer que “nunca he dejado de sentirme intimidado” ni de
sentir una fuerte presión. Presión a la que hizo alusión al
referirse a varios testigos que se retractaron de sus
declaraciones anteriores o, simplemente, retiraron sus
acusaciones porque fueron “pagados”. “Se dedican a intimidar
a la gente y a obligarles a hacer lo que ellos quieren”.
Tensiones
Llegado el momento de la declaración de M.M.S., hermana del
fallecido ‘Kimbi’, A.A.D., el testigo protegido que había
declarado por la mañana y que, por lo tanto, ya podía estar
presente en la sala, profirió insultos y amenazas en árabe
dirigidas a los acusados que tuvieron una reacción inmediata
por parte del presidente de la sala, que lo expulsó, y por
parte de la familia de los acusados que se puso muy nerviosa
al escuchar estas palabras.
También M.M.S. fue desalojada de la sala una vez finalizada
su declaración al despedirse de los imputados gritándoles
“¡asesinos! ¡vosotros habéis matado a mi hermano y exijo
justicia!”. La hermana del ‘Kimbi’ tuvo que ser atendida por
los servicios sanitarios una vez fuera de la sala de vistas
debido a una crisis nerviosa.
Declaración de M.M.S.
El testimonio de la hermana del fallecido se produjo en los
mismos términos que los de A.A.D.: señalando a A.A.A. y
M.A.A. como ‘cerebros’ de la emboscada que le costó la vida
a ‘Kimbi’ a pesar de encontrarse en La Meca.
Afirma que una vez que A.A.D. y A.M.A. (imputado en el caso)
acudieron a su casa a darle los nombres de los autores del
asesinato acudió al juzgado y a la Comisaría a poner estos
datos en conocimiento de las autoridades y que fue entonces
cuando otra persona “me ofreció dinero en nombre de A.A.A. y
M.A.A. a cambio de que guardase silencio”.
Igualmente, M.M.S. declaró ayer ante el tribunal que en una
ocasión en que se encontró con A.A.A. en el juzgado “vino a
sentarse a mi lado y me dijo que él no había tenido nada que
ver y que había sido M.A.A. quien había planeado todo”.
Posteriormente, declararon el conductor del autobús de El
Príncipe y dos jóvenes militares que tuvieron un accidente
el día de los hechos, presuntamente, ante dos de los
acusados. El juicio continúa hoy.
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