Un estudio de la entidad bancaria ‘Caixa de Catalunya’
revela que la factura energética en España supone un gran
lastre para las economías familiares. El informe trimestral
sobre consumo y economía familiar analiza la evolución del
gasto energético de las familias desde 1973 hasta 2005,
llegando a calcular un incremento del 117% durante este
período. Este incremento incide con especial virulencia
sobre las familias de rentas modestas y tiene como
singularidad el hecho de que un 43% del gasto energético se
emplea como carburante y el resto va destinado a la
vivienda.
Según los datos aportados por la consejera Elena Sánchez, el
consumo de energía en la Ciudad Autónoma se ha incrementado
un 4%, mientras que la recaudación del IPSI en lo relativo a
hidrocarburos se ha reducido un 9%, desmarcándose de la
tendencia actual que indica que el gasto de carburante
dentro de la economía familiar ha pasado de suponer un 1,5%
del total en 1973 a ser del 4,5% en 2003.
La mejora de renta en el conjunto de la población española
ha propiciado este crecimiento energético que además, se
contabiliza como indicador de la calidad de vida de una
región. En la Ciudad Autónoma de Ceuta y según los datos de
la evolución del IPC de marzo, uno de los mayores
incrementos interanuales corresponde al subgrupo de la
electricidad, el gas y otros combustibles, registrando una
subida del 11,9%. El mayor aumento, en todo caso, tiene que
ver con el transporte, debido a la evolución del precio del
petróleo, que sigue siendo el grupo más inflacionista. Los
bienes y servicios relativos a los vehículos, entre los que
se incluyen los combustibles, subieron en doce meses un
16,4% mientras que los servicios de transporte lo hacen en
un 9,4%.
La lectura que se puede hacer de todos estos datos es que el
precio de la energía, principalmente los derivados del
petróleo, (aunque otros, como el gas o la electricidad se
incrementan también por un efecto arrastre) llevan un camino
ascendente imparable en los próximos años pero que en Ceuta
provoca una reducción de su consumo, al menos en lo relativo
a carburante para automóvil.
En cualquier caso, el estudio de la Caixa de Catalunya
afirma que el aumento puede considerarse “más que
proporcional” si se compara con el destinado a otros gastos
y servicios.
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