PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura


Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - DOMINGO, 23 DE ABRIL DE 2006

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

Cielos de plástico
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

Hace algunas fechas que., ojeando este periódico en la sección política me sorprendió la lacrimosidad de un representante local que alegaba que hay ceutíes que pasan hambre y que no tienen que comer. Y eso no es nada nuevo. También hay habitantes del resto de España que pasan hambre y Cáritas tiene censados a ocho millones de pobres, eso sin hablar de la pobreza vergonzante de dignísimos jubilados y jubiladas que gozan de pensiones de miseria y subsisten malamente.

Lo que me sorprendió del representante local que clamaba por los desfavorecidos sociales, que es como ahora se llama a los pobres de toda la vida, es que, aparte de recordar que creo que llevaba una sorprendente corbata de color amarillo, ponía en sus palabras una nota quejicosa, ese tipo de entonación que se supone que es un llamamiento a la solidaridad y al compromiso, pero que a los curritos y a las marujas, estragaítos de trabajar, conmueve bien poco. La sufrida clase media, paganini del sistema, ante pontificaciones de pobreza suelen responder con mal talante “Pues si no tienen para comer que trabajen, que se creen ¿Qué van a subsistir eternamente de ayudas sociales que salen de nuestros sudores?”.

En efecto, el meterle a un pobre un pez en la boca ya se sabe que no es ninguna solución, la única solución es enseñarles a usar la caña y a buscarse la vida y si en Ceuta no hay trabajo, nuestra España es inmensa y curro hay. Y mucho. Que se lo pregunten a los moritos que sudan a cincuenta grados bajo los cielos de plástico de los campos de Níjar o del Ejido. Hombres honestos y honorables que no llegan a nuestra tierra con la boca abierta para que le introduzcan el pez, sino que vienen a buscar trabajo en la agricultura y lo encuentran y les pagan bien. Alojarse se alojan donde malamente pueden para ahorrar hasta el último duro y traerse a sus familias con infinito papeleo, pero los desfavorecidos ceutíes, que son españoles, no necesitan papeleos ni ayudas de oenegés, sino apuntarse en el paro y coger al vuelo lo que les ofrezcan. Como temporeros agrícolas la labor dura todo el año en diferentes puntos geográficos y se sacan buenos jornales. En la construcción hace falta gente en toda España y en el sector servicios. Trabajo hay y no me parece que, el desfavorecido socialmente ceutí pertenezca a ninguno de esos colectivos que salpican las ciudades, auténticos marginales, toxicómanos, sidosos, enfermos mentales, alcohólicos y sin techo. Estos pobres son, antes que nada, enfermos y necesitarían hospitales y lugares de acogida no temporal sino definitiva. No se les puede invitar a que trabajen porque, la mayoría no se encuentran ni capacitados ni sanos para ejercer ningún cometido, primero curarles y luego ya se verá.

Pero el hambriento ceutí sobre el que declamaba aquel tipo me pareció sencillamente un parado de larga duración, con escasos ardiles para buscar y conseguir trabajo fuera de la ciudad y ganarse honestamente la vida. La sociedad ni soporta ni tolera a los profesionales de vivir de subsidios, acepta y apoya cursos obligatorios de capacitación laboral y planes de empleo que no tienen por que responder al imperativo cateto de tener que trabajar dentro de la propia autonomía. Señores, para ganarse honradamente la vida no hay que caérsele a nadie los anillos y les diré que, de Andalucía, todas las temporadas a la vendimia francesa, viajan en autobuses miles de andaluces para sacarse unas buenas pelas. Emigran fuera de España, viven en barracones y no son en absoluto colectivos paupérrimos sino agricultores dignos y deseosos de ganarse un dinero extra.

Yo, de los ceutíes, me despabilaría, cielos de plástico hay muchos, en todo levante, en Andalucía y cosechas tempranas más aún. El sueldo es bueno, el trabajo honrado y las perspectivas de ocupación absolutas. Lo que no es asumible para la sociedad europea occidental del siglo XXI son los profesionales de vivir de limosnas ni la ñoña moral onegetista de dar el tazón de arroz pero no la semilla para que la planten y hagan cultivos. Y hay peligro. Porque se han abierto las puertas a países del Este y existen diez millones de europeos dispuestos a venir a España a trabajar, son obreros cualificados, técnicos medios, técnicos superiores, profesionales de todo tipo, pero, antes que nada, ciudadanos honestos que quieren ganar el pan con el sudor de su frente. Ya en Madrid encuentras a ingenieros polacos políglotas que, mientras convalidan el título, viven haciendo chapuzas y echando horas en la obra y a enfermeras checoslovacas atendiendo a ancianos y de ahí a los laboriosos sudacas que van a copar la agricultura de todo el Levante , ninguno de ellos presentan problemas de integración y no vienen con listas de agravios, porque, los que vienen agraviados y clamando por sus derechos, que no por sus obligaciones, son un coñazo insoportable.

Este artículo es una contestación a las fulminaciones sobre la pobreza ceutí, porque lo realista no es lloriquear sino contactar con empresarios, ofrecer mano de obra trabajadora, en la fresa de Huelva, en la aceituna de Jaén, en el brócoli murciano o bajo los cielos de plástico donde cultivan gloria bendita. Trabajo hay, pero para conseguirlo hay que mover el culo y aprender a utilizar la caña si se quiere, cada noche, cenar un pez.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto