No cabe duda alguna que, cuando
uno va cumpliendo años, le gusta recordar los tiempos de sus
niñez, reviviendo todas las sensaciones, buenas o malas eso
es lo de menos, y a aquellos otros niños que formaron
nuestra pandilla y que juntos vivimos y fuimos formando
nuestras propias historias. Las historias de nuestras vidas.
Es raro el día que no tengo un recuerdo para aquella
maravillosa época de mi niñez, en mi adorado Callejón de
Lobo, el mejor barrio del mundo, vivida en compañía de mis
amigos de toda la vida, algunos de los cuáles, para
desgracia mía, hace siglo que no veo. ¿Dónde estarán? ¿Qué
será de ellos?.
Un siglo de estos , me tengo que hacer las averiguaciones
pertinentes para saber de sus vidas repartidas, por
necesidades de la propia vida, por todo el suelo patrio.
Durante mi estancia en Barcelona, me encontré con un buen
número de amigos de mi Callejón del Lobo, que estaban por
aquellos lares ganándose las habichuelas. Fue una gran
satisfacción volvernos a encontrar, después de tantos años.
Lo dicho, un siglo de estos, me tengo que hacer las
averiguaciones pertinentes para saber donde están y qué es
de sus vidas.
Los otros días esos recuerdos, de aquellos niños que
formaron mi pandilla, me vinieron con más fuerza que nunca,
al ver anunciado un circo, en esta tierra, que va a ser
colocado en el recinto ferial.
El mundo del espectáculo ha formado, durante muchos años,
parte de mí vida. Un mundo diverso pero que me hizo ser rico
en paisajes y paisanajes y, hoy día, a pesar del tiempo
transcurrido, puedo presumir de las grander amistades que
sigo manteniendo y me llenan de orgullo, con las primeras
figuras, dentro de ese mundo del espectáculo..
Y, precisamente, dentro de ese mundo del espectáculo, lo que
más me emocionaba era, de pequeño, poder ver los distintos
circos que llegaban, a nuestra tierra, bien por las fiestas
patronales o por cogerles de paso de su gira por África de
vuelta a la Península.
El circo, a pesar de la crisis que está sufriendo
últimamente, no morirá nunca porque es, sin duda alguna, el
mayor espectáculo del mundo.
Por esta tierra nuestra han pasado los mejores circos del
mundo, entere otros Alegría, Arriola, Hnos Alvarez, Circo
Americano , Hnos Tonetti y Circo Price y muchos otros más
que, en estos momentos, no recuerdo.
Al evocar el ya desaparecido Circo Pirce, se me viene a la
memoria uno de los momentos más importantes de mi vida,
dentro del mundo del espectáculo, como fue el vivido aquella
noche inolvidable, en la que tuve la enorme suerte de
presentar un espectáculo al lado del mejor locutor de todos
los tiempos, en los espectáculos cara al público, el maestro
de maestros, mi admirado Boby Deglané. ¿Se puede pedir más?.
No creo que se pueda pedir más, para un chaval de catorce
años, que veía colmadas todas sus ilusiones al presentar un
espectáculo, nada menos que en el Circo Price junto al
admirado maestro.
Perdonen este inciso, perola hablar del Circo Price, no he
podido contener la emoción, recordando aquel momento vivido,
que forma parte de la historia de mi vida.
Pero volvamos al circo, al mayor espectáculo del mundo, a
ese espectáculo que cuando niño trataba, por todos los
medios a mi alcance, asistir en cada ocasión que un circo
venía por estos lares.
En todo circo que se precie de serlo, jamás podrán fallar la
actuación de los payasos, auténticos puntales sobre los que
se levantan las carpas del mayor espectáculo del mudo. Un
circo sin la actuación de los payasos, no merece la pena ni
de llamarse circo.
España ha sido cuna de los mejores payasos del mundo.
Hombres como Rampe, Charli Rivel, Pompof , Tedy,
Nabucodonorsocito y Zampabollos, Hermanos Tonetti y los
celebres payasos de la tele, Gaby, Miliki, Fofó y Milikito,
marcaron toda una época dentro de ese maravilloso mundo del
espectáculo que es, el circo.
Todos ellos, en sus épocas, con su arte indiscutible
hicieron reír al mundo entero. Nada hay más bonito, en este
mundo, que el hacer reír a los semejantes. Y ellos, en sus
actuaciones, lo conseguían cada día.
A pesar de la desaparición de todos ello, España sigue dando
grandes payasos, pero, al contrario de esos genios del humor
que nos hacían reír, estos, de ahora, con sus actuaciones,
algunas de ellas patéticas, nos hacen llorar.
Todos estos payasos de ahora, con perdón de los auténticos
payasos que hicieron reír al mundo entero, hicieron su
aparición con la llegada de la democracia y, a pesar de los
años transcurridos, para desgracia de todos los españoles,
cada cuatro años surgen nuevos payasos que sólo valen, por
su ineptitud para acertar a comprender, el mal circo que
estamos viviendo.
Mismamente, en esta tierra nuestra, también tenemos nuestros
correspondientes payasos y, no perdemos las esperanzas, de
que dentro de un año, aparecerán nuevos payasos en este
“circo” instalado de forma permanente en Ceuta.
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