Pasear o simplemente regresar a casa se ha vuelto un peligro
para las jóvenes que viven en las inmediaciones de las
calles Sevilla y Molino donde, en las últimas semanas, se
han producido varios asaltos.
No importa si es de día o de noche, ya que una de las
mujeres fue asaltada a las siete de la tarde, tampoco si es
un día festivo o laborable, el hecho es que un chico joven,
menor de treinta años según sus víctimas, se dedica a
asaltar a las chicas que se encuentra al comienzo de la
calle Sevilla, en el Recinto.
La Policía aún no lo ha detenido y ni siquiera se sabe si
trata de la misma persona ya que aunque las dos víctimas
consultadas por El Pueblo coinciden en señalar que se trata
de un joven de raza árabe, menor de treinta años y vestido
con chándal, el modus operandi no coincide, tampoco la
estatura (la primera dice que medía un metro setenta
mientras que la segunda asegura que estaba próximo al metro
noventa de altura).
Hace casi un mes, una joven de 22 años que subía a su casa
por las escaleras que unen la calle Real con la calle
Sevilla fue abordada por un joven. Comenzó pidiéndole la
hora pero, en apenas unos minutos, se avalanzó sobre ella y
la arrinconó contra la pared golpeándola y sujetándola con
violencia. Tras unos minutos de forcejeo y tras decirle que
no gritara, el chico cogió el bolso de la joven y salió
andando calle abajo “tan tranquilo”, según ha relatado la
chica. Ella no se atrevió a gritar “por miedo a que me
sacara una navaja” y, aunque puso una denuncia en la
Comisaría, aún no ha recuperado la documentación que tenía
en la cartera. Eran las dos y media de la madrugada de un
miércoles.
Hace apenas cuatro días, el lunes, otra joven fue asaltada
en plena calle. Era medianoche y regresaba de casa de una
amiga. En los escasos metros que separan ambas casas,
situadas en los números 3 y 30 de la calle Sevilla, un joven
“de aproximadamente un 1,86 metros” salió de su escondite
junto a unas escaleras y la amenazó con una navaja: “yo no
entendía nada, no hablaba apenas español”. Tiró del bolso de
la joven pero ésta comenzó a gritar y a golpear en la puerta
y la ventana de una de las casas bajas que hay en la acera
de la calle. “Creo que se asustó de mi reacción y,
afortunadamente, salió corriendo pero el susto no te lo
quita nadie”, relataba la joven, de 26 años.
En ambos casos, afortunadamente, no hubo que lamentar daños
graves aunque la primera si que fue víctima de un fuerte
forcejeo.
Gracias a sus denuncias, la Policía Local cuenta con una
descripción aproximada del agresor aunque ninguna de las dos
pudo verle la cara porque se la tapó en ambos casos.
Ambas confiesan que tienen algo de miedo al regresar a casa
y que, ahora, caminan más deprisa “para llegar cuanto
antes”. Los sucesos no han pasado desapercibidos para el
vecindario que se siente inseguro al moverse por estas
calles.
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José María Romero: “Confío en que sean hechos aislados”
El vocal de Seguridad Ciudadana de
la FPAV, José María Romero, es, además, presidente de la
asociación vecinal del Recinto y ha señalado que confía “en
que se trate de hechos aislados que pueden pasar en
cualquier parte de la ciudad”.
Considera que desde que se puso en marcha la coordinación
policial por distritos “se nota el cambio” aunque reconoce
“que a los vecinos cualquier despliegue nos parece poco,
siempre aspiramos a que haya un policía por cada calle
aunque eso sea totalmente imposible”.
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