PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura


Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - VIERNES, 21 DE ABRIL DE 2006

 
OPINIÓN / PERSONAL Y TRANSFERIBLE

Realidad nacional

Por Domingo Ramos


Ahora que está de moda aquello de que Cataluña, el País Vasco, Comunidad Valenciana (en cuanto se apruebe el Estatuto Catalán), Xunta de Galicia, (ya en sintonía para la inclusión con las demás comunidades históricas a fin de que se contemple en sus estatutos el término “nación”) y últimamente Andalucía cuyo Parlamento tiene el propósito de definirla en el preámbulo de los suyos como una “realidad nacional” ante la reacción de los andaluces que lo toman a sorna o cachondeo según se quiera definir con cierto estilo gramatical más selecto o vulgar, éste último de uso corriente en la Comunidad, nos lleva a preguntarnos si tendríamos que reivindicar en nuestro futuro Estatuto el carácter de “realidad nacional” de la Ciudad Autónoma de Ceuta, aun cuando esto no sonaría a hilaridad sino, como a los andaluces, a verdadero cachondeo.

Pues algo parecido nos encontramos en el proyecto de Estatuto Andaluz, que a lo mejor consideran como méritos para llamarse “nación” que desde tiempos de Abderrahaman I, fundador del Emirato Español Independiente, creador del Consejo de Estado donde se elegía el primer ministro y otros cargos y se designó como capital a la ciudad de Córdoba, o de su descendiente Abderrahaman III, primer califa español, quien rompió toda dependencia con Bagdad e impuso su hegemonía a la España musulmana, contaba desde entonces de un “régimen nacional”, o sea, totalmente independiente. Pero, no es menos cierto que, desde 1492 fecha de la reconquista de Granada por los Reyes Católicos, Andalucía viene siendo parte integrante de la nación española, como sucedía antes de la dominación musulmana. Por otro lado, la definición “realidad nacional o nación”, como quiera llamarse, no disfruta de la aceptación de sus habitantes ya que, según tenemos leído, tan solo un treinta por ciento de los andaluces (quizás influenciados por la propuesta de su presidente perteneciente al Partido Socialista o inclinación política) comulga con la consideración “nacional” del pueblo andaluz, sintiéndose el resto españoles de hecho y de derecho.

Y si todo ello lo trasladamos a Ceuta, de soberanía portuguesa hasta 1415 y española por propia decisión de sus habitantes desde 1580, ahora que se está discutiendo, y mucho, la redacción y contenido de nuestros futuros Estatutos y quisiéramos incluir en su preámbulo la “realidad nacional” de nuestro pueblo, no tendríamos más remedio que tomar a chanza la expresión pues, aparte de que, aun cuando desconociendo encuestas al respecto de sus habitantes, estamos seguros que la inmensa mayoría, sea de origen cristiano, musulmán, hindú o israelita (españoles de origen o quienes se acogieron por su propia voluntad a la nacionalidad “española”) tienen el más hondo y marcado sentimiento de españolidad y, por consiguiente, de convertirse en una Comunidad Autónoma dentro del Estado, aun cuando este Estado lo conformen diversas regiones, cada una caracterizada por su lengua o historia, pero todas pertenecientes a una “patria común e indivisible de todos los españoles” como establece la Constitución que por mayoría absoluta (cerca del 88 % de aceptación por parte del censo electoral de la nación) aprobó en referéndum llevado a cabo a tal fin en diciembre 1978.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto