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OPINIÓN - VIERNES, 21 DE ABRIL DE 2006

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Me acuerdo de aquello que decía la sabia de mí abuela cuando aumentaba, en determinados momentos, el número de personas. Siempre decía lo mismos: “ no cabíamos en casa y parió la abuela” .

Nosotros, en esta tierra nuestra, como si no hubiésemos tendio poco con el agua caída el viernes santos, que impidió la salida procesional de varias cofradías nos viene, el pasado sábado y domingo una plaga de zánganos que inundó Ceuta. Con la llegada de la mencionada plaga, a uno le da por repetir lo que decía la sabia de mí abuela “no cabíamos encasa y parió la abuela” ¡Será por zánganos, señor!.

Nos dimos cuenta y nos apercibimos de la existencia de la plaga, cuando nos encontrábamos, justamente, a la altura de la puerta principal del Palacio Municipal, cuando uno de los zánganos, de los que componían la plaga que inundaba Ceuta naturalmente, por poco nos rompe el cristal de las gafas al chocar contra el correspondiente al ojo derecho.

El pobre quedó para el arrastre y el cristal ni se inmutó ante el golpe recibido. Creo, y esto no quiero que se tome como un intento de apuntarme ningún tanto, que evité, con el cristal de mis gafas, que el zángano se colara en el Palacio Municipal.

No, por favor, no tirarme bocadillos de jamón que me voy a mosquear, que evitar aunque sea con el cristal de unas gafas, que un zángano se cuele en el Palacio Municipal lo hubiése hecho cualquiera aunque, en el intento, como es mi caso, se hubiése roto el cristal de las gafas.

Ni te cuento serrana del alma, la que se hubiése armado de colarse, en el Palacio Municipal, una parte de esa plaga de zánganos. El dineral que le hubiése costado a las arcas municipales, en esas que invertimos todos los ceutíes con nuestros impuestos, en acabar con la plaga de zánganos que hubiésen tomado por asaltos las distintas dependencias, con el consiguiente susto a todas aquellas funcionarias, cuando hubiésen llegado el lunes a ocupar sus puestos de trabajo y ver, junto a ellas, a todos aquellos zánganos.

Ahora, como la cosas están como están, ¿se imaginan ustedes, lo qué hubiése pasado, si les da por intervenir a algunos de esos que tanto defienden a los animales y no podemos matar a los zánganos.?

El problema que se nos plantearía, no se rían por favor, que no es para tomarselo a risas, no es tan fácil como algunos puedan pensar. Puesto que la Ciudad tendría que cubrir los gastos de alimentación que tuviésen estos zánganos que se habían colado, así como quien dice por la cara, en el Palacio Municipal.

Menos mal que se largaron y no continuaron entrando en el Palacio Municipal, porque si llegan a aumentar el número de zánganos, hubiésemos tenidos que gritar, con todas nuestras fuerzas: ¡Por favor, más zánganos, no!.

Como los partidos políticos están preparando las próximas elecciones municipales quiero advertir, sin cobrar ni un sólo euro por ello, uno es así no lo puede remediar, que los zánganos no son más que el macho de las abejas , que me lo he leído en un diccionario que tengo colocado, desde hace una jartá de años, en la mesilla de noche. O sea, algo así, para que nos enteremos todos, el marido de la abeja Maya

También queremos advertir, que los zánganos son más flojos que un bastón de chicle y se pasan la vida sin dar un palo al agua. Esto, por supuesto, también me lo he leído en mi particular diccionario, ese que tengo en la mesilla de noche y que me sirve para enterarme de todo lo que no sé. Ni te cuento, serrana del alma, la jartá de ignorante que soy. No sé, de verdad, qué sería de mi sin ese diccionario que tengo en la mesilla de noche, que me paso la vida leyendo una y otra vez. Oiga, amigo guardia, la de cosas que he aprendido gracias a él.

Digo todo esto, no vaya a ser que, algunos políticos, se confundan y lleguen a creer que estos zánganos, por supuesto ilegales, se pueden legalizar y contar con sus votos para las próximas elecciones prometiéndoles, a todos ellos, que en caso de ganar se les buscaría un puesto de trabajo bien renumerado. El que avisa no es traidor.

Puede que algunos de esos que, siempre, dicen que tengo una gran imaginación y que me invento las cosas, incluidas las noticias, como pueden ser las aspiraciones de cierto personajillo a ocupar un puesto político, y que para conseguirlo se ha convertido en el pelota y lameculo número uno de otro personajillo, no me crean lo de los zánganos.

A todos ellos, les recomendaría que mirasen en el diccionario y se enteren de que, una vez más, no me invento nada, porque nada tengo que inventarme, ni me he inventado a lo largo de más de cincuenta años pegándole a las teclas, como periodista que soy, según dice una cosa que tengo parecida a un pasaporte con el número 14.007 en el Registro Profesional de Periodistas.

Un consejo gratis, no te cobro, deja de ser pelota y lameculos y trabaja alguna vez en tu vida porque, sigues siendo, el mejor representante de los zánganos. Adiós, meapilas.
 

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