Días pasados se celebró una asamblea general de socios del
Club Náutico C.A.S. a la que no pudimos asistir por
encontrarnos ausentes de la Ciudad aunque, como siempre,
dado que contamos con numerosos socios con quienes
mantenemos sincera amistad y quienes sabedores de nuestro
interés por la entidad, nos han ampliado la información que
ya teníamos y de la que, no hace mucho, dimos cuenta en
nuestro diario.
Resulta que el C.A.S. todavía no dispone de los medios
imprescindibles para su puesta en funcionamiento, entiéndase
mobiliario, equipo industrial de hostelería, equipo de
oficina, decoración, etc. (encontrándose en trámites de
concierto de explotación con una empresa del ramo) y cabe
preguntarse ¿donde han ido a parar todos estos enseres de
que disponía el Club, aparte de las piezas de museos
(anclas, cuados, cepos, cámara hiperbárica), fotografías,
trofeos con sus vitrinas, etc. etc. así como a quien exigir
responsabilidades por la desaparición de los mismos?.
Se cometió, ya lo decíamos, una tropelía, al tenerse “la
necesidad por parte del Puerto de construir una carretera”
cuyo plazo de finalización de obras cumplía coincidiendo con
su inauguración en tiempos de elecciones y se justificó la
ignominia con la demolición de la edificación (aun cuando
quedaban unos cuantos años para el cumplimiento del plazo de
concesión administrativa de los terrenos) de que disponía el
Club, pero la expropiación de la propiedad del mismo,
llevada ésta a cabo con aportaciones de los socios, no ha
sido indemnizada y su partida de cerca de cincuenta millones
-sin valorar piezas de museo- dados de baja en el Activo del
Club como pérdida en la consiguiente cuenta de Pérdidas y
Ganancias, ya que el nuevo edificio construido, cuyo abono
todavía no ha sido concretado ya que se están buscando
(dicen que por PROCESA) 600.000 Euros -cien millones de
pesetas- para cubrir la totalidad del incremento del
presupuesto redactado en su día. Aparte de que aun no se ha
determinado a quien va a corresponder la titulariza de la
nueva edificación, lo que produce, como ha sido, la
minoración del patrimonio en la cantidad señalada, ni
determinado todavía a quien corresponderá la titularidad de
dicha edificación.
Para colmo, últimamente se ha adjudicado la explotación de
la dársena deportiva a una empresa privada, con unas
condiciones económicas que obligarán a la misma al
incremento de estadías y de sus servicios, correspondiendo,
como no puede ser de otra manera, a los usuarios sufragar
dicho incremento.
Y después de todo ello, cuando los socios del Club señero en
Ceuta, que hizo que el nombre de nuestra Ciudad se citara
por todas partes del mundo, con campeones olímpicos,
nacionales e internacionales de caza submarina (subcampeón
del mundo), pesca al currican (con el galardón del record de
España de peso en capturas de atún) con notables actuaciones
en el ámbito internacional de moto-náutica, vela,
piragüismo, etc., se ve ahora en trance de desaparecer
porque por muy eficientes que sean los actuales directivos
(a quienes hay que reconocer su loable actuación), díganme
quienes van a ser los que quieran participar en un proyecto
en el que únicamente (aparte de las actividades de vela y
piragüismo dirigidas casi exclusivamente a menores) se va a
disfrutar de las instalaciones en lo que a restaurante se
refiere (cuyo acceso tiene que permitirse a quienes no sean
socios para la rentable explotación del mismo) por el
“módico” precio de unas tres mil y pico pesetas mensuales,
sin descuentos ni servicios a los poseedores de
embarcaciones que, en su mayoría venían siendo quienes
componían la masa social del Club y, por ende, sosteniendo
la prestigiosa entidad deportiva ceutí.
|