Leo que Salvador de la Encina suena, insistentemente, como
candidato a ser director general de la Guardia Civil. Y
pienso que si Alfredo Pérez Rubalcaba tiene previsto, de
verdad, sustituir a Gómez Arruche, bien haría en decidirse
por el diputado socialista. El cual vive entre Cádiz y
Madrid sin olvidar nunca la tierra donde nació: Ceuta. No ha
mucho, Antonia María Palomo me presentó a De la Encina, en
una de las muchas veces que este suele arribar a la ciudad.
Y dialogué unos minutos con alguien a quien siempre he
valorado por sus declaraciones: alejadas en todo momento de
tics demagógicos y aspavientos de político con trazas de
jabalí. Y ese mismo día recuerdo que hablando con un
destacado militante del PP le dije que, de querer Salvador
sería, sin duda, un adversario difícil para Juan Vivas en
unas elecciones autonómicas. Y es que lo tiene casi todo:
formación, presencia, madurez política, y además está en esa
edad donde las fuerzas aún permanecen intactas para actuar
con decisión y levantarse cada día con el único objetivo de
cumplir con las obligaciones contraídas. El militante no
dudó en responderme: “Salvador está llamado a ejercer un
cargo importante en el Gobierno y no creo que aspire a
enfrentarse con un Vivas que tiene al pueblo metido en el
bolsillo”. De momento, puede que acierte la persona a quien
me confié.
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