Vendo piso 3 dormitorios, 2 baños, cocina, equipada,
completamente reformado. Precio. 190.000 euros”. “Se vende
piso, 3 habitaciones, dos baños, Precio. 245.000 euros...”
La respuesta de un joven ceutí ante los anuncios
clasificados de ventas de pisos puede tener dos variantes:
una, risa nerviosa o, dos, el llanto amargo de quien se ve
atrapado en un callejón sin salida.
Si pasamos la página y buscamos entre las ofertas de empleo
la sensación de pesimismo se agranda y alcanza dimensiones
de drama: sólo cuatro anuncios, un dependiente, un
comercial, dos camareros y uno din especificar,
probablemente ninguno de carácter indefinido.
Un drama silencioso que afecta a todos los jóvenes e impide
emanciparse a más del 70 por ciento de los jóvenes de Ceuta
y Melilla según los datos del Observatorio de la Vivienda
recabados por el Consejo de la Juventud de España (CJE).
Vivienda y empleo, las cruces de la juventud española,
siguen caminos divergentes. Por un lado, el precio de la
vivienda continúa cabalgando a galope tendido, sin que
parezca tener visos de frenar significativamente; y por otro
lado, el desempleo es, sin duda, la primera preocupación de
los jóvenes, cuya tasa de paro supera el 24%, y la población
en activo se ve condenada a contratos temporales que no van
nunca más allá de un año.
La evolución del precio de la vivienda libre en Ceuta ha
dado un respiro en el primer trimestre del año, bajando un
3,2%, frente al fuerte incremento de los precios de la
vivienda en Melilla, donde se dispararon hasta el 11,3%.
Este significativo descenso del precio del metro cuadrado de
vivienda libre en la Ciudad Autónoma apenas ayuda a acceder
ala vivienda, los precios siguen siendo muy altos: así, un
joven ceutí necesitaría, de media, un 42,4% de su salario
para hacer frente al crédito necesario para pagar la casa,
frente al 48,9% necesario para hacer lo propio en Melilla.
Un proporción que si estudiamos por sexos el esfuerzo
inversor nos encontramos con una enorme brecha de
desigualdad que tiene como origen la diferencia salarial
entre hombres y mujeres. Así, una mujer menor de 35 años
necesitaría más de la mitad de su sueldo para pagar el piso
mientras los hombres necesitan el 40%.
Si analizamos los tramos de edad nos encontramos que un
joven de entre 18 y 24 años debería destinar casi el 60% de
su escueto salario mientras los ceutíes de entre 30 y 35
años, los más necesitados de emancipación, necesitarían más
del 40% para pagar el préstamo vivienda. Estos jóvenes,
treintañeros, son la mayor parte de los que ya forman un
hogar joven.
Jóvenes pero emancipados
Treintañeros languideciendo en el hogar paterno, jóvenes
soñando con un techo propio en el que desarrollarse y, quien
sabe, formar una familia o simplemente disfrutar de la
independencia... un horizonte que cada día parece más
lejano, también en Ceuta. De los más de 36.400 jóvenes de
Ceuta y Melilla, casi el 30% de la población y sólo el 30%
de éstos, emancipado. La liberación de los jóvenes ceutíes
del hogar familiar pierde peso año a año. Concretamente, en
2005, el número de hogares jóvenes cayó casi un 20%,
alcanzando los 4.845 hogares formados por jóvenes y sólo el
13,3% tenían un menor de 35 años como persona de referencia.
De entre estos datos destaca uno singular: el número de
hogares jóvenes cayó significativamente en todos los tramos
de edad pero si miramos la emancipación por sexos nos
encontramos que las mujeres se lanzaron en 2005 a vivir
solas. Así, las chicas que buscaron emanciparse y formar un
hogar joven creció un 143%.
La emancipación de los jóvenes es un problema a tener muy en
cuenta tanto en Ceuta como en Melilla, las dos poblaciones
más jóvenes del país. En Ceuta casi el 70% de los menores de
35 años vive aún con sus padres y sólo el 18,6% de los
jóvenes de entre 30 y 35 años viven por su cuenta, es decir,
más de un 80% de los treintañeros, una edad en la que hace
poco más de una década era más que normal haber formado una
familia y estar emancipado y en la que ahora aún resulta
inviable vivir fuera del hábitat familiar. Y es que la
economía familiar es la que logra mantener el equilibrio y
asegurar la manutención y alojamiento de los jóvenes.
Casi no hace falta enumerar las razones que obstaculizan el
acceso a la vivienda de los jóvenes, razones que se resumen
en una: precio. Una vivienda libre supera los 135.000 euros,
un 16% más que en 2005, mientras que la vivienda libre nueva
supera los 140.000 euros, un 18,45% más que el año pasado;
mientras el precio de la vivienda de segunda mano se
incrementó un 14,94% superando los 134.00 euros. Precios
desorbitados si tenemos en cuenta que el precio máximo
tolerable por un bolsillo joven ronda los 90.600 euros, poco
más de cien mil si el joven tiene entre 30 y 35 años.
Respecto al tamaño de las viviendas los jóvenes se
conformarían no ya con treinta metros cuadrados sino incluso
con menos, aunque preguntados por el CJE tasaban los metros
cuadrados mínimos tolerables en torno a los setenta metros
cuadrados.
Empleo sin futuro
Pero todas estas variantes, porcentajes y deseos pasan por
un sueldo digno que permita hacer planes de futuro. Algo
casi tan difícil como pagar la vivienda. De los más de
36.000 jóvenes de Ceuta y Melilla, el 62% está en activo, un
3% más que en 2005. De esta población joven menos de la
mitad, el 48% tiene un trabajo, cantidad que sube hasta el
65% si observamos al segmento de población joven entre 30 y
35 años.
Lo descorazonador comienza cuando analizamos la proporción
de contratos temporales e indefinidos. Así, sólo el 19% de
los jóvenes tiene un contrato indefinido, afortunadamente
este tipo de contratación creció un 1,76% respecto al
ejercicio anterior. Otro dato positivo pasa por la
incorporación de la mujer a la contratación indefinida
registrándose un incremento del 57% respecto al ejercicio
anterior frente a un descenso de casi el 15% en el caso de
los hombres.
Alta temporalidad
Respecto a la contratación temporal, el 23,3% de los
jóvenes, 8.481 trabajan con un contrato eventual de los que
la mitad, 4.452 jóvenes firmó un contrato temporal de menos
de un año de duración. El 28% de los jóvenes entre 24 y 34
años han de conformarse con menos de un año de contrato lo
que coarta seriamente el acceso a la vivienda y la concesión
de un crédito obstaculizando la emancipación pese a la
incorporación de los jóvenes al mercado laboral. Y es que el
empleo, o mejor dicho: el desempleo es junto con la vivienda
el principal problema de los jóvenes y su principal
preocupación. Así, el 22,8% de los jóvenes, más de cinco
mil, está en paro, porcentaje que sube hasta el 35,8% de los
chavales de entre 18 y 24 años, el 18,6% de entre 24 y 29
años y el 15,9% de los mayores de treinta años. Un problema
que sigue creciendo y que en el último año experimentó un
preocupante incremento del 31,35%, que subió un 80% en la
franja de edad de entre 24 y 29 años y un 30% de subida
entre los jóvenes de entre 30 y 34 años. De estos más de
cinco mil chicos y chicas en paro el 37% está inactivo. El
salario medio, según el CJE, de un joven ronda los 14.051,80
euros, que sube hasta los 15.622,17 euros para un
treintañero, mientras que mantener un hogar joven cuesta una
media de 22.592 euros.
Resulta reseñable que sólo el 13% de los jóvenes ceutíes es
estudiante.
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