Eran aproximadamente las siete de la tarde de ayer cuando
una persona que caminaba por la orilla de la playa de La
Ribera se percató de la presencia de un objeto extraño
semienterrado en la arena. Al darse cuenta de que podría
tratarse de material peligroso llamó a la Policía Local de
Ceuta que, inmediatamente, derivó el aviso a la Comandancia
de la Guardia Civil.
Varios agentes de este cuerpo de seguridad se personaron en
el lugar indicado y, tras acordonar la zona, dieron aviso a
los Tedax del Ejército, ahora llamados EOD (Explosive
Ordnance Disposal - Desactivación de Municiones y Artefactos
Explosivos Improvisados).
Ante semejante despliegue de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad
del Estado, decenas de curiosos se detuvieron en el paseo de
la calle Independencia intentando saber el motivo de tanta
expectación: se trataba de una granada de mortero de uso
reglamentario del Ejército que habría sido transportada
desde los arenales de Calamocarro, área que antaño fue
utilizada por las unidades del Ejército como campo de
entrenamiento.
Cuatro artificieros de los EOD del Regimiento de Ingenieros
nº7 de Ceuta se encargaron de hacer estallar el proyectil
mediante una carga especial detonada a distancia. Aunque la
explosión era controlada y la granada estaba enterrada con
sacos terreros para amortiguar la onda expansiva, se tomaron
las precauciones necesarias y durante unos minutos se cortó
el tráfico rodado, se pidió a los vecinos que cerrasen las
ventanas de sus casas y se impidió el pase de los
transeúntes por la acera próxima a la playa.
Sobre las las nueve y media de la noche se llevó a cabo la
explosión controlada de la carga, que apenas difirió del
sonido de un petardo, y que fue todo un éxito. Unos minutos
después se restableció el tránsito normal por esta avenida
mientras los miembros del RING 7 recogieron los restos del
proyectil.
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