10. LUNES
La Asociación Deportiva Ceuta le ha ganado al Jaén el
domingo por la mañana y el lunes los aficionados vuelven a
hablar de fútbol con alegría. Paseo por el centro de la
ciudad y alguien conocido llama mi atención desde un
corrillo donde se está conversando sobre la buena nueva: con
Carlos Orúe el equipo no ha perdido todavía.
Se me pregunta por el partido y respondo que no estuve en el
Murube. De pronto, uno de los contertulios dice que el nuevo
entrenador tiene una flor en el culo. Esa flor es la que
brota haciendo las cosas bien; es decir, situando
correctamente a los jugadores en el césped; otorgando
misiones concretas a cada componente del grupo, ateniéndose
a las características de cada uno; y, desde luego, sabiendo
corregir sobre la marcha los problemas que plantean los
rivales. A partir de ahí, sigo diciendo, los triunfos van
llegando y la confianza en el entrenador le permite a éste
tomar decisiones arriesgadas en todo momento y sin temor a
ser criticado. Orúe ha tenido claro además, desde el primer
momento, a lo que venía: a entrenar y a no meterse en
camisas de once vara. Y, por tanto, más que una flor lo que
habrá que decir muy pronto de él es que tiene un jardín
donde todos sabemos.
11. MARTES
Y ya que hemos empezado la semana hablando de la ADC,
conviene recordar lo mal que lo ha estado pasando Juan
Vivas hasta que alguien fue y le dijo que firmara a
Carlos Orúe cuanto antes. Lo que no sé es si
el presidente es tan agradecido como para reconocerlo en
cualquier momento. De todos modos, conociendo a Vivas seguro
estoy que los últimos resultados le han levantado la moral y
ya estará pensando en que nunca más deben cometerse los
errores de esta temporada. Ahora bien, los equipos deben ser
regidos por profesionales y no por directivos aficionados o
por personas que proclaman no saber ni papa de cómo
gestionar un club, porque no les gusta el fútbol. Los
mejores años del Deportivo de la Coruña han sido bajo el
mandato de Lendoiro: el cual gana un sueldo que tiene
que defender contra viento y marea. Por ello, no sería
ninguna tontería que el presidente de la Ciudad empezara
cavilar ya acerca de la persona más idónea para ocupar ese
puesto. Yo tengo varios nombres, pero uno en especial es el
que yo no dudaría en elegirlo como primer presidente
profesional del club. Aunque jamás se me ocurriría mentarlo:
pues seguro que avalado por mí tendría ya en contra la
voluntad de todos los palmeros que actúan en el City Hall
12. MIÉRCOLES
Bernardo Provenzano, el jefe supremo de la
Cosa Nostra, o mafia siciliana, ha sido detenido por fin
cerca de la evocadora localidad de Corleone, en el corazón
de la isla. Ello ha sucedido 40 años después de haberse
escapado de la justicia, de manera espectacular. Pero no es
de Provenzano de quien queremos escribir sino de cómo los
españoles hicimos todo lo necesario para que la Mafia
naciera en una isla dejada de la mano de Dios y de los
hombres, allá cuando tocaba a su fin el primer tercio del
siglo XVIII. Es decir, con el advenimiento de los
Borbones a la corona de España. La organización surgió
como una forma de resistencia ante la administración
borbónica, que siempre repartió prebendas, territorios y
propiedades entre los sectores de la nobleza que fueron
fieles a sus intereses, convirtiendo la isla en un centro de
extracción de impuestos, lo que acabó granjeándoles la
enemistad de casi toda la población siciliana.Conviene
aclarar que Nápoles estaba bajo el dominio de los virreyes
de origen español. Y que los calabreses muertos de hambre
invadían a los sicilianos y se aprovecharon de la cosecha de
trigo sin pedir permiso a nadie. Motivo suficiente para que
los campesinos comenzaran a pensar en defenderse. Y le
dieron vida a una sociedad que empezó llamándose la Cosca y
que terminó siendo la Cosa Nostra.
13. JUEVES
Hace muchos años que Juan Luis Aróstegui
y yo dejamos de dirigirnos la palabra. Y muchas han sido las
veces que yo he manifestado mis desacuerdos con sus
opiniones. Pero esto no quita ni pone para que yo reconozca
que lleva toda la razón del mundo en lo que ha escrito hoy,
en el Dardo de los jueves: “En el PP de Ceuta están acogidos
y recogidos los que paseaban por la Gran Vía de Ceuta
aplaudiendo, jaleando y vitoreando al partido que hoy tiene
tanta gente en la cárcel. Ante el bochorno y el sonrojo de
propios y extraños. Así, el PP oculta y blanquea todos los
casos de corrupción cometidos por el GIL en nuestra ciudad.
Y hasta protege a sus valedores”. Son fragmentos extraídos
de un artículo que se basa en lo ocurrido en Marbella, para
recordarnos la época donde los gilistas se hicieron dueños
de esta ciudad. Una época que debería ser recordada con
vergüenza y que, sin embargo, ha servido para comprobar de
qué manera se premia a quienes pertenecieron a un partido
que vino a expoliar las arcas municipales. Me imagino que, a
partir de ahora, Juan Luis Aróstegui no será bien visto en
la televisión local.
14. VIERNES
De la España de los años treinta, por más que algunos se
empeñen en pedir a voz en cuello que sea el silencio lo que
prevalezca, se seguirá hablando y escribiendo. Es lo que ha
ocurrido hoy al cumplirse el 75 aniversario de la
proclamación de la Segunda República. Porque ésta surgió
como la mayor esperanza para la España pobre, mísera y
sojuzgada por los poderes fácticos, y terminó siendo
fagocitada por esa otra España que no quería, bajo ningún
concepto, renunciar a sus innumerables privilegios. De todos
modos, y a pesar de los muchos libros que se han editado en
relación con esa década que principió jubilosa y acabó
sumida en un baño de sangre y lágrimas, da la impresión de
que pocos son quienes los han leído o tal vez carecen de la
ecuanimidad necesaria. Puesto que las opiniones son
apasionadas y parciales. Y creo que ya ha transcurrido
tiempo suficiente para analizar con frialdad las actuaciones
de todas las partes que contribuyeron a desencadenar una
guerra civil. Ni unos fueron tan buenos, ni otros tan malos:
aunque lo cierto es que los pobres perdieron la batalla
porque tenían prisas por comer caliente y, a ser posible,
todos los días y fiestas de guardar.
15. SÁBADO
Cara para jugar al abejorro. Es una frase hecha andaluza. Y
se dice de quien tiene la cara ancha y redonda como un
pandero. Porque, antiguamente, se jugaba entre los
chiquillos a un juego en el que se le daba al contrincante
un golpe con un pañuelo en la cara, y naturalmente mientras
más grande era la cara más fácilmente se le atinaba. La cara
más grande de España, actualmente, es la del Madrid. Ya que
pocos son los que se privan de golpearla con tino. Empezando
por la federación, continuando por los árbitros, el
presidente del Getafe y terminando por todos los que dicen
quererlo mucho pero no se cansan de atizarle en el careto.
Es también el caso de Vicente del Bosque.
Un Del Bosque a quien le ha dado, en los últimos tiempos,
por jugar al abejorro como si hubiera vuelto a esa edad
donde los descubrimientos impiden entregarse a nada que no
sea esa obsesión por lo nuevo. Primero se entretuvo en
llorar su salida del Madrid; pero se marchó a Turquía y
principió a jugar al abejorro hasta olvidarse de que sus
obligaciones estaban con el equipo que le había contratado
por la fama obtenida en el conjunto madridista. Luego,
cuando le dieron el bote en esa tierra comprendida entre
Asia y Europa, siguió jugando al abejorro en todas las
emisoras donde apetecía darle vida a un juego que, por lo
visto, produce algo parecido al orgasmo. Y, por ultimo,
cuando parecía que Fernando Martín había
convencido a Del Bosque de que jugar al abejorro, a ciertas
edades, es algo que no está bien visto. Y todos creímos que
el salmantino dejaría de comportarse como un niño apenado
porque le habían retirado la teta de la madre. Que si
quieres arroz, Catalina: puesto que Vicente sigue
contándonos sus penas. ¡Y tiene dinero, eh!
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