Te llamo desde Sevilla. Donde
estoy viviendo un ambiente muy distinto al que disfruté en
Jerez cuando lo de las motos. Aunque estoy cumpliendo con la
promesa que hice: olvidarme de que existen los vinos finos.
-Metijón, ¿se puede saber de qué quieres hablarme hoy?
-Oye, Manolo, conmigo no uses ese tono despreciativo.
Que te conozco más que a ese fulano que lleva ya un siglo en
un cargo y todavía no ha sido capaz de hacer una auditoria.
-Eso no es verdad. Pues las federaciones de fútbol se
distinguen por ser limpias como los chorros del oro, cuando
se trata de manejar los dineros.
-Vaya, hombre, pero si ABC ha venido diciendo que la
contabilidad de la FEF está más liada que la pierna de un
romano. Y si eso es así...
-Procura no responderme con frases hechas. Además, lo
publicado por ABC, en su día, carece de actualidad. Amén de
que lo que pueda ocurrir en Madrid no tiene nada que ver con
las territoriales.
-Cambiaré de tercio, a ver si puedo conseguir que seas
indiscreto. ¿Has visto el pote que se viene dando ese gachó
a quien unas ráfagas de cámaras televisivas le han hecho
creer que era el hombre más importante que había, después
del Rey, en el Santiago Bernabéu?
-No sé de quién me estás hablando...
-¿Acaso no viste la final de la Copa del Rey?
-Sí; claro que sí.
-¿Y qué...?
-Pues, simple y llanamente, que me pareció muy bien que
alguien que, en sus años mozo, no pudo viajar ni siquiera al
Valle de los Caídos, con lo que ello significaba para él,
ahora esté disfrutando de las prebendas que se ha ganado por
vivir cautivado por las excelencias de Ángel María
Villar.
-Me sorprende lo correctas que son tus contestaciones. Ya
que no veo en ellas ni un ápice de malaúva.
-¿A cuento de qué iba yo a largar contra alguien que está
atiborrado de valores cristianos y cuya vida está dedicada
al servicio de los demás? Menuda tarea tiene la criatura con
rezar diariamente para que los pecadores podamos obtener el
perdón.
-Mientes, Manolo, mientes... ¿O acaso no fue ese rezador
quien se reía a carcajadas cuando lo ocurrido en la
calle...?
-No sé de qué me estás hablando. De verdad.
-De seguir en esa postura, seguro que tampoco te atreverás a
decirme hasta qué punto las personas más afines a
Gordillo están deseando decirle al rezador que deje
tranquilo a su presidente.
-Bueno, no creo que interese a nadie el que yo diga que en
el PP hay personas que me han contado que es cachondeable
ver al rezador dorándole la píldora a Gordillo.
-¿Cachondeable?...
-Claro. Debes pensar que hay militantes que se lo vienen
tomando a mofa. Y hacen burlas continuas de esas escenas que
parecen salidas de algún sainete de los Álvarez
Quintero.
-¿Lo ves normal?
-¡Ps!..., allá él. Sus razones tendrá.
-Razones que tú ignoras, ¿no?
-Como no tengo pruebas suficientes, me las reservo.
-Y haces muy bien, pero en lo que a mí concierne no tengo
por qué adoptar tu actitud.
-Lo entiendo; pero que sepas que aquí nada se escribirá de
lo que no tengamos las correspondientes certezas.
-O sea, que tú, que te las das de estar siempre asido a esa
pizca de independencia que aún nos queda, me advierte de que
no se me ocurra comentar de qué manera se está trajinando el
personaje un puesto en... silencio, se rueda.
-Bien, metijón; muy bien. Se nota que estás haciendo muchos
progresos.
|