‘Crónicas de Villajovita’ forma parte de los últimos
‘coletazos’ de la posguerra. Años sesenta, estética y
estilo, fotografías en blanco y negro y miradas infantiles
asientan la base de una historia real con protagonistas de
carne y hueso. Aunque algunos ya no estén aquí.
López resumió su intención literaria como una devolución de
“la complicidad que proporcionan los pequeños momentos de
felicidad, que son escasos y espaciados, en un lugar común;
‘Villajovita’”. En este sentido, destacó la importancia de
la “sensación de pertenencia a un lugar” que “algo” debía
tener de singular. Los ‘niños’, que ahora viven en Alicante,
Andalucía, Bilbao, Barcelona o Pamplona y que participaron
en el acto, tomaron el relevo emocional a las palabras de
López para recordar a los ‘otros’ protagonistas del libro;
“los que ya no están”.
Además, ‘Milan’ agradeció el papel de los ancianos que hace
cuarenta años les “enseñaron a vivir y avanzar”. Tampoco se
olvidó de su mujer, a la que no ha dedicado ninguno de sus
dos libros, pero que le ha ayudado a superar el reto
personal de enfrentarse a su pasado.
No hubo contención de sentimientos, más bien se convirtió en
una unificación de emociones.
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