La capacidad de recuperar la complicidad y la cercanía de un
pasado común ha hecho posible que más de doscientos ceutíes
se volvieran a encontrar tras años sin verse. Entre gestos
de sorpresa, abrazos, besos y sonrisas reconfortadas, un
gran número de ‘niños’, desperdigados por el mapa, se
vieron, ayer, de nuevo las caras. Niñas con vestido, tacones
y bolso; niños con traje de chaqueta y mocasines. Cuarenta
años de diferencia que han terminado en una vuelta a
empezar. “No me ha hecho falta preguntar, le he reconocido a
la primera”, se oía repetidamente entre el barullo general.
Atentamente, con gesto cómplice, Miguel Ángel López
observaba a todos aquellos por los que, básicamente, ha
escrito su libro; niños de 1960, niños de 2006.
Así, el salón de actos del Palacio Autonómico era testigo de
la presentación de ‘Crónicas de Villajovita’: la memoria
común, Ceuta, años 60’.
Viejos amigos
López, autor del libro, estuvo acompañado del Senador por
Cádiz, José Carracao; el director del Instituto ‘Pablo
Picasso’, Aquilino Melgar; el doctor en Pedagogía por la
Universidad de Granada, Francisco Díaz y el Presidente de la
Ciudad Autónoma, Juan Vivas. Los cinco reconocieron una
memoria compartida entre los allí presentes; el recuerdo de
una infancia combinada con las enseñanzas de los mayores de
la barriada.
Vivas abrió el acto manifestando un sincero agradecimiento a
López. El libro -apuntó- “ha terminado como un homenaje a
Villajovita, a Ceuta y a toda una generación”. A
continuación, José Carracao habló de la “gran familia” que
se ha generado en la barriada, hecho que ha impulsado la
puesta en marcha de una página web por la que el autor de la
pieza literaria se animó a recopilar imágenes, cartas y
palabras de una época.
Cuatro verdades
El punto de familiaridad lo puso Francisco Díaz al decir
cuatro verdades literales sobre ‘Milan’. “Siempre fue un
tipo raro” (leía periódicos, construía cohetes y
submarinos); “un embaucador y encantador de serpientes” (
conquistó a los usuarios de la web para hacer reuniones
periódicas) y ha sido “capaz de sonsacar lo más profundo de
los demás” (de él, nada). para hacer realidad un libro que
pone de manifiesto su “mayor placer”: editar y ‘estrujar’
las neuronas de los lectores.
Finalmente, aseguró que ‘Milan’ siempre lleva consigo una
libreta en la que toma nota de las curiosidades con las que
se topa. Papel en el que quedó hueco para ‘Villa jovita’.
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Un pasado que se acumula en el tiempo
“¿Porqué somos felices mirando al
pasado?”, se preguntaba Aquilino Melgar. La respuesta se la
dio el célebre filósofo alemán Sören Kierkegaard: “sólo se
comprende el mirar hacia atrás, viviendo la vida hacia
delante”.
A su juicio, los vecinos de ‘Villajovita’ han hecho un
acuerdo de “coexistencia pacífica” con el tiempo. Así, el
pasado queda “impreso en el presente y se acumula”,
generación tras generación.
Niños que han crecido, como demostraba la presencia de
África Ponce, nieta de la persona más memorable de la
barriada; Jovita. Ponce fue la primera niña nacida en su
barrio y ayer recibió una placa conmemorativa. No sin antes
disfrutar de una proyección fotográfica. Nancy Sinatra,
silencio absoluto y aplausos.
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