Enano, hoy es el último día que
hablamos de la Semana Santa ceutí de nuestra época de niñez.
- Cierto, jefe ya que finaliza y, además, se me acaban las
pequeñas vacaciones que me he tomado con mi familia para
venir a la Semana Santa de mi tierra. El lunes en el primer
barco de vuelta casa, que he dejado cosas pendientes por
hacer y, ya, hasta el mes de agosto en que coja las
vacaciones y venga a bañarme en la Ribera y ver mi feria.
-No te olvides, que eres muy desmemoriado, que antes de
marcharte me tienes que contestar a algunas preguntas que te
tengo que hacer. Recuerda que me lo tienes prometido.
- Usted sabe que si algo tengo bueno es que, jamás, dejo de
cumplir una promesa o una palabra dada. Mi palabra, y eso lo
he copiado de usted, vale más que cualquier firma en un
papel. Así, no se preocupe, que mañana estaré a su completa
disposición para hablar de lo que le venga en ganas. De
todas formas, jefe, aproveche esta oportunidad que va a
tener, porque ya no nos volveremos a ver hasta el mes de
agosto. Por cierto, antes de nada, quiero felicitarle por el
asunto de los guiones escritos.
Perdone, jefe, acabo de meter la pata, ya sé que no quiere
hacerse la más mínima publicidad, cosa que no entiendo. Si
yo fuese,.usted, que no lo soy, me daría todo el autobombo
que se dan quienes no valen un duro y nunca han hecho nada
de mérito en sus vidas. Esa es la gran tragedia de su vida
que no sabe vender la moto.Otros con muchos menos méritos
que usted han vendido, a las mil maravillas, la moto aunque
su moto al contrario que la suya, no tiene ni motor que la
ponga en marcha.
- Enano, tu me conoces perfectamente, paso de todo, yo voy a
lo mío, sin importarme para nada la opinión que puedan tener
algunos personajillos sobre mi persona.
Siempre he sido de esa manera de pensar y nunca voy a
cambiar, Sé que llevas razón, que otros en mi lugar se
hubiésen dado un gran autobombo y, mucho más, en el caso
éste que, sin dudas, debido a su gran importancia, es para
darselo. No todo el mundo puede gozar de la oportunidad que
he gozado yo. Pero, como tú bien dices, hablemos de la
Semana Santa.
- Jefe, recuerdo que en aquella época de mi niñez, el Jueves
y el Viernes Santos, no se podía comer carne. Cosa que en
muchas casas les daba igual porque comer carne, en aquella
época, era un lujo que no estába al alcance de todoslos
bolsillos. Así que nos conformábamos con las celebres
tortillitas de bacalo, que estában de toma pan y moja.
- Enano, que buenas estában las tortillitas de bacalao.
Aquel bacalao que se compraba entero y que si la madre se
descuidaba, nos los comíamos arrancandole tiras. A esas
tortillitas de bacalao, hay que unirle, porque era así, el
arroz con leche. Madre de mi alma, como estába de bueno el
arroz con leche. estába tan bueno que, al final, terminaba
uno lamiendo el plato.
Y desde aquí, recordando aquella época de necesidades, un
homenaje a todas aquellas madres que se convirtieron, por
pura necesidad, en las mejores cocineras que jamás ha dado
este país. Su mérito estába centrado que con nada eran
capaces de hacer una comida que se chupaba uno los dedos.
Al lado de todas aquellas madres, me río de esos que salen
dando recetas y enseñando a cocinar en las distintas cadenas
de televisión.
- Es verdad, jefe, a todas esas madres que vivieron en esa
época de necesidades se les debería hacer, como usted bien
dice, un monumento al arte de ser capaces de hacer de nada
una extraordinaria comida, con la que alimentar a toda la
familia
Con harina, agua, sal y terrones de pan frito, te fabricaban
unas gachas que eran una delicia para el paladar.Y ni te
cuento, serrana del alma, lo que eran capaces de hacer con
un simple huevo.
- Queremos habar de la Semana Santa y estamos hablando de
aquellas fenomenales madres de la época de la necesidad.
- Y de Semana Santa estamos hablando, jefe, porque esas
madres eran unas santas con capacidad para hacer auténticos
milagros, como era dar de comer a toda la familia con los
pocos elementos con los que contaban para elaborar una
comida.
Hoy sobran elemento para elaborar una comida, pero faltan
esas mujeres que, disponiendo de los elementos que se tienen
hoy harían verdaderas maravillas.
A los jóvenes actuales, noles gusta las comidas llamadas de
cuchara, como son toda clase de potajes, ellos prefieren los
bocatas y toda esa comida basura en las que los jóvenes, del
mundo entero, gastan miles de millones anuales. Y todo para
no saber comer y hacer que, cada día, abunden más los ninos
obesos.
Total que, al fin de cuentas, hablar, lo que se dice hablar,
de la Semana Santa, no hemos hablado pero, al menos, hemos
rendido, desde aquí, un pequeño homenaje, a aquellas mujeres
que nos parieron y que, cada día, hacían el milagro de
darnos de comer.
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